En esta era, la vigilancia no siempre se manifiesta a través de muros o cámaras visibles. Michel Foucault retomó el concepto del panóptico, originalmente una prisión diseñada para observar a los presos sin que ellos supieran cuándo eran vigilados, y lo convirtió en una metáfora del poder disciplinario que domina la sociedad actual.
El panóptico nos muestra que el control puede funcionar incluso cuando actuamos correctamente. La clave no está en la desobediencia, sino en la vigilancia constante: aunque cumplamos con las normas, nuestra autonomía y creatividad quedan limitadas porque siempre existe la posibilidad de ser observados.
Este mecanismo crea lo que se podría llamar una “libertad condicionada”: podemos elegir, pero solo dentro de los márgenes aceptables para quienes nos vigilan. La persona que actúa conforme a lo previsto bajo este sistema no necesariamente es libre; su comportamiento es moldeado por la presión invisible del poder.
En la práctica, el panóptico se extiende más allá de cárceles o instituciones educativas. Hoy lo encontramos en oficinas, hospitales, sistemas de formación y, sobre todo, en las redes sociales. La conciencia de que siempre hay ojos observando genera autocensura, limita la innovación y refuerza estructuras de autoridad que parecen naturales y aceptables.
DE LA VIGILANCIA SOCIAL AL DINERO DIGITAL: UN NUEVO PANÓPTICO
La desaparición del efectivo y la implementación de la moneda digital controlada por el Estado representan una amenaza contemporánea que Foucault seguramente habría reconocido. Cuando cada transacción financiera queda registrada y es accesible a autoridades o instituciones, nuestras decisiones económicas dejan de ser privadas.
Incluso si somos ciudadanos responsables y cumplimos con todas nuestras obligaciones, cada gasto se convierte en un dato de vigilancia, moldeando nuestro comportamiento sin necesidad de coacción directa. Se abre un escenario en el que:
- Nuestros hábitos de consumo pueden ser monitoreados y evaluados.
- Se pueden imponer restricciones o sanciones invisibles basadas en patrones de gasto, aunque nunca hayamos hecho nada ilegal.
- La autocensura económica se convierte en norma, reduciendo nuestra libertad real, no solo nuestra libertad formal.
En otras palabras, la moneda digital podría funcionar como un panóptico financiero: incluso si siempre obramos “bien”, estamos bajo control constante, supeditando nuestra conducta y nuestras decisiones a la vigilancia implícita del sistema.
¿CÓMO EVITAR EL PANÓPTICO DIGITAL?
Reconocer el riesgo de un panóptico financiero es apenas el primer paso. La cuestión central es: ¿Qué podemos hacer para evitar que la desaparición del efectivo se convierta en un mecanismo de control total? Algunas propuestas clave son:
1. Defensa del efectivo
Mantener al dinero físico como una opción viable garantiza un espacio de privacidad en las transacciones cotidianas. El efectivo es un límite natural contra la vigilancia total.
2. Transparencia y límites legales al uso de datos financiero
Si los Estados y bancos centrales avanzan hacia monedas digitales, deben existir marcos legales claros que limiten el acceso y uso de la información, evitando que cada compra se convierta en un expediente de comportamiento.
3. Monedas digitales descentralizadas
El impulso de alternativas como las criptomonedas puede equilibrar el poder, al ofrecer opciones fuera del control directo de gobiernos y grandes corporaciones.
4. Educación ciudadana sobre privacidad digital
La gente debe comprender que la vigilancia no solo amenaza a quienes “tienen algo que esconder”, sino que condiciona la libertad de todos. Una ciudadanía consciente es la mejor barrera contra el abuso de poder.
5. Debate público antes de la implementación
La transición hacia sistemas financieros digitales no debe hacerse en silencio ni como una imposición técnica. No. La sociedad debe debatir abiertamente sus riesgos y beneficios.
REFLEXIÓN FINAL
El panóptico nos recuerda que la verdadera libertad no se mide solo por la ausencia de castigo o por actuar correctamente; en lugar de eso, se mide por la capacidad de decidir sin la presión de la vigilancia constante. La transición hacia una sociedad sin efectivo y completamente digital corre el riesgo de convertir nuestras vidas económicas en un registro constante de comportamiento, extendiendo el panóptico a cada aspecto de nuestra existencia. Reconocer estas formas sutiles de control es clave para cuestionarlas y proteger nuestra autonomía antes de que la vigilancia invisible se convierta en la norma.