UNA INSISTENTE MENTIRA LLAMADA SOCIALISMO

El socialismo está experimentando un resurgimiento en todo el mundo. En la ciudad de Nueva York, un candidato socialista podría convertirse pronto en alcalde. Zohran Mamdani es el nominado del Partido Demócrata para la Alcaldía de Nueva York en las elecciones que serán realizadas en noviembre próximo; ganó la Primaria Demócrata celebrada entre el 14 y el 24 de junio de 2025, derrotando en última instancia a más de diez contendientes, entre ellos Andrew Cuomo. De manera similar, en la capital alemana, Berlín, un socialista radical llamado Ferat Ali Koçak tiene buenas posibilidades de ser elegido alcalde el próximo año; Koçak, marxista confeso y activista pro-Palestina, se espera que sea candidato del partido Die Linke, el cual es a la fecha la segunda fuerza política con mayor acogida en Berlín y la más potente de las tres formaciones de izquierda que, de acuerdo con las últimas encuestas, podrían superar conjuntamente el 50% de los votos.

Resulta menos que asombroso. El socialismo ya se intentó en la Unión Soviética, Yugoslavia, Albania, Polonia, Vietnam, Bulgaria, Rumanía, Checoslovaquia, Corea del Norte, Hungría, China, Alemania Oriental, Cuba, Tanzania, Benín, Laos, Argelia, Yemen del Sur, Somalia, Congo, Etiopía, Camboya, Mozambique, Angola, Nicaragua, Venezuela y muchos otros países. Sin excepción, todos esos intentos fracasaron. O bien los sistemas colapsaron por completo –como en la URSS–, o bien las poblaciones viven en una pobreza severa, como en Cuba, Corea del Norte y Venezuela. Los únicos países donde los niveles de vida han mejorado en las últimas décadas son China y Vietnam, sin embargo, las historias de éxito de estos dos países solo comenzaron cuando se incorporó y arraigó en la población el concepto de propiedad privada e implementaron transformaciones a favor del libre mercado. En China, al final de la era de Mao, el 88% de la población vivía en pobreza extrema; el despegue económico solo empezó con la introducción de la propiedad privada y las reformas capitalistas de Deng Xiaoping. Por otra parte, Vietnam era el país más pobre del mundo antes de su transición a una economía de mercado a finales de la década de 1980.

¿Cómo puede seguir siendo tan popular una idea que ha fracasado tantas veces, en tantas variantes y bajo condiciones tan drásticamente distintas? Porque los socialistas han logrado distanciarse con éxito de esos experimentos fallidos. Cuando se les confronta con esta larga lista de fracasos, siempre responden que esos ejemplos no demuestran nada, ya que “no eran modelos verdaderamente socialistas”. No obstante, antes de que cada uno de esos experimentos fracasara estrepitosamente, los socialistas los glorificaron a todos y cada uno de ellos.

El ejemplo más reciente es Venezuela, ensalzada por intelectuales de izquierda en todo el mundo a comienzos de los años 2000. Hoy, el 80% de la población de Venezuela –que fue el país más rico de Suramérica– vive en la pobreza. Un cuarto de sus ciudadanos ha huido porque los líderes socialistas del país pasaron por alto un punto crucial: el socialismo solo “funciona” si construyes un muro, como en Alemania Oriental. Y si le preguntas hoy a esos mismos socialistas que hace apenas unos años elogiaban a Venezuela como modelo, simplemente responden que, al fin y al cabo, “no era socialismo real”.

En su libro Socialism: The Failed Idea That Never Dies (en español, Socialismo: la idea fracasada que nunca muere), el economista Kristian Niemietz escribe tres fases por las que ha pasado todo experimento socialista:

  1. PERIODO DE LUNA DE MIEL. En esta etapa inicial, los intelectuales de todo el mundo están entusiasmados y alaban el sistema hasta el cielo.
  2. PERIODO DE EXCUSAS Y “WHATABOUTISM”. Los intelectuales occidentales aún apoyan el experimento, pero su tono se vuelve airado y defensivo. Se admiten errores, pero a menudo se atribuyen a los capitalistas, a enemigos externos o a boicots de los Estados Unidos.
  3. FASE DEL “NO ERA SOCIALISMO DE VERDAD”. Llegado este punto, cuando los fallos son obvios, los antiguos partidarios niegan que el sistema fuera verdaderamente socialista. Argumentan que el país nunca fue socialista, en primer lugar.

