Una vez culminados los Juegos Centroamericanos y del Caribe en julio de 1978; surge el barrio Tricentenario en la Comuna No. 5 –Castilla– de Medellín (Colombia). Allí, donde fueron hospedados deportistas mundiales que vinieron a participar en dicho evento, se instalarían los primeros pobladores que hoy completan poco más de cuatro décadas viviendo en esta popular zona del noroccidente de la Capital de la Montaña. En este mismo lugar, también nacería y crecería el que hoy funge como Alcalde de la ciudad: Daniel Quintero Calle.
El pasado 27 de octubre, con más de trescientos mil votos (300.000) y a la edad de 39 años, Quintero Calle derrotó contundentemente al Uribismo, transformándose en el burgomaestre más joven de Medellín y en el más votado de su historia. Ese mismo día, tras conocer su victoria, publicó un trino en su cuenta oficial de Twitter con la frase: “La esperanza derrotó al miedo”. De verdad ¿La esperanza derrotó al miedo? ¿A qué miedo se refiere exactamente Quintero Calle? ¿Medellín tenía razón alguna por la cual temer? O ¿Él constituía(ye) el verdadero miedo? Veamos.
PREVIO A QUINTERO CALLE, Y EN TÉRMINOS GENERALES ¿HA FUNCIONADO BIEN LA ADMINISTRACIÓN DE MEDELLÍN?
Medellín ha sido una ciudad que, si bien no ha sido gobernada excelentemente, nunca ha estado pésimamente mal gerenciada. Desde hace unos treinta años, la elección popular de alcaldes ha traído consigo dirigentes de todos los colores políticos; sin que ello haya abierto la puerta a cambios abruptos en la administración municipal ni a la incursión de grandes escándalos por corrupción. Esto ha favorecido el sostenimiento de un contexto institucional oportuno para el desarrollo empresarial y el coexistir cómodamente, pese a los críticos momentos vividos; producto de la rampante violencia que suscitó la época del florecimiento y consolidación del narcotráfico.
Todo lo anterior se ha posibilitado por la continuidad en tres aspectos primordiales que les competen directamente a las autoridades locales: seguridad, movilidad, y servicios públicos domiciliarios. En lo concerniente a seguridad, ha existido unanimidad respecto a la necesidad de superar la violencia propia del narcotráfico y proteger los derechos fundamentales de los habitantes de Medellín. Así como también se ha tenido unanimidad sobre la percepción nacional e internacional con la que cuenta la ciudad, por lo cual, la lucha por neutralizar y desmantelar bandas criminales dedicadas a esta actividad ilícita ha sido permanente.
En los dos últimos aspectos, se ha posibilitado porque la mayoría de los alcaldes hasta el gobierno anterior, han sabido entender que estos corresponden a cuestiones técnicas y financieras que deben, esencialmente, dejarse en manos de expertos que desde Empresas Públicas de Medellín (EPM), la Empresa de Transporte Masivo del Valle de Aburrá (Metro de Medellín) y el Complejo Ruta N; se encargan de los mismos.
¿ENTONCES?…
Es claro que el buen manejo de Medellín es consecuencia del respeto por la soberanía administrativa y financiera de las empresas públicas en mención, y por mantener la continuidad de sus políticas operacionales y de sus planes y programas de crecimiento.
La llegada a la alcaldía de Daniel Quintero Calle ralentizó el avance de la ciudad y la continuidad de sus proyectos, considerando además, que, su programa de gobierno contenía propuestas que manifiestamente buscaban acabar con la autonomía de EPM, Metro de Medellín y Ruta N. A saber:
- La congelación de las tarifas.
- La creación con recursos de EPM de dos nuevas entidades: la Empresa de información pública de Medellín y la Empresa Tuneladora de Medellín.
PERO…
¿Quién es pues Daniel Quintero Calle?
Quintero Calle es conocido por haberse desempeñado como viceministro de las TIC durante el gobierno de Juan Manuel Santos, y por pasearse sin el más mínimo reparo por todas las tendencias políticas que pudo –Partido Conservador Colombiano, Partido Alianza Verde, Partido Liberal Colombiano, entre otros–. Fue líder además, de un hilarante grupo que se presentaba como el Partido del Tomate, movimiento que también se autodenominaba como “independiente”, pero que en la práctica funcionó como una expresión más de la izquierda radical colombiana.
Desde siempre, Quintero Calle ha procurado ocultar su verdadera filiación ideológica con la última tendencia política en mención, exhibiéndose como alguien “Independiente y de Centro”. Vale recordar que, tan pronto Humberto De La Calle anunció que se lanzaría como candidato presidencial, Quintero Calle renunció a su cargo de viceministro de Santos para adherirse a la campaña del que fuera uno de los más significativos precursores de los Acuerdos de La Habana.
Fiel a su ideología izquierdista, el hoy alcalde de Medellín no dudó ni un instante en anunciar su respaldo a Gustavo Petro para la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de 2018. Aunque, descaradamente, ahora intente negarlo o use artificios retóricos para desligarse del petrismo.
¿Por qué fue elegido?
Quintero Calle, entre otras, fue muy hábil durante su campaña electoral, puesto que plagió gran parte de las maniobras que utilizaron en su momento dirigentes como Sergio Fajardo y Federico Gutiérrez, y las cuales, los llevaron al poder –entre ellas, se destaca el venderse como alguien “independiente”–. Tanto así que, fueron copiados gestos, el estilo para vestir, e incluso, trató de tener un corte de cabello similar a sus predecesores. Quintero Calle, antes de montarse a la alcaldía, manejaba una forma de vestir muchísimo más formal, y su manera de hablar era menos sobreactuada del característico acento paisa.
Dado que Quintero Calle ha estado vinculado con tantísimas filiaciones políticas, tan opuestas las unas con las otras, es evidente que de independiente no tiene nada. Por ende, no hace falta ser un gran estratega político para darse cuenta de que, en su afán de obtener el poder, debió haber concertado multiplicidad de favores políticos con los que fuesen sus padrinos y aliados –aun lo son– en otros tiempos. La influencia de todos estos fueron determinantes a la hora de que Quintero Calle lograra la alcaldía de Medellín.
¿Por qué creen entonces, que la actual junta directiva de EPM se encuentra constituida en gran medida por notables burócratas, y no por empresarios que fueran seleccionados bajo métodos mas transparentes, por así decirlo?
EL FUTURO
Pese a que muchos durante las campañas para los comicios regionales de 2019; advertimos por diversos medios de difusión que un eventual triunfo de Quintero Calle arrojaría a la capital antioqueña al agujero negro de la izquierda radical –misma que tiene a Bogotá sumida en un abismo del que aún no ha podido salir–, y que, también serviría para allanar el camino de llegada al temor más grande que tenemos todos aquellos que somos defensores de la libertad: la instauración del socialismo del siglo XXI en Colombia ¡PASAMOS DESAPERCIBIDOS!
Por otra parte, los mecanismos que emplea el gobierno para conservar el patrimonio de los que somos antioqueños, representado en organizaciones como lo son EPM y Ruta N; han permitido construir una relación de confianza entre la ciudadanía y la administración local. Dicha confianza se ve hoy quebrantada por un alcalde que no conoce ni respeta los acuerdos institucionales que por tantos años han permitido un buen funcionamiento público en Medellín, motivo además de orgullo para nosotros.
Sin embargo, mis lectores se preguntarán ¿Por qué lo último es así, si en este artículo fue tratado a tan grandes rasgos? En una próxima entrega, ahondaré en ello, y en el fundamental papel que juega en todo esto el que se hace llamar “Hijo del Tricentenario”.