Gabriel Rubinstein, Secretario de Programación Económica de Argentina, participó recientemente de un Congreso de Economía y Finanzas. Allí afirmó, entre otras cosas, que para que Argentina pueda abandonar el control de cambios –es decir, ese loco sistema por el cual hay veinte (20) precios para el dólar y nadie puede realmente acceder al “precio oficial”–, se necesitaba primero tener USD$ 20 mil millones de reservas netas en el Banco Central.
¿Tiene razón el “Viceministro”? Rubinstein acierta en muchos temas.
Empecemos destacando otras frases de Rubinstein que debemos valorar positivamente. En primer lugar, afirmó que no es cierto que haya que crecer para bajar la inflación, sino que bajar la inflación es un requisito para crecer. Esto es muy importante, ya que refuta el mito de que la inflación no es en realidad un gran problema, y que todo se soluciona “ampliando la oferta de bienes”.
Rubinstein, en acuerdo con la mayoría de los economistas del planeta, plantea que es al revés. Que para ampliar esa oferta, primero se necesita estabilidad macroeconómica. Y estabilidad macroeconómica significa –entre otras pocas cosas– inflación baja y estable.
Por otro lado, también manifestó que, si fuese por él, el déficit fiscal del año próximo debería ser más bajo, para lo cual habría que reducir el gasto público. Pero en este punto advirtió que, en general, “no hay conciencia política para restringir el gasto” y que “la demanda es que primero se gaste y luego se ve cómo se financia”.
Esto es totalmente cierto, y es el problema central de la economía de Argentina. Ahora bien, si todos los políticos quieren aumentar el gasto público: ¿Cómo vamos a reducir el déficit fiscal y bajar la inflación?
El panorama no es alentador.
MULTIPLICAR POR 20 LAS RESERVAS INTERNACIONALES
Yendo a las declaraciones sobre el dólar, Rubinstein dice que se necesitan USD$ 20 mil millones de reservas netas. Esto es, de dólares que el Banco Central tenga total libertad para usar y enfrentar una corrida contra el peso (argentino). Si tomamos algunas estimaciones de las reservas internacionales netas, hoy en día estas se ubicarían entre los mil y tres mil millones de dólares. Por tanto, lo que pide el Viceministro es multiplicar por entre 7 y 20 el nivel de las reservas netas, algo que luce completamente imposible.
¿Por qué? Principalmente porque el propio esquema cambiario conspira contra la acumulación. Es que cuando un país tiene un control de cambios como el de Argentina, esto equivale a tener una política de precio máximo aplicada al dólar. Así, el Gobierno vende a ARP$ 160 lo que cuesta ARP$ 300 en el mercado libre, con lo cual la demanda es muy grande y la oferta es muy chica.
Las restricciones burocráticas que se imponen para que la gente no compre dólares a ARP$ 160 para ahorrar, o para gastar en el extranjero, o incluso para importar, son el intento del Gobierno de no perder todas las reservas que tiene el Banco Central. O sea, un reconocimiento de que el precio del dólar es ficticio; que se trata de una ilusión insostenible.
Como se observa, mantener el dólar por debajo de su valor de mercado no solo no es un sistema idóneo para acumular reservas, sino uno que está condenado a perderlas. Los datos confirman esta visión.
De un estudio de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL): El control de cambios en la Argentina (FIEL, 1986), se desprende que durante los períodos en que la brecha cambiaria fue positiva –es decir, en donde hubo un precio oficial para el dólar por debajo de su nivel de mercado–, solamente en el 44% de los años las reservas internacionales aumentaron, mientras que sin brecha cambiaria esto ocurrió en el 64,3% de los años.
Además, en los períodos con brecha, el resultado neto fue una caída de las reservas internacionales por USD$ 500 millones; por el contrario, sin brecha cambiaria, el resultado neto fue un aumento de USD$ 3.700 millones.
SIN PLAN, NINGÚN MONTO ES SUFICIENTE
Si miramos los datos de los últimos 20 años, desde 2003 en adelante, tenemos un período que va desde 2003 hasta buena parte de 2011 donde no hubo restricciones de ningún tipo para acceder al dólar. En ese período, las reservas del Banco Central crecieron en nada menos que USD$ 35.900 millones.
Luego, entre 2011 y 2015 se implementó un cepo cambiario, y las reservas cayeron USD$ 20.800 millones.
A finales de 2015 se abandonó el cepo, y nuevamente tuvimos un sistema de tipo de cambio libre sin restricciones para acceder al dólar. En dicho lapso, las reservas internacionales crecieron USD$ 40 mil millones en tres años, pero en 2019 cayeron espectacularmente USD$ 20.900 millones.
¿Qué quiere decir esto? Que incluso teniendo reservas internacionales y acumulando cantidades suculentas de las mismas, si la política económica no es la correcta, si no se genera un entorno amigable para las inversiones, ni se baja la inflación, ni se adopta un sistema previsible para el futuro, entonces no hay ningún monto de reservas internacionales que pueda evitar lo inevitable.
Entre diciembre de 2017 y agosto de 2019, el Banco Central vendió en el mercado único y libre de cambios la friolera de USD$ 17 mil millones, y nada de eso pudo evitar que el dólar pasara de un promedio de ARP$ 16 a ARP$ 62 a fines de agosto.
En conclusión: ¿Se necesitan USD$ 20 mil millones para abrir el cepo? La respuesta es NO.
Es que si esperamos a obtener ese monto de reservas, el cepo nunca jamás se va a abrir porque será imposible alcanzar ese objetivo. El Banco Central simplemente no paga por los dólares su precio de mercado, por lo que nunca podrá multiplicar por 7 –y mucho menos por 20– la cantidad de dólares bajo su poder.
Lo que sí se necesita, no obstante, son dos cosas. En primer lugar, la decisión política de salir del cepo y admitir que el dólar no vale lo que el Gobierno dice que vale, sino 60%-70% más. En segundo lugar, un buen plan económico que genere la confianza de los inversores locales e internacionales. Si eso no está, entonces ningún monto de reservas internacionales será suficiente para parar –en el futuro– una fuerte devaluación y una nueva crisis potencialmente hiperinflacionaria.
REFERENCIAS
FIEL. (1986). El control de cambios en la Argentina: Liberación cambiaria y crecimiento. Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). http://www.fiel.org/publicaciones/Libros/LIBRO_1309961498703.pdf.
NOTA:
La versión original de este artículo apareció por primera vez en el portal Infobae: Hacemos periodismo.