Ante quien señala que todos los sistemas inspirados en Karl Marx e implementados durante el último siglo han fracasado, la respuesta habitual es que esos sistemas malinterpretaron o aplicaron incorrectamente sus ideas, que en sí mismas serían correctas. Este razonamiento sirve como un mecanismo de defensa clave para los anticapitalistas, pues les permite separar al “buen Karl Marx” de la realidad política fallida del marxismo.

La tesis de que una teoría ha sido tan sistemática y completamente malentendida durante más de 100 años es bastante audaz, y podría verse como una condena del propio teórico porque implicaría que se expresó de un modo extremadamente poco claro y engañoso. Sin embargo, ello es bastante injusto con el mismo Marx. Él mantuvo deliberadamente vagas sus ideas sobre una futura sociedad socialista o comunista. Lo que sí está claro es que el socialismo –como etapa transicional hacia una sociedad comunista sin clases– debía basarse en la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Marx subrayó este punto de manera consistente.

Y esto es exactamente lo que ocurrió en todos los sistemas socialistas. En el contexto actual, la nacionalización ya no es el único método para lograr ese objetivo: el socialismo del siglo XXI a menudo mantiene la estructura formal de la propiedad privada, pero en la práctica esta se convierte en a lo sumo una cáscara vacía. Los socialistas de hoy buscan desmantelar el capitalismo no solo mediante nacionalizaciones, sino principalmente a través de un complejo sistema de regulaciones e impuestos elevados. Pero la nacionalización sigue siendo una opción, como en Berlín, donde los socialdemócratas acaban de presentar un “proyecto de ley” que permitiría la amplia nacionalización y expropiación de empresas y bienes inmuebles.

Rainer Zitelmann
Rainer Zitelmann

Fráncfort Alemania (1957). Comenzó su carrera en el Instituto Central de Investigación en Ciencias Sociales de la Freie Universität Berlin (Universidad Libre de Berlín), y luego se convierte en Director de varias secciones de uno de Los principales diarios de Alemania: Die Welt. En 2000 funda su propia empresa, la cual consolida como líder del mercado en el campo de la consultoría de comunicación para empresas inmobiliarias alemanas, con una cartera de clientes que incluían a Ernst & Young Real Estate, CBRE y Jamestown. Vende su empresa en 2016 y desde entonces se centra en la investigación académica y la escritura de libros. En total ha escrito y editado 27 libros sobre historia, política, finanzas, entre otros, siendo de los más destacados “The Wealth Elite: A groundbreaking study of the psychology of the super-rich” (LID Publishing, 2018), “The Power of Capitalism: A journey through recent history across five continents” (LID Publishing, 2019), y recientemente, “In Defense of Capitalism” (Republic Book Publishers, 2023). Sus libros sobre la psicología del éxito y la creación de riqueza se han traducido a una gran cantidad de idiomas y han disfrutado de un éxito notable en China, India y Corea del Sur. También, es colaborador habitual de numerosos medios de comunicación europeos de prestigio, incluidos Neue Zürcher Zeitung en Suiza, The Daily Telegraph en Reino Unido y Frankfurter Allgemeine Zeitung en Alemania.

Obtuvo su primer doctorado en Historia en 1986 con honores “suma cum laude“ por su disertación sobre la influencia del socialismo en el pensamiento de Adolf Hitler, y el segundo, esta vez en sociología, en 2016, con su tesis sobre la psicología de los multimillonarios. Hoy por hoy, Zitelmann es una de las voces más influyentes del liberalismo contemporáneo.

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