PLANTADOS Y LA DESTRUCCIÓN DEL MITO SOBRE EL ÉXITO DEL COMUNISMO EN CUBA

Si yo, que no soy cubana, que no soy exiliada, que ni siquiera he vivido el horror del comunismo, lloré esta película de principio a fin, no quiero imaginar el dolor que experimentaron los exiliados cubanos y sus descendientes cuando la vieron durante las muchas exhibiciones que ha tenido en los Estados Unidos.

Video. Tráiler Plantados, dirigida por Lilo Vilaplana | 38th Miami Film Festival.

Plantados es un esfuerzo del director cubano Lilo Vilaplana, por resumir, en una hora y media, el dolor que un grupo de presos políticos vivió durante diez, quince y veinte años o más en las prisiones cubanas, sometidos a demenciales vejaciones. Si bien es cierto se cuenta en clave de ficción, la verdad es que esta película perfectamente puede ser un documental. Cuenta la historia de Ramón y Mauricio. Ramón es un preso político exiliado en Miami quien logró huir de su prisión oculto en un camión que portaba sacos de papas, después de más de 15 años de encierro y torturas; Mauricio es su verdugo, un inhumano militar al servicio del régimen castrista que se regocijó infligiendo los castigos más crueles a los presos. Un día, muchos años después de todos los acontecimientos que los habían unido trágicamente en el pasado, Ramón se reencuentra con Mauricio, quien aparentemente vive como un exiliado más en Miami. La rabia y el rencor se apoderan de Ramón quien, mientras revive cada episodio de sus días en prisión, se debate entre la venganza y la justicia, palabras que se entremezclan y se confunden. “No queremos venganza, queremos justicia” replican todos los exiliados y víctimas del régimen en Miami, mientras Ramón se pregunta si lo que él realmente quiere es justicia y si su dolor no se merece más bien una venganza: una justa venganza.

Para quienes no lo saben, o aún lo dudan, está ampliamente documentada la violencia con la que ha reaccionado el régimen castrista desde sus inicios en contra de todos aquellos que han osado contradecirlo. La memoria cubana por sí sola debería ser un género literario único e independiente, en el que caben todas las obras del tipo De dónde son los gusanos: Crónica de un regreso a Cuba después de 37 años de exilio de Néstor Díaz de VillegasContra toda esperanza de Armando ValladaresCómo llegó la noche de Huber Matos o Antes que anochezca de Reinaldo Arenas, por mencionar algunos; en la película de Vilaplana se procura también este ejercicio de memoria que a su vez le rinde homenaje a un grupo de hombres que no sólo se negaron a “rehabilitarse” en campos de trabajo y reeducación, sino que se “plantaron” para no lucir el uniforme azul de los presos comunes e incluso se rebelaron para no realizar las tareas esclavas que sus torturadores les imponían. Justamente por ser unos “plantados” el régimen les cobró su valentía con las más atroces cobardías. Muchos de ellos no alcanzaron a gozar del exilio porque fueron fusilados mientras entonaban gritos de libertad como “Viva Cuba Libre”, “Viva Cristo Rey” o “Abajo Fidel”.

No soy especialista en cine, por lo tanto, no puedo hacer una reseña desde lo técnico, sino desde lo meramente emocional; les puedo contar lo que la película provocó en mí. Y supongo que si logré conmoverme de esta forma es porque los actores y la producción estuvieron impecables. No puedo decidirme aún cuál escena me hizo sentir más dolor o rabia. Puedo decir que tengo momentos muy presentes y que no se me van a despintar de la memoria, como ese en que uno de los presos acaricia a una rata que tiene como mascota, mientras está de cuclillas en un hueco de tortura; o cuando otro de ellos no reconoce a sus hijas que van a visitarlo porque ha pasado 13 años en prisión y no las ha visto desde que son unas bebés; o ese momento en que los hombres y mujeres que inspiraron la película, uno a uno, entregan sus testimonios y cierran sus reflexiones diciendo cosas como “el comunismo es una plaga”. Lo cierto es que esta película es un relato necesario, como es necesario desmentir de una vez por todas el mito de la “Cuba paradisíaca” que resultó ser un exitoso resultado del comunismo. La “revolución” devoró a sus hijos y luego se lanzó en llamas sobre su pueblo. Varias generaciones en Cuba han nacido cautivas del régimen castrista, mientras el mundo los niega, por ignorancia o por tozudez, admitiendo y promoviendo las ideas que dieron origen a tanto dolor.

Creo que, pensándolo bien, sí me logro decidir por la escena más significativa de esta película para mí. El verdugo Mauricio enfrenta a los presos, justo cuando estos se niegan a quitarse el uniforme amarillo representativo de los presos políticos, y los increpa: “pero el amarillo es el color del uniforme de Batista, ¿no que ustedes son anti-batistianos?”, con firmeza, a pesar de lo aporreados que están, los presos le responden: “y lo seguimos siendo, sólo que ahora se invirtieron los papeles. Lo que pasa es que ustedes dejaron chiquito a Batista”.

AGRADECIMIENTO:

Quiero expresar mi agradecimiento público al director Lilo Vilaplana, quien muy generosamente me envió el enlace para ver la película a pesar de que esta no se encuentra en exhibición en donde yo vivo.

Laura Garcia
Laura Garcia

Nací en Colombia en 1985, pero hace muchos años ya que vivo en el último pasillo del mundo, es decir, en Chile. Soy ingeniero de profesión y me dedico a la investigación aplicada sobre riesgos principalmente en la industria logística. Siempre estoy leyendo a veces escribo.

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