Nota:
Esta es la tercera entrega de un especial dedicado a develar las intenciones de la izquierda colombiana y de sus más representativos partidos-movimientos políticos. Para poder comprenderla mejor, es recomendable leer las dos primeras:
Debo admitir que, cuando empecé a realizar esta investigación, tenía la fuerte expectativa de encontrar una organización más compleja o bien estructurada. Para mi decepción, no es más que un masivo culto a una figura mesiánica bastante peligrosa.
Lo primero que te topas al revisar detalladamente el movimiento “Colombia Humana”, es que no existe sin que este acompañado por el nombre Gustavo Petro. En otras palabras, no se puede hablar de la filosofía de la “Colombia Humana” sin analizar las posturas de este personaje, lo cual también sirve de evidencia a priori del nivel de ego que este posee. Ahora, para un orden lógico, es necesario una definición de megalomanía como insumo. Ya que, al analizar las posturas, no se puede tener una conclusión diferente sobre Gustavo Petro.
Según Wikipedia, la megalomanía es una condición psicopatológica caracterizada por fantasías delirantes de poder, relevancia, omnipotencia, grandeza y por una hinchada autoestima. Así pues, esta será la vara con la que contrastaré todos los hallazgos; sin más comencemos, que el camino es algo extenso –pero revelador–.
FANTASÍAS DELIRANTES DE PODER
Aunque es natural que una persona que ejerza de político busque espacios de poder, desde el momento uno de la “Colombia Humana” se denota su esencia. La cual, no es otra que servir de herramienta para que el caudillo consiga su tan deseado poder.
El inicio del movimiento “Colombia Humana” comienza en las elecciones locales de Bogotá de 2011, en las que un grupo de ciudadanos liderados por Gustavo Petro recolectó en la ciudad de Bogotá cerca de 300.000 firmas para inscribir candidaturas a las Juntas Administradoras Locales (JAL), 60.000 para inscribir una lista al Concejo Municipal y 120.000 firmas para inscribir la candidatura del propio Petro a la Alcaldía de la ciudad.
Éste logró su objetivo, y fue alcalde de Bogotá entre 2011 y 2015; pero más adelante hablaremos de ello. Pasado esto, y teniendo ya un movimiento personalista a su control, se ha lanzado en todas las ocasiones posibles para ejercer de Presidente de la República, siendo su oportunidad más cercana, las elecciones presidenciales de 2018. Y es dentro de esa elección, donde se demuestra su obsesión con el poder.
El caso Caicedo
Como todo populista y caudillo de izquierda –embriagado por las fantasías delirantes de poder– no acepta que surjan otros liderazgos importantes; principalmente de simpatizantes ideológicos. Esto, llega al punto de hacer lo que sea –aun si se autolesiona– para sacarlos del camino. La mejor evidencia de ello se vio con una jugada sucia contra otro candidato –y adulador de Petro hasta ese momento–. Hablamos pues del actual gobernador del Magdalena; el señor Carlos Caicedo.
Caicedo, quien es reconocido ampliamente como progresista en la región Caribe; fue contendor contra Petro en una consulta popular para ser el candidato “independiente”. Éste, aunque perdió con una amplia diferencia; sacó la no despreciable cifra de 515.309 votos. Para todos aquellos que están empapados de cómo se hace política, es muy obvio y natural, que el movimiento era hacer una alianza mediante el nombramiento de Caicedo como fórmula vicepresidencial –así como lo hizo el presidente Iván Duque con Marta Lucia Ramírez–. O como mínimo, la inclusión como parte activa e importante de su campaña; todo ellos, para sumar ese importante medio millón de votos.
Sin embargo, y para estupor de toda Colombia, la máxima cabeza y líder indiscutido de la “Colombia Humana”; no fue capaz ni de llamar a Caicedo después de la consulta popular. Para colmo de males, nombró a una total y absoluta extraña en política –Ángela María Robledo– como su fórmula vicepresidencial. El mensaje para todos quedó claro: –Petro– no quería a Caicedo en ningún espacio; y sin temor a equivocarme, esta decisión fue porque claramente representaba un peligro para su liderazgo.
