Es común, en todos aquellos que nos definimos como liberales, usar principalmente varios términos técnicos cuando el tema económico sale a flote.
Esta característica, no es arbitraria o pretenciosa, nace en la propia filosofía liberal que hace de carácter obligatorio; el citar la evidencia empírica que sustenta nuestras afirmaciones. Esta rigurosidad, siempre ha sido la causante de molestias entre las personas que nos escuchan. Y se usa para acusarnos de fríos, excesivamente pragmáticos e incluso, de inhumanos. Por eso, dejaré a un lado todo el tecnicismo característico de los discursos económicos, para abordar la temática desde una perspectiva más íntima. Así demostraré que la intención final del liberalismo económico, es mejorar la calidad de vida de todos, en especial de los más humildes y vulnerables.
Son en total 3 remedios «propuestas» que describiré de manera clara y simple. Además, mencionaré cómo estas ayudan una familia que esté en estrato uno o dos. Por último, y haciendo un paréntesis, aclaró que este paquete de medidas no surten efecto si son aplicadas de manera individual o si son manipuladas. Incluso, de hacerlo, pueden ser peor que el propio problema; y es que los programas graduales económicos históricamente siempre han fracasado, dejando más miseria a su paso, pero eso es tema para otro día.
Para tener en cuenta
Para abordar estas propuestas, imaginemos una familia de estrato uno o dos, compuesta por cuatro personas. Dos adultos y dos menores de edad. A uno de los dos adultos, que llamaremos «Juan». Es él quien recibe la mayoría o el total de los ingresos de la familia y se encarga también de comprar. Sin mas, comencemos.
Propuesta uno: Bajar los impuestos indirectos.
Iniciamos con una de las más controvertidas, porque es una de las fuentes de ingreso para el estado más importante. Pero antes de entrar en materia, definamos que es un impuesto indirecto; son impuestos indirectos, aquellos que una persona debe pagar por el hecho de consumir o utilizar algo. Nos afectan a todos los ciudadanos por igual, es decir; todos pagamos el mismo porcentaje de impuesto. Independientemente de cual sea nuestro nivel de renta o poder adquisitivo lo que se grava es el consumo o el uso. Con esto puedo señalar, que el mejor ejemplo de impuesto indirecto es el IVA. Para sorpresa de nadie, es este mismo el que debe sufrir una reducción.
¿Por qué el IVA?
Bueno, este impuesto genera un sobrecosto artificial en el producto o servicio comprado, del 19% para el caso de Colombia. Lo cual aumenta el precio que paga el cliente o usuario; o sea Juan. Aquí se debe tener algo muy en cuenta; y es que el problema central de esta crisis económica es el abrupto freno del comercio, no la falta de liquidez como señala Carlos Jaimes en otro articulo del Bastión. En este sentido, la iliquidez es un efecto, más no la causa central.
Analizando así el problema, cobra sentido entonces, que una vez se reactive el comercio, la mejor forma de impulsarlo como gobierno; es que el IVA baje. Con eso, bajarán los precios de los productos o servicios gravados y así hacerlos más accesibles a todos. Con esta propuesta, lo que se busca son dos cosas; uno, que a Juan le rendirá un poco más el dinero y dos, que las empresas afectadas puedan tener más clientes.
¿Y cómo le rendirá el dinero a Juan?
Supongamos que Juan necesita comprar una nueva estufa de 4 puestos, que cuesta $800.000 pesos en su precio neto de venta. El vendedor, le cobrará un valor extra de $152.000 pesos por el IVA del 19%. Entonces, esa estufa adopta un precio total de $952.000
Si se reduce el IVA en 50%, como lo proponemos en el Bastión. El nuevo valor del IVA, sale de dividir esos $152.000 entre 2; o sea, sería de $76.000. Juan, se estaría ahorrando esos $76.000 pesos. Lo cual significa también que la estufa tendría un precio final de $876.000. Con ese ahorro Juan, puede comprar otros productos, como alimentos o algún juguete para los niños, por ejemplo.
Dos aclaraciones; la primera, es que esto sirve también si Juan compra la estufa a crédito, solo que en esta opcion Juan se endeuda menos. La segunda; es que este descuento tiene un carácter exponencial en la economía. Dada la característica indirecta del impuesto, significa que serán millones de personas como Juan, los que tendrán ese dinero extra.
Propuesta dos: Reducción del gasto público.
Otra medida muy controvertida, porque siempre se usan argumentos falsos para desacreditar esta propuesta. Pero vamos por partes, primero ¿Qué es el gasto público? Pues en palabras simples, es todo el dinero que gasta el gobierno para cumplir sus funciones y objetivos. Temas como salud, educación, seguridad y salarios administrativos, son partícipes del gasto público para su “correcto” funcionamiento. Pero ahí se oculta una trampa.
Muchos politiqueros y populistas del país, siempre acusan a los pocos promotores de esta propuesta de querer disminuir únicamente los presupuestos sensibles como; educación, salud o seguridad. Estos, si afectan a Juan de manera negativa. No obstante no incluyen, deliberadamente, el presupuesto para gastos administrativos como los salarios y las mega pensiones del gobierno en sus tres ramas.
