DEL PETRÓLEO DE CHÁVEZ A LA COCAÍNA DE PETRO: LA NUEVA CAJA DEL FORO DE SÃO PAULO

En los noventa, cuando el comunismo parecía haber quedado atrás con la caída de la Unión Soviética, la izquierda latinoamericana encontró en el Foro de São Paulo un nuevo espacio de coordinación. Fidel Castro y Lula da Silva diseñaron este proyecto para mantener vivo el socialismo en el continente; ya no a punta de fusiles, sino a través de las urnas y del control sociocultural.

Con los años, al Foro se sumó un espacio paralelo de articulación: el Grupo de Puebla, creado en 2019. Mientras el primero conserva un perfil ideológico más duro, el segundo busca proyectar una imagen más moderada, convocando expresidentes, líderes en ejercicio y figuras de influencia académica. Ambos funcionan como vasos comunicantes de la izquierda regional, y sus dinámicas se entrelazan.

Durante los años dorados del chavismo, ese sueño tuvo financiamiento asegurado: la renta petrolera venezolana. Pero el derrumbe de los precios del crudo y el colapso del modelo bolivariano dejaron al Foro de São Paulo y, en consecuencia, al Grupo de Puebla sin su gran mecenas. Hoy, la pregunta es bastante inquietante: ¿está Colombia, bajo Gustavo Petro, llamada a ocupar ese lugar con otro recurso mucho más oscuro: la cocaína?

EL BANCO PETROLERO DE CHÁVEZ

Con el barril de petróleo a más de 100 dólares, Venezuela se convirtió en la chequera de la izquierda regional. Petrocaribe y la ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos) financiaron gobiernos, campañas políticas y propaganda. Incluso Cuba recibió durante años cerca de 100 mil barriles diarios en condiciones favorables. El chavismo era mucho más que un proyecto nacional: era el banco del socialismo del siglo XXI, del Foro de São Paulo y, más tarde, de los liderazgos que darían forma al Grupo de Puebla.

Mas todo ese castillo de naipes se vino abajo cuando el crudo se desmoronó. Entre 2013 y 2023, la economía venezolana perdió más del 70% de su PIB. Y con la quiebra de PDVSA se evaporó también la influencia regional de Caracas.

EL VACÍO QUE DEJA VENEZUELA

El chavismo no solo fracasó dentro de sus fronteras: su desplome hizo que la izquierda latinoamericana comenzara a tomar distancia. Nadie quería cargar con el costo de la corrupción, el autoritarismo y la tragedia humanitaria venezolana. El Foro de São Paulo necesitaba una nueva fuente de financiamiento.

En este punto, el Grupo de Puebla se posicionó como un espacio político que ofrecía una narrativa más “respetable” ante la opinión pública internacional, al presentarse como un foro de debate democrático y progresista. No obstante, detrás de esa fachada, su agenda sigue conectada con los mismos liderazgos y proyectos que orbitan en torno al Foro de São Paulo.

COLOMBIA BAJO PETRO: EL NUEVO BASTIÓN

La firma de los Acuerdos de La Habana con las FARC, en 2016, abrió un escenario político inédito en Colombia: en 2022, Gustavo Petro –exguerrillero del M-19– llegó a la presidencia y se convirtió en el primer líder de izquierda en la historia del país.

Desde entonces, su proyecto ha tenido dos banderas claras: la “Paz Total” con los grupos armados y un giro en la política antidrogas. Petro insiste en dejar atrás la represión para tratar la coca como un problema social y económico. El riesgo, sin embargo, es que ese discurso termine por legitimar y consolidar la cocaína como parte estructural de la economía nacional.

Lo relevante es que Petro no solo es figura central del Foro de São Paulo; es además referente estelar del Grupo de Puebla, donde se ha proyectado como voz de liderazgo continental. Así, Colombia se convierte en el nuevo bastión de la izquierda articulada en ambos espacios, no solo con influencia ideológica, sino con la posibilidad de ofrecer recursos que sustituyan la chequera chavista.

DE LA RENTA PETROLERA A LA ECONOMÍA ILÍCITA

Actualmente, Colombia es el primer productor mundial de cocaína. Según la ONU, la producción potencial aumentó un 53% solo en 2023. Esta renta criminal mueve miles de millones de dólares y tiene un enorme poder político: financia campañas, compra autoridades locales y sostiene redes clientelistas.

A diferencia del petróleo, que dependía de un Estado, la cocaína circula en redes transnacionales mucho más difíciles de controlar. Si esas rentas se convierten en el nuevo “banco” del Foro de São Paulo –y de la agenda que comparte con el Grupo de Puebla–, el impacto en la región podría ser aún más corrosivo que el del chavismo: no solo crisis económica, sino descomposición institucional de alcance continental.

EL GOLPE DE WASHINGTON: DESCERTIFICACIÓN DE COLOMBIA

En este contexto, Estados Unidos decidió descertificar a Colombia en la lucha antidrogas, argumentando que el país no cumplió sus compromisos internacionales y alcanzó niveles récord de cultivos de coca, pese a los esfuerzos en incautaciones. No obstante, aplicó una exención condicionada (waiver), que le permite a Presidencia seguir recibiendo apoyo y cooperación siempre que demuestre avances verificables en erradicación, interdicción, cooperación judicial y otros aspectos clave.

La medida refleja una doble realidad: por un lado, el incumplimiento de los objetivos; por el otro, la importancia estratégica que Washington le asigna a la relación con Bogotá. Aun así, abre un periodo de incertidumbre con efectos potencialmente graves: un posible recorte de la asistencia militar, económica y técnica de los EE.UU.; bloqueo de créditos de organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial; pérdida de confianza diplomática y hasta un debilitamiento de la inversión extranjera.

Internamente, el panorama es todavía más delicado. Las comunidades rurales y las zonas cocaleras serían las más golpeadas si disminuye el apoyo para programas sociales y de desarrollo alternativo. Ello pondría a Colombia bajo una presión internacional y social sin precedentes, justo cuando Petro busca consolidar su agenda política y su liderazgo tanto en el Foro de São Paulo como en el Grupo de Puebla.

CONCLUSIÓN

El paso del petro-socialismo al posible narco-socialismo marca un cambio de época. Venezuela se derrumbó como “banco petrolero” del Foro de São Paulo. Hoy, Colombia corre el riesgo de convertirse en su “caja criminal”.

La advertencia es clara: si las economías ilícitas se consolidan como sostén de proyectos ideológicos, América Latina enfrentará no solo crisis económicas, sino un deterioro democrático mucho más profundo y difícil de revertir. El Grupo de Puebla, junto con el Foro de São Paulo, proyecta ese ideario en distintos escenarios internacionales; pero si su agenda se financia con economías criminales, el costo político, social e institucional para la región será devastador.

Katherine Benavides
Katherine Benavides

Barranquillera para más no poder. Profesional en Dirección y Producción de Radio y Televisión por la Universidad Autónoma del Caribe y con estudios en Ciencia Política de la Universidad del Norte. Actualmente, está vinculada al Ayn Rand Center Latinoamérica, donde profundiza en el Objetivismo y en su aplicación a la defensa de la razón, el individualismo y la libertad en general.

También se distingue por su compromiso con la causa israelí y la promoción de las libertades individuales, principios que orientan tanto su trabajo intelectual como su quehacer personal y profesional.

Artículos: 2

Actualizaciones del boletín

Introduce tu dirección de correo electrónico para suscribirte a nuestro boletín