DEL CLIC A LA CALLE | La rebelión de la juventud nepalesa

Cuando la dictadura es un hecho, la revolución se vuelve un derecho.

– Victor Hugo.

¿Qué hace una generación cuando se cansa de vivir bajo represión, precariedad y un sistema que la ignora? En Nepal, los jóvenes de la Generación Z respondieron con fuego, literal y figuradamente. Lo que comenzó como un bloqueo de redes sociales se transformó en la mayor insurrección juvenil de las últimas décadas, un movimiento que demuestra que la libertad no se pide: se toma.

Tras la guerra civil nepalesa (1996–2006) y la abolición de la monarquía, los partidos comunistas nepaleses consolidaron su poder. El CPN-UML –Partido Comunista de Nepal (Marxista Leninista Unificado)– y el CPN-Maoísta –Partido Comunista de Nepal (Centro Maoísta)– gobernaron casi ininterrumpidamente durante diecisiete años, estableciendo un sistema que mezclaba ideología izquierdista con nacionalismo y control sobre la sociedad. Décadas de corrupción, nepotismo, políticas económicas inefectivas y condiciones laborales mal remuneradas generaron un descontento acumulado. Cada día, 1.700 nepaleses abandonan su país en busca de una vida digna, y en 2023 las remesas representaron el 26,6% del PBI nacional. Esta dependencia económica externa funcionó como una válvula de escape de la presión social, pero también como la chispa que encendería la mecha de un estallido inevitable.

Una generación que creció entre estas limitaciones se negó a permanecer callada. La censura de medios y redes sociales bajo la excusa de “evitar noticias falsas”, solo fortaleció su determinación. Ese fue el momento de reclamar la libertad de decidir sobre sus vidas y de pensar, actuar y vivir sin las cadenas de un régimen que reprime y controla.

Este septiembre de 2025, la chispa se convirtió en llamas. Lo que comenzó como una serie de manifestaciones pacíficas se transformó en un desafío directo al poder. La Generación Z tomó edificios gubernamentales, incendió el Parlamento y exigió la renuncia de los líderes que durante años habían gobernado con negligencia y autoritarismo. La represión fue brutal: al menos 19 personas murieron y más de 100 resultaron heridas. Sin embargo, la presión fue imparable: el Primer Ministro K.P. Sharma Oli y varios ministros se vieron obligados a renunciar.

Tal movimiento no fue solo una protesta: fue un grito de liberación que desmanteló la arrogancia de un sistema comunista que creyó poder ignorar a su juventud. Los jóvenes demostraron que la censura, la manipulación y la represión no pueden contener la voluntad de quienes luchan por decidir su propio destino. Su determinación resuena como un mensaje universal: la libertad no se negocia, se conquista.

El impacto de este levantamiento va más allá de Nepal. Es un recordatorio de que, cuando las estructuras de poder ignoran las necesidades de su pueblo y limitan su libertad, la rebeldía se convierte en derecho y deber. La Generación Z nepalesa ha escrito un capítulo histórico con fuego, coraje y convicción, dejando claro que ningún gobierno totalitario puede silenciar la voz de quienes exigen vivir libres. En un país que durante décadas pareció atrapado entre la represión y la precariedad, sus jóvenes demostraron que la determinación y la valentía son más poderosas que cualquier censura.

¿Puede una generación cambiar el rumbo de un país? En Nepal, la respuesta es un sí rotundo. La Generación Z ha tomado las calles, quemado el Parlamento y forzado la renuncia del Primer Ministro. Su rebelión es, hoy por hoy, un manifiesto de libertad que marcará el rumbo del país para siempre.

Yassell A. Rojas S.
Yassell A. Rojas S.

Venezolano radicado en Argentina. Futuro Bachiller en Lenguas y Humanidades del Colegio Nacional de Monserrat (Córdoba). Coordinador Local de SFL y miembro de Language of Liberty Institute. Amante de los deportes, la filosofía, el pensamiento crítico y la música caribeña. Polímata y apasionado por la escritura.

Artículos: 1

Actualizaciones del boletín

Introduce tu dirección de correo electrónico para suscribirte a nuestro boletín