¿Y por qué hacen tal cosa?
En otra respuesta simple; corrupción. La realidad, es que los políticos no desean perder los beneficios económicos adquiridos, ya que sus campañas basadas en compra de votos son una inversión. Asi buscarán, de todas las formas posibles, rentabilizar esa inversión durante su periodo de mando. Pero entonces, surge la pregunta
¿Cuál es la manera que se propone, para reducir ese gasto público?
Como es fácil de intuir; la principal forma de reducir el gasto público, sin afectar a Juan, es bajando esos gastos ineficientes que tiene el gobierno. Por ejemplo; los salarios de los altos cargos, el exceso de congresistas, los ministerios inútiles y por supuesto, las exageradas pensiones a ex funcionarios del Estado. Para que quede más claro, les puntualizó uno de esos ejemplos, el reducir salarios a los congresistas.
Si cortamos a la mitad los $32 millones brutos que reciben mensualmente, estamos hablando que el gobierno se ahorrará $16 millones por cada congresista. Multiplicando ese ahorro, por los 278 existentes en ambas cámaras, hablamos de $4.448 millones en ahorro por mes. Ahora, multipliquemos ese valor por los 12 meses de un año, y serian $53.376 millones.
En números: $53.376.000.000 de pesos
Es una cantidad de dinero astronómica ¿Verdad? Pues lo mas injusto es que ahora, en plena crisis económica y con UN MILLÓN Y MEDIO DE DESEMPLEADOS , se debe seguir pagando dicho gasto. Esto sí es verdaderamente una brecha de desigualdad que se debe acabar. Y no duden que Juan, aún siendo de estrato 2 y con dificultades para poder llevar comida a su casa. Está obligado a contribuir como ciudadano para pagar, vía impuestos indirectos, esos salarios.
Volviendo a la reducción. Con esos recursos ahorrados, se puede otorgar un subsidio de $300 mil pesos a 14.826 familias como la de Juan, de manera mensual y durante 12 meses. Así Juan, solo tiene que ahorrar 3 meses para comprar esa estufa para su hogar. Todo esto, cabe resaltar; sin crear un nuevo impuesto, sin recurrir al crédito público y sin emisión monetaria inorgánica. Cosas que sí afectan negativamente a Juan, pero que explicaré en futuros artículos.
También hay que aclarar, que este es un ejemplo puntual sobre un rubro específico. Se estima que el gasto público ineficiente (sin meter la corrupción) en Colombia, asciende a $1 billón de pesos anuales. Para dimensionar esto, serían beneficiarias del subsidio de $300 mil pesos que he puesto de ejemplo; más de 3 millones de familias.
Propuesta tres: Disminuir la excesiva regularización del mercado:
De todas, esta es la más fácil de entender y la que más beneficios trae. Colombia; es uno de los países menos libres en nivel económico en el mundo. Crear, pagar impuestos y realizar trámites para la puesta en funcionamiento de una empresa es un vía crucis digno de una película de terror; donde los protagonistas -nosotros- fallecemos de coraje y aburrimiento por lo estorboso de los procesos burocráticos. Además de generar un gasto fijo, que en muchos casos, repercuten en el precio final del producto o servicio. Que como he recordado constantemente, afecta negativamente a Juan.
¿Y cómo ayuda esto a Juan?
Quitando estas regulaciones burocráticas ineficientes, el primer efecto benéfico es que le da otro impulso al flujo del comercio; problema principal de esta crisis en particular. Con ello, la creación y el sostenimiento de empresas es más fácil, lo que también creará competencia entre las mismas. Estas, tendrán que moldearse para ofrecer un mejor producto o servicio a bajo precio; lo que beneficia a Juan en todo aspecto, ya que puede conseguir otro vendedor de estufas, que venda a menos de los $800 mil del primer vendedor.
El mejor ejemplo, previo a la crisis, se dio en el sector de abarrotes. Tiendas como ARA y D1, entraron en una guerra de precios con marcas tradicionales como olímpica y éxito. Obligando a estas últimas, a realizar cambios para seguir siendo competitivos. El último efecto, es que la creación de empresa, siempre va de la mano con la creación de empleo formal, o sea; Juan tendrá más opciones para solicitar trabajo.
En conclusión; con estas tres simples propuestas que propone el liberalismo económico, las mejoras en la economía se pueden palpar en el corto plazo. Especialmente para familias como la de Juan pero tampoco quiero que se confundan, esto no es una fórmula mágica y milagrosa que cambiará todo para mejor, de un día para otro. En el camino, habrán muchos tropiezos y dificultades. Y como en todo tratamiento, hay que ser constantes con los remedios y esperar que hagan efecto. Pero estoy completamente seguro que este es el único camino real, al desarrollo integral. Está demostrado, históricamente, que esto ayuda no solo a superar cualquier crisis económica, si no a elevar la calidad de vida de los habitantes de manera sostenible y creciente en el tiempo.