¿Será este el fin de Occidente? Desde la caída de la URSS, Francis Fukuyama predice el final de todo lo que vemos y podemos dimensionar en su libro El fin de la historia y el último hombre: La interpretación más audaz y brillante de la historia presente y futura de la humanidad (Planeta, 1992), ya que se acababa de terminar uno de los conflictos más significativos del siglo XX, con lo cual se había demostrado que era el liberalismo democrático el que marcaba la cúspide del desarrollo ideológico humano; si bien, Fukuyama no es el primero en hablar de que la historia llegue a su fin, pues Marx y Hegel ya lo habían hecho anteriormente, es el único que hablaba sobre hechos que realmente estaban sucediendo en el momento de escribir su obra. Durante mucho tiempo fue los Estados Unidos quien llevó la hegemonía del sistema internacional en cabeza de Occidente, como un recordatorio de que no existía otro modelo que fuera viable y que era importante la universalización del liberalismo político y económico, debido a que este constituía los valores que representaban el bloque occidental, algo demostrado a la postre con el triunfo de la democracia liberal por encima de otras ideologías.
Sin embargo, hoy en día, con ayuda del posmodernismo, han resucitado algunas ideologías que en el pasado habían caído; se han reformado y caminan entre nosotros con otros rostros, al punto de lograr distorsionar los mismos valores que, tras el final de la Guerra Fría, la mayoría del globo quería tener. Gracias a la globalización y a la revolución de internet se pasó de una economía de producción a una cultura de consumismo, en la cual, la oferta ya no son bienes materiales, sino servicios, y se busca de forma exhaustiva llenar el vacío de identidad que se tiene por herencia de ideas filosóficas como las de Michel Foucault en su texto Del gobierno de los vivos. Dicho texto, trata sobre el fin del hombre y de que la lógica es un régimen de la verdad, por lo que la verdad es un régimen de poder y un régimen político; por tanto, si no existe una sola verdad, sino diversos modos del saber, y si se opone a la razón y a la lógica, no tiene sentido abrazar una identidad, además de que todo lo que es cada uno está sometido a la cultura del “depende”, donde han logrado coger fuerza antiguos modelos supuestamente derrotados que simplemente se venden como el futuro: uno en el que no todo es gris como podría pensarse que es en la actualidad.
Lo anterior, ha logrado debilitar al bloque occidental porque la percepción que se tiene al respecto es la desde el posmodernismo. Este, ha logrado reconfigurar una nueva forma de ver el mundo y una nueva forma de vivir permitiendo que la democracia se desvirtúe y se deje de creer en el modelo, o que se den por sentadas esas libertades que ofrece el modelo occidental porque nunca han faltado y es fácil asumir que, porque están ahora, quiere decir que siempre han sido una constante en la sociedad. Ciertamente, ello podría llevar al final de Occidente como lo conocemos. Es algo que se está empezando a ver con los cambios de Gobierno en regiones específicas del mundo. Se le está apostando nuevamente a modelos más autoritarios que hacen pensar que lo que defienden son las libertades y las causas justas, y que son la voz de los indefensos, cuando en realidad, lo que están vendiendo es acabar con el libre mercado y que el Estado esté cada vez más inmerso en los aspectos de la vida de cada uno, controlando lo que cada uno consume, lo que cada uno gana y la forma en cómo lo gana.
En conclusión, Francis Fukuyama realmente tenía razón. El final de la Guerra Fría, si bien no representó el fin de la lucha entre ideologías, a pesar del fracaso del comunismo soviético, sí representó el fin de la historia, porque a partir de esto, la historia pareciera estar devolviéndose.
SOBRE LA AUTORA:
María Alejandra Ruiz: Se describe a sí misma como una mujer patriota y amante de la filantropía y la libertad. Internacionalista responsable y ávida de conocimiento. Apasionada por la investigación.
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