El Gobierno de Guillermo Lasso abre una nueva hoja de ruta en la conducción política tras realizar cambios sobre diferentes carteras de Estado, entre ellas, la de Economía y Finanzas, donde la designación de Pablo Arosemena Marriot al frente de la misma, conlleva dar un importante giro a la política económica del Ecuador.
Si bien, desde hace varios meses los rumores políticos eran cada vez más fuertes, fue el Paro Nacional el que genera un desenlace ya conocido para el anterior Ministro, Simón Cueva. En el mes de mayo, en distintos foros e indicadores internacionales, se reconocían los avances de Ecuador, felicitando la estabilidad macroeconómica alcanzada reflejada en el nivel de reserva monetaria internacional, el incremento de la recaudación tributaria, el cumplimiento de compromisos internacionales, entre otros factores. Con la llegada del paro en el mes de junio, las consecuencias ya conocidas de las pérdidas económicas por cerca de 1.200 millones de dólares y la fractura social evidenciada, era natural un cambio de timón en la conducción económica para dar agilidad a la ejecución presupuestaria que, al cierre del primer semestre, oscila entre 15% y 34% (dependiendo del sector); ello sumado a los atrasos en los desembolsos a gobiernos seccionales.
Pero, ¿a qué desafíos se enfrenta el nuevo Ministro? A mi criterio, los principales son:
- Lograr un balance entre el cumplimiento de lo pactado con la CONAIE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
- Estabilizar las cuentas fiscales para seguir reduciendo o manteniendo controlado el déficit fiscal, y generar estímulos para dinamizar la economía que se encuentren dirigidos a los hogares y al sector productivo.
- Promover reformas en diversos ámbitos para apuntalar la economía hacia el futuro, por ejemplo, laboral, de seguridad social, financiera, de competitividad, entre otras tan necesarias y urgentes.
- Optimizar el gasto público, en especial para lo que tiene que ver con los subsidios.
- Atender el cada vez más creciente gasto social.
- Fomentar las alianzas público-privadas.
- Cumplir con los compromisos establecidos con los organismos multilaterales.
- Mejorar la percepción del país hacia los inversores externos.
- Generar condiciones para la internacionalización del sistema financiero.
- Ampliar las fuentes de ingresos del país, sin que esto conlleve más cargas fiscales sobre las familias y las empresas.
El Ministro Arosemena tiene complejas tareas que atender, sin duda, y la gestión política será fundamental para articular apropiadamente el cumplimiento de objetivos económicos con las demandas sociales cada vez más crecientes; pero será importante que se mire cada vez más hacia el sector privado para potenciar los resultados, y es ahí donde el perfil del Ministro coadyuvará para esos fines. Con una trayectoria con más peso en lo empresarial, se ha mostrado como un adecuado administrador y gestor, lo que esperemos redunde en su gestión actual. Aunque la administración pública dista mucho de la privada, desde sus normas y reglamentaciones, así como también de la forma en que operan, esperemos sea la base para un idóneo desempeño al frente de la economía y las finanzas públicas, siendo el momento para la implementación de nuevas ideas que tanto necesita el país.