“¡Paliza del Partido Republicano!” se lee en todos los chats políticos de Chile tras los primeros resultados de las elecciones de consejeros constituyentes. Una lectura con información preliminar muestra que los dos polos del mapa político se afiatan: la izquierda antidemocrática y la derecha con principios. Esta última es la gran ganadora de la jornada.

Así, de haber sido execrada por los medios de comunicación, vapuleada por su sector político, maltratada por parte de una ciudadanía convencida de la supuesta malignidad de sus líderes, hoy, que el país se derrumba bajo el Gobierno de los administradores de la revolución, la ciudadanía reacciona y pide “Orden y Patria”. En otros términos, los analistas políticos podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que parte del 62% que salvó a Chile de su ruina votando “Rechazo”, ha sido capitalizado por el PLR de José Antonio Kast.

¿Qué hará la prensa ahora? ¿Cómo van a cubrir las noticias de los defensores de “los pacos”, los retrógrados que enarbolan banderas morales inaceptables como la existencia de Dios, la defensa de la vida del que está por nacer, y el carácter heterosexual y reproductivo del matrimonio? Es difícil imaginar a los periodistas respetando a sus opositores políticos, tratando con justicia a sus miembros en una actitud de respeto hacia la ciudadanía y sus decisiones democráticas.

En lo que respecta a los posibles aliados del Partido Republicano de Chile en el Consejo, resulta inimaginable que Chile Vamos –al menos a nivel de sus directivas– retire la mano extendida a la izquierda golpista para enmendar el rumbo. ¿Por qué? Simplemente, porque sus compromisos con el Sistema de Naciones Unidas, el tejado de vidrio de la corruptela municipal y sus intereses en parte de la captura del aparato estatal, no se lo van a permitir.

En otras palabras, el mapa político chileno cambió de forma radical y, cuando se habla de derecha a la antigua usanza, lo cierto es que cometemos un error. Hoy en día la derecha está concentrada en el PLRAmarillos y, más a la derecha aún, el partido Vanguardia Patriota (en formación). Todos ellos oponen resistencia feroz a la pérdida de soberanía de nuestro país y a su destrucción, ya sea por medios institucionales como el mal llamado mamarracho impulsado por la ONU, o pragmáticos, como la refundación de Carabineros, apertura de fronteras, legislación pro-crimen, inmigración ilegal, entre otros.

Falta hablar de la famosa Agenda 2030, cuya implementación va a destruir la libertad como no-dominación (Philip Pettit), base de todas las demás libertades. Para que se entienda lo que hay en juego, si usted vive en un país que es lacayo de la izquierda internacional, alojada en organismos como la ONU, no podrá elegir ni la educación de sus hijos ni qué y cómo emprender o cuál es el tipo de justicia y leyes por las que vamos a regir nuestra vida común. Los antiguos romanos lo tenían claro y por eso luchaban en contra de la injerencia extranjera; esa misma injerencia que impidió al Gobierno de Sebastián Piñera poner tras las rejas al poderoso enemigo que terminó tragándose con sus fauces monstruosas, la Constitución Política de 2005, la cual, trajo paz y bienestar a Chile.

Así las cosas, la tarea es gigantesca. Los nuevos consejeros poco y nada podrán hacer frente a los bordes pactados por ocho (8) parlamentarios que usurparon el poder soberano al pueblo, violando el Artículo N.º 142 del proceso constituyente y los Artículos 5 y 7 de la Constitución. El Comité de Admisibilidad es el perro guardián de la Constitución soñada por los comunistas: una Constitución, en palabras de Guillermo Teillier, “habilitadora”. ¿Qué es lo que debe “habilitar”? La instalación, quizás más lenta porque “el pueblo no entiende a la vanguardia”, pero segura del socialismo del siglo XXI.

El carácter “habilitador” de los bordes comienza con el Artículo N.º 1 del mamarracho, donde se establece la garantía jurídica de derechos sociales que va a provocar una hecatombe económica en un país donde el Estado “se sirve de los ciudadanos”, presta servicios carísimos y se encuentra absolutamente capturado por la extrema izquierda.

¿Cómo gobierna alguien de derecha cuando no contamos con burocracias profesionales, sino únicamente con operadores políticos que atornillan al revés? Un botón de muestra es la actitud del nuevo Fiscal Nacional, Ángel Valencia, quitando el piso al trabajo del Alcalde Carter quien, en conjunto con la Fiscalía, había asestado varios golpes exitosos en la persecución del narcotráfico en su comuna. ¿Qué puede hacer la derecha democrática y de principios frente a una situación como esa? En contraste, el Fiscal Nacional colombiano, Francisco Barbosa, apareció este fin de semana en la prensa dando declaraciones en las que pone en juego su propia vida por la defensa de la democracia y la Constitución de su nación. Él es un ejemplo de lo que Chile no tiene en muchos de sus funcionarios de alto rango: coraje y amor por la democracia y su país.

En suma, necesitamos un diagnóstico veraz sobre lo que está sucediendo. Tenemos una única oportunidad para dárselo a conocer a la ciudadanía, porque ahora los republicanos tendrán la voz que los medios de prensa les han negado. Pero si estos traicionan a su electorado por miedo a que los acusen de “poco dialogantes” o permiten que el clero marxista les active las culpas y terminan transando ante el proyecto revolucionario impulsado por una extrema izquierda golpista y aliada del crimen organizado, van a desaparecer del mapa político.

Los republicanos ya tienen la experiencia de una segunda vuelta en la que la “moderación” para ganarse al centro solamente se tradujo en aversión y apatía de parte de su electorado más fiel. Es cierto que el desafío es gigantesco puesto que la izquierda revolucionaria no solo cuenta con buena salud, sino que hoy ha capturado el Estado y, además, cuenta con el espaldarazo de la ex-derecha, de los capitales transnacionales, de la ONU y un largo etcétera de enclaves internacionales gobernados por los “liberales-comunistas” (Slavoj Žižek).

¿Cuál es el camino? Tender puentes con quienes defienden los valores de nuestra cultura, la libertad y soberanía de nuestro país, decir la verdad y seguir aquel antiguo consejo de las sagradas escrituras: “que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha”, puesto que no hay algo más difícil en la vida que ser prudentes y humildes a la hora del éxito.

NOTA:

La versión original de este artículo apareció por primera vez en el medio El Líbero de Chile.

Vanessa Kaiser
Vanessa Kaiser

Es periodista titulada de la Universidad Finis Terrae y doctora en Filosofía y Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Durante los últimos años ha desarrollado su carrera académica convirtiéndose en directora de la «Cátedra Hannah Arendt» de la Universidad Autónoma de Chile y, de forma paralela a su labor docente e investigadora, es una divulgadora muy activa de las ideas liberales a través de sus columnas en el portal chileno El Líbero y de su trabajo como directora del Centro de Estudios Libertarios. Es, entre otras, concejal por la Comuna de Las Condes (Santiago Chile).

Artículos: 40

Actualizaciones del boletín

Introduce tu dirección de correo electrónico para suscribirte a nuestro boletín