La máxima evidencia de ello está en las propias palabras de Caicedo, quien habló con el diario El Espectador diciendo:
Aunque es perfectamente posible incluir al ego como causante de todo esto, hay que analizar las cosas de manera individual. Sí existe ego a la hora de no nombrar a Caicedo como fórmula vicepresidencial, pero el hecho de separarlo de todo el escenario de la campaña; es un acto absolutamente movido por el rencor de ver perturbado su liderazgo.
RELEVANCIA, OMNIPOTENCIA Y GRANDEZA
Como alguna vez escuché –y lamento no recordar con exactitud a quien–, el peor enemigo de Petro es el propio Petro. Para ser más exactos; es su perfil oficial en Twitter. En él, se han desatado no pocas polémicas por sus comentarios calificados como de “agrandado”, como expresan algunos usuarios de esa red, o como realmente es –así como parte de la definición de megalomanía– su tendencia a siempre querer ser: relevante, omnipotente y grande.
Comenzamos por lo alto. No existen límites para mantener su relevancia y utiliza de manera inhumana y con muy poca ética; cualquier tragedia o movilización que suceda en el país. No importan las causas, no importa el respeto a los dolientes, sólo importa figurar como tendencia en Twitter. Para no agobiarlos con la avalancha de ocasiones, dejaré las más recientes veces que ha sido señalado de oportunista:
Comité nacional del Paro
Al realizar de manera pública una solicitud –con muchos aires autoritarios– de adelantar una serie de movilizaciones durante 2020, muchos del comité tacharon a Petro de oportunista. Ejemplo de ello:
Sin contar que varios usuarios de Twitter –incluyendo protestantes– le exigían no figurar como líder o promotor importante dentro de todo el proceso del paro.
Hechos no correlacionados
En otra ocasión, intentó de manera pobre y ridícula, adjudicarse y correlacionar las movilizaciones del 21N con la votación que su movimiento había sacado en las últimas elecciones presidenciales. Las expresiones de rechazo de todos, no se hicieron esperar:
Desmanes en Bogotá
La muerte del ciudadano Javier Ordoñez por parte de dos policías, generó una gran ola de violencia y vandalismo en la capital del país. Como no puede ser de otra forma, el megalómano profirió desde su cuenta de Twitter, comentarios incendiarios:
¡Es increíble! Ya que sólo bastó con poner en Google las palabras clave: Petro y oportunista, para que salieran tres páginas completas de noticias verificadas sobre el oportunismo de este señor. Son –y lo digo sin ningún tono peyorativo– enfermizas sus ansias de figurar.
DELIRIOS DE GRANDEZA
El término omnipotente proviene de dos vocablos: omni- que significa todo, y -potente, que significa poder. Por tanto, alguien omnipotente es una persona que es capaz de hacer todo o –casi– cualquier cosa. Que lo puede todo, que lo abarca todo, que no tiene ningún tipo de dificultad.
Este significado es –literalmente– la autopercepción que tiene Petro de sí mismo; y no es broma. Es tal el punto de esta creencia, que considera que su proyecto político “Colombia Humana” nació con el único propósito de salvar a la humanidad. A las pruebas de remito:
Gustavo Petro
He decido escoger esta evidencia, por encima de los comentarios de sus excompañeros durante su administración; como el caso de María Claudia Valencia o Daniel García-Peña. Que este último le dijera en una carta abierta: “un déspota de izquierda, por ser de izquierda, no deja de ser déspota”, deja algo de duda de cómo fueron los sucesos de manera interna, y si en verdad existió tal actitud –cosa que yo personalmente no dudo–.
En cambio, aquí estamos ante una evidencia que no deja cupo para dudas o malas interpretaciones, pues no hay excusas de significados figurativos o filosóficos. El señor Petro cree, firmemente, que su proyecto político será el salvador de la humanidad y de paso –seguramente porque pensará que le sobrará tiempo– fortalecerá la vida en el planeta Tierra.
Cual mesías o protagonista de esta “película” que llamamos vida, nosotros, simples actores de reparto, veremos como él –semejante a un héroe de epopeya griega– salvará desde un país tercermundista –cabe resaltar– el futuro oscuro y fatal que posee LA ESPECIE HUMANA. Simplemente delirante.
