A postrimerías de cumplir un (1) año en la Presidencia y tras esquivar una destitución constitucional en el Congreso el pasado 28 de junio, es imperante revisar lo logrado y por hacer por parte de Guillermo Lasso, en función de su plan de Gobierno y de sus promesas de campaña, así como también los desafíos para los años que le restan de mandato. Es de todos conocidos los lineamientos liberales que esbozó desde hace muchos años cuando se lanzó a la arena política, lo que le permitió calar en sectores diversos de la sociedad y, en la última campaña, en aras de acercar otros sectores como los ambientales, los movimientos sociales y otros más, creando un discurso más centrista que, añadido al deseo de que no regresen Rafael Correa y compañía al poder, lo llevó a lograr amplios apoyos que le permitieron obtener la Presidencia.
A sabiendas de que la carga política, económica y social del Gobierno que se inauguraría el 24 de mayo del 2021, era pesada, la ciudadanía dio la oportunidad para dar un cambio de timón y transitar por un camino donde se privilegie el respeto al Estado de derecho, y se reestablezcan la tan necesaria institucionalidad y otros valores que durante la era Correa se vilipendiaron, y que en el Gobierno de Lenín Moreno se fueron nuevamente cimentando. Es así como el mandatario actual inicia con el espaldarazo de diversos Gobiernos y otros organismos multilaterales, y el apoyo de los mercados internacionales y demás actores del contexto internacional, con el firme propósito de que otro Ecuador si es posible. Vimos pues, que el riesgo-país se redujo de forma importante, se regresó al CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) y se anunciaron variadas reformas.
Hay que tener presente que el contexto bajo el cual asumió Guillermo Lasso, no fue el más alentador; con una pandemia en ciernes, una situación macroeconómica muy frágil, una Asamblea fragmentada, entre otros factores que hacen la gobernabilidad del país muy inestable. A pesar de ello, en este primer año hay varios logros que deben destacarse.
En primer lugar, el proceso de vacunación que llevó al Ecuador a ubicarse entre los primeros países en alcanzar tasas de inoculación, convirtiéndose en referente mundial; de igual forma, se destacan los avances en los procesos de integración comercial que lleva a cabo con las principales economías del país, buscando al final de su mandato concretar acuerdos con las diez (10) más significativas de estas. Por otra parte, sobresalen el fomento a la institucionalidad y el respeto al marco jurídico establecido –por ejemplo, el retorno al CIADI–, la mejoría en las cuentas fiscales, los acuerdos y las extensiones con los organismos multilaterales para el refinanciamiento de la deuda, el fomento a la reactivación económica –sector turístico, uno de ellos– y el incremento de las reservas internacionales. Sin duda, hay muchos pendientes –y desafíos además– en los que el gobierno debe enfocarse más, a fin de generar el cambio esperado, y evitar así que en una próxima elección el ostracismo político regrese al poder.
Entre los principales pendientes, tenemos variadas reformas que no se han tratado o no prosperan aún en el Legislativo, tales como: en materia laboral, para revertir la situación de siete (7) de cada diez (10) ecuatorianos que no tienen un empleo adecuado; en seguridad social, pues la situación de IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) no es sostenible en ningún horizonte temporal; en educación superior, dado que se requiere de un sistema de educación superior a la vanguardia de los cambios sociales y económicos; en materia de inversiones, ya que un elemento fundamental es la atracción de capitales para potenciar las capacidades productivas del país y la generación de empleo, en especial de mujeres, jóvenes y adultos mayores de 45 años, que son los grupos más afectados por el desempleo; entre otras reformas que se vuelven vitales para lograr los propósitos del Gobierno plasmados desde la campaña.
Asimismo, alivianar las cargas tributarias en la población y en las empresas, requeridas para dinamizar el consumo y la producción (en este escenario, tenemos medidas contrapuestas que se han dado en este primer año de gobierno); conjuntamente, una importante tarea pendiente es la optimización del gasto público, mismo que no evidencia reducciones significativas en ciertos sectores, claro está que ello no debe conllevar afectación a los sectores educativo, salud y de seguridad. Ídem, tenemos la lucha contra la corrupción, “monstruo” que sigue presente como una maligna herencia que terminó de incrustarse años atrás en todas las esferas del poder y que se vuelve difícil de eliminar, y contar con una política pública hacia el sector agrícola, ganadero y pesquero; en el caso del sector de minas y petróleo, es importante su impulso, dadas las altas reservas que tenemos de recursos minerales, y lograr duplicar la producción petrolera hasta el final del mandato. También hay que abordar urgentemente la crisis del IESS –insisto–, mismo que se encuentre carente de medicinas para sus afiliados y limitado en la atención de los servicios que brinda, así como prestarle atención a los hospitales públicos.
Otros pendientes son: concretar la ley de fomento a las inversiones, potenciar las alianzas público-privadas, mejorar en los procesos de contratación de pública, focalización de los subsidios para que vayan a los grupos prioritarios y más vulnerables, combate sin límites a la corrupción, impulso al sector de minas y petróleo como ya lo dijimos, e internacionalizar el sector financiero del país.
Es primordial que el segundo año de mandato enfrente importantes desafíos que se avizoran, como son la seguridad ciudadana que está en un mal momento, con índices de delincuencia y de homicidios que no se evidenciaban desde hace muchos años y que demandan una estrategia integral en todos los niveles; del mismo modo, el combate al narcotráfico será fundamental en este propósito, pues asumir este desafío traerá consigo –muy probablemente– la pacificación en las cárceles. En la agenda no debe tampoco faltar el establecimiento de un acuerdo de gobernabilidad con objetivos mínimos con el Poder Legislativo, en aras de dar paso a las leyes que requieren aprobase; y en el ámbito económico será fundamental establecer el camino hacia la despetrolización de la economía y blindar la dolarización.
Evidentemente el panorama es adverso, por ello será importante que el equipo de Gobierno tenga a las personas más idóneas para enfrentar los retos presentes y futuros. Ecuador ¡No pierdas la esperanza!