“No nos convence aunque nos vence
no nos derrota aunque nos mata
no nos desaparecerá aunque nos expulse de la tierra
de toda la tierraNo tendrá más poder que el queramos darle
No tendrá más historia que el espanto
No tendrá más dominio que el olvidoLa vida nos entrega todavía una palabra
para no permitirle arrinconarnos
masacrarnos–Es ella solamente
Pedro Arturo Estrada | Oscura Edad y otros poemas, 2006
nuestra única arma.”
Nacida en el país del silencio, donde el frío atraviesa los huesos y el metal lacera la piel.
Hoy se decide no dormir más sobre la tumba de las luciérnagas, a comprender esta tierra entumecida y callada.
Tierra y cuerpo en este baile de miseria; pero que entre ecos, hoy se levanta y me digo “la guerra no tendrá dominio”. Porque el futuro pesa y me sirven las palabras como semillas,
que el miedo no sea una excusa para sembrarme en el vacío.
Que mi voz sean otras voces y no se calle, aunque me ahogue entre las rutas de la sangre,
lleve yo siempre conmigo la esperanza, porque la guerra no tendrá dominio
y como dice una bella canción “no todo está perdido”, yo vengo a ofrecer mi corazón.
Estoy despierta, me levanto porque aunque la muerte a diario me tienda su mano
Yo elijo la vida.
Inmarcesible, renombra el himno de un país que es desangrado por sus dirigentes; sin embargo, hoy más que nunca, quiero decirlo con fuerza:
¡Inmarcesible! Lo que no se puede marchitar
La oscura resignación no tendrá dominio
Hoy encaramos el frío y mantenemos viva la memoria, pues la luz germina en el abismo.
Hoy no sobrevivan los poderes de la sombra, que siempre se eleve el alma y florezca.
Ser y ser consciente sobre este cuerpo y este territorio que me habita
para comprender y para ser semilla.