El estado de emergencia decretado por el gobierno nacional parece estar acompañado no solo del infortunio de la pandemia
Sino que también de un intento populista fraguado por la oposición que pretende deslegitimar al Presidente y sus decisiones. Para lo anterior, la bancada “alternativa” parece querer posicionarse en la opinión pública defendiendo ideas absurdas, ineficientes y poco rentables para este país que clama a gritos sobriedad en una administración que cada día da muestras de ir en contra vía a lo esperado.
Un ejemplo de lo anterior es lo referente a la renta básica, la cual busca materializarse en la realidad nacional por medio de un proyecto de ley obviamente radicado por ellos, “los alternativos”. ¿Pero qué es eso de la renta básica y por qué –según mi perspectiva– es tan nociva? Bueno, para explicar lo perverso de esta medida veo oportuno describir el concepto y contextualizarlo a la realidad económica de Colombia, después de ello concluiré con la descripción de sus efectos nefastos.
Empecemos por el concepto
El cual parece ser muy maleable dependiendo el sector que lo use y la finalidad que se tenga con el impulso a esta medida. En resumidas cuentas podría definir la renta básica parafraseando al Español Juan Ramón Rallo, el cual ostenta en su curriculum: Doctor en Economía y licenciado en Derecho. Actualmente es profesor de Economía en la Universidad Francisco Marroquín, en el centro de estudios OMMA, en la IE University y en la IE Business School y panelista en varios medios de televisión española. Según Rallo la renta básica sería “(…) un ingreso en efectivo y no en especie que se concede a los ciudadanos que residen en determinado territorio, y que es pagado por otros ciudadanos que también residen en conjunto con los primeros, es decir, con los abonados, o sea los beneficiarios del ingreso (…)”.
Aclaro algo, algo que no deja de ser importante pero que considero debe discutirse también; los enemigos del libre mercado constantemente atacan el modelo económico sustentándose en las fallas del mercado –market failures-. En otras palabras, emplean el uso de conceptos técnicos para criticar el intercambio de bienes y servicios “libre” y espontaneo. Sin embargo este no es el mejor escenario que tienen ya que las cifras reflejan que pese a todos los pecados que tiene el modelo, este resulta más eficiente que sus adversarios (socialismos – comunismo), y por eso proponen otro campo de debate, otra batalla, y esta es la moral. En este nuevo escenario se ataca al interlocutor poniendo sobre él cargas morales (malo, egoísta, ambicioso, etc) y la discusión de la renta básica se dará en este campo, en el campo de los calificativos ruines. Todo aquel que se oponga a esta idea es malo per se, es egoísta, es desconsiderado y poco solidario, o sea, un indeseable antisocial que no piensa en el prójimo. Conclusión: prepárense para ser tildados de la peor manera solo por disentir, aunque ya deberían estar acostumbrados.
Retomando entonces
La renta básica es un ingreso, un ingreso que se le da a un conjunto de ciudadanos el cual debe ser asumido por otros ciudadanos, en fin, otra arandela más del contrato social que nunca se firma pero que se debe aceptar a rajatabla. ¿Y cómo es eso que los ciudadanos son los que asumen este coste? Pues sí, así es, aunque muchos no lo crean aún, el Estado solo administra recursos del contribuyente y nada más, y por eso los contribuyentes son los que pagan TODO, todo incluyendo la renta básica.
¿Qué quiero decirles con todo esto? Simple, la renta básica representa un aumento del gasto público, gasto que a su vez debe verse auspiciado de una u otra forma y que por ello, se viene un agregado adicional a la reforma tributaria que seguramente vendrá a atacar los bolsillos de cada uno de nosotros.
A modo de cierre la conclusión de todo esto es simple: La renta básica será un nuevo pretexto para que la oposición haga de las suyas y empiece a repartir carnets de “malas personas” a quienes no apoyen esto. El panorama que se dibuja es una avalancha de insultos y descalificativos a todo aquel que piense que esto no resuelve nada o que simplemente sería un foco más de corrupción. De igual modo los voceros de este sector –la bancada alternativa– que hoy impulsan este nuevo gasto, serán los mismos que pedirán a la ciudadanía que salga a las calles y se queje por la subida de impuestos, esto desembocando en más caos que respuestas efectivas. En fin, otro paraíso para el discurso salvador del caudillo de la Colombia Humana que siempre parece tener las soluciones a todo en medio de quejas, radicalización y batallas campales de vándalos tirapiedras y daños a la propiedad.
¡Bienvenida sea la redistribución de la riqueza! En nombre de la mal llamada justicia social este solo es el génesis del apocalipsis que se vislumbra a lo lejos.