EL TALANTE EXPROPIADOR
Si pensaron que no atacaría desde una postura filosófica a este proyecto político, me permito sorprenderlos gratamente –o de mala manera si hay algún fan de Petro–. Y lo primero a resaltar es su talante expropiador.
Como buen partido de izquierda, no son muy amigos de la propiedad privada, a menos que sea la suya; en caso tal, si salenagresivos a defenderla. Pero para no irme en las ramas, el talante expropiador de la “Colombia Humana” –o mejor dicho de Gustavo Petro– se evidencia en su propio portal web. Analizando todas las propuestas económicas, me llamó soberanamente la atención la número cuatro, la cual dice:
Comenzamos mal si en principio les toca aclarar que no realizarán expropiación alguna. Pero a razón de no caer en un juego de difamación –el cual si es real–; me quedó con la segunda parte del párrafo. Este deja claro que será objetivo prioritario introducir la agricultura campesina en más de tres millones de hectáreas destinadas a ganaría extensiva o sin uso alguno. Primera pregunta ¿Quién se cree este movimiento para determinar que uso es o no bueno? La segunda –y es la más natural– si no es vía expropiación, ¿Cuál sería el método? Para ello la misma propuesta responde:
En palabras castizas, la “Colombia Humana” –de Petro– elevará los impuestos de las grandes extensiones de tierras, en función de lo que él considere como “condiciones de producción y relación entre aptitud y uso del suelo”. Demuestra su total y absoluta ignorancia de las teorías económicas más elementales.
Omite que el uso productivo va –principalmente– en función del mayor beneficio que su legítimo propietario pueda generar. Como ejemplo sencillo pongo, si yo tengo X cantidad de tierra y mi círculo social me dio conexiones para encontrar un comprador permanente de flamencos, ergo, si me parece más rentable que otras opciones, además de ser realizable; voy a focalizar mis recursos para empezar una cría de flamencos.
Esta decisión no obedece al tipo de suelo, o su proporción de productividad. Estos son pasos posteriores a la decisión inicial de inversión, y si ya decidí que es cría de flamencos, pues poco se puede hacer.
Se pueden tener muchos argumentos en contra de la ganadería extensiva, pero la forma más efectiva que existe para cambiarla; reside única y exclusivamente en el mercado. No en los delirios totalitaristas de un megalómano con aras de aumentar impuestos hasta el punto forzar la venta –lo cual es peor que expropiar, ya que desplaza forzosamente–.
EL DEMONIO DE LA “DEMOCRATIZACIÓN”
Un término que espero les quede grabado en la memoria y puedan resaltarlo en todos los discursos de cualquier político; es el término “democratizar”. Este significa, literalmente, usurpar el puesto que tiene el mercado y colocar –por medio de la violencia– al Estado. No se dejen engañar con la carga valorativa positiva que tiene el término a priori; en la boca de estos liberticidas, es realmente lo contrario.
Ejemplo de esto lo encontramos en su Twitter:
“Democratizar el capital”. Recordemos, democratizar es cambiar el acceso de un bien o servicio por medio del Estado, remplazando violentamente al sector privado y colocando al público. Creo que las conclusiones son claras y obvias; pero por las dudas, colocaré otro político –muy cercano a Petro– que usó ese término:
Diosdado Cabello
Aunque usar la tiranía venezolana es un poco cliché debido al mal uso por parte de otros políticos opositores a Petro; permítanse por un momento, dejar ese pensamiento y leer este reportaje de la BBC que dejo como fuente, de manera fría y sensata. Y saquen sus propias conclusiones.
COMO REFLEXIÓN
El peligro que representa la “Colombia Humana” o, mejor dicho; el señor Gustavo Petro, es muy real. Es un megalómano en toda regla con unas ansias de poder que desconocen de límites o razones. Es un proyecto político totalmente liberticida y totalitario; donde seguramente se violen sistemáticamente todos los derechos que dicen defender. Sólo recuerde una frase, cada vez que escuche o lea algo sobre Petro y su “Colombia Humana”:
“No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura.”
George Orwell