Con 99,3 % de las mesas escrutadas, el resultado de la Elección General da como ganador a Javier Milei con 55,7 % por sobre los 44,3 % que obtuvo Sergio Massa.
La campaña estuvo más que peleada, con un “primer round” ganado por Milei en las PASO. Luego, la sorpresa de Massa en la Primera Vuelta, donde remontó 15 puntos para quedar primero. Y finalmente el último round, donde el oficialismo perdió contra la alternativa liberal-libertaria apoyada por “el ala dura” del PRO.
Si uno se pregunta por los motivos de la victoria, tiene que pensar en tres (3) cosas.
TRES RAZONES
En primer lugar, el estado de la economía argentina: 140 % de inflación, 56,2 % de niños pobres y un estancamiento que lleva más de diez (10) años. El electorado identificó correctamente al Partido de Gobierno como responsable de esta situación y votó por un cambio.
En segundo lugar, el carisma de Milei y su discurso enojado, lo llevaron a sumar 30 % en la primera vuelta electoral, adicional al apoyo explícito de Mauricio Macri y de Patricia Bullrich que generaron una alianza política triunfal.
Por último, el electorado no se dejó vencer por la campaña del miedo, donde –como dice la frase– el Estado que te rompe las piernas amenazaba con que el candidato opositor te iba a sacar las muletas. Nuevamente, el electorado identificó correctamente al Partido de Gobierno como responsable de esta situación y votó por un cambio.
La victoria de Milei es, sin duda, un hito en la historia del país, aunque asimismo, a nivel global. Es la primera vez que un economista liberal-libertario, que ha leído de primera mano las ideas de la Escuela Austriaca y que ha dicho hasta simpatizar con el anarcocapitalismo, es elegido Presidente. Es cierto que en el mundo hay líderes de la nueva derecha que se le parecen, como Donald Trump, Jair Bolsonaro o José Antonio Kast, pero ninguno de estos se autodefine libertario ni citan a Ludwig von Mises y a Murray Rothbard en sus discursos o entrevistas.
Esto nos conduce al tema central que es la economía. Y es que la “mileinomics” estará basada en un plan de ajuste del sector público y de liberalización del sector privado. Algunos ejemplos de ello son la intención de recortar el gasto público, prescindir de varios Ministerios y privatizar empresas deficitarias del Estado, al tiempo que se eliminarían los controles de precios y de cambios y se abriría gradualmente la economía al comercio internacional.
CRECER Y BAJAR LA INFLACIÓN
Como decíamos aquí el día después de las PASO, estas propuestas son las que Argentina necesita para volver a crecer y para bajar la inflación. Y, hay que decir también que, al margen de su plan de dolarización, hay amplio consenso en las Ciencias Económicas de que los problemas económicos del país se resuelven con orden fiscal y mayor libertad económica. Es decir, no hace falta leer a Mises para saber que la inflación se reduce dejando de emitir y que las deudas se pagan si se va al superávit fiscal: es el ABC que Milei conoce y buscará llevar a la práctica.
El problema, no obstante, es que más allá de haber recibido un contundente respaldo popular y el apoyo de otros espacios políticos, el Presidente Milei estará en minoría en el Congreso: al ser un “outsider” de la política, carece de la “rosca necesaria” para manejar al enorme entramado de corporaciones, gremios y agrupaciones que estarán decididos a salir a la calle para resistir cualquier cambio en la dirección de la ortodoxia. Es por esto que es probable que, a corto plazo, volvamos a ver tensión en los mercados, debido a la incertidumbre que generan, no las ideas liberales del candidato, sino la capacidad que tendrá de ponerlas en práctica.
CONCLUYENDO
En medio de una crisis fiscal, de inflación y de pobreza, los argentinos le han dado la posibilidad de ser Presidente a un economista orgullosa y abiertamente liberal. Es una buena noticia.
Las políticas que limitan el poder del Estado y maximizan la libertad humana están directamente correlacionadas con el crecimiento y la prosperidad económica. Gracias a estas elecciones, algunas de las ideas en mención podrán ser implementadas a partir del 10 de diciembre. Y, si esto efectivamente ocurre, Argentina tiene futuro.
NOTA:
La versión original de este artículo apareció por primera vez en el portal Infobae: Hacemos periodismo.