Debido a los recientes acontecimientos globales y las declaraciones del Presidente Gustavo Petro sobre el conflicto Palestino-Israelí, me puse en la tarea de buscar algunas voces que estuvieran vinculadas con la comunidad judía en Colombia para conocer más de cerca la situación.
Como ya lo mencioné, las recientes o casi continuas declaraciones de nuestro mandatario y, asimismo, las reacciones de algunos de sus más férreos seguidores, han revivido un estigma de antaño contra la población judía. Teniendo el firme propósito de hablar directamente con quienes han vivido en carne propia tal estigma, es así como contacto por redes sociales a Daniel Schwartz, miembro de dicha población.
Schwartz es historiador, pero se ha dedicado más al periodismo dentro del sector público. Como cualquier bogotano, tiene un día a día común y corriente.
ANDRÉS FELIPE PÁEZ (AFP) – Cuéntenos por favor: En el marco de la reanudación del conflicto Palestino-Israelí, ¿cómo ha visto las recientes posiciones del Gobierno al respecto?
Daniel Schwartz (DS) – Es importante la postura que ha adoptado el Presidente Petro, pues cuando se cometen crímenes, considero importante que un líder se exprese frente a lo que considere que está mal, una ofensiva que desde el sector defensa puede estar bien y que siente una posición sobre el tema. Sin embargo, creo que ha tenido un problema con las formas que podrían ser mucho mejores, sobre todo teniendo en cuenta que algunas palabras han llevado a reforzar estigmas y le ha faltado entender que esto puede tener repercusiones en las vidas de los judíos en Colombia.
AFP – Ya que me ha hablado de ese punto, quisiera aclarar al público de EL BASTIÓN: ¿Qué significa ser judío en Colombia?
DS – Creo que uno como judío siempre tiene una doble identidad. Uno es tan judío como es colombiano, como es francés, como es argentino. Creo que ser judío es ser consciente de ser parte de una historia común, de un pueblo. En Colombia ha vivido de forma tranquila; la migración fue muy poca, pese a que le cerró las puertas a la inmigración. A la gente aún le cuesta definir lo que son los judíos y a nosotros mismos nos cuesta también definir lo que somos, pero es una vida tranquila. Tampoco sería justo decir que Colombia ha sido hostil con los judíos.
AFP – Para usted como judío, si tuviera la oportunidad de decirle algo al Presidente: ¿Qué le diría o qué le aconsejaría?
DS – Aunque la causa palestina me parezca justa, sí sería bueno tener (más de) una conversación sobre qué significan algunas palabras. Por ejemplo: usar la palabra “nazi” para referirse a lo que hace Israel me parece incluso malintencionado; siento que es una necesidad por utilizar la peor tragedia del pueblo judío para echarle la culpa de algo que está haciendo. Me han respondido en redes que “es que es paradójico que no hayan aprendido nada del Holocausto”; es algo tipo “no tenemos que aprender algo”. Esa consideración de que la víctima resiliente que no puede aprender y que después debe ser victimaria, me parece un poco absurda. Yo sí aconsejaría recular las formas del lenguaje. Primero, como historiador comparar lo que está haciendo Israel con el nazismo poco tiene en común tanto en formas como estructuralmente; me parece una comparación con poco sentido. Aunque, si uno quisiera comparar lo que hace Israel podría compararlo con la lucha contra el Apartheid en Sudáfrica; no obstante, considero que uno debería ser más sensible, porque hay una gran comunidad judía internacional sobreviviente del Holocausto y es indolente incluso comparar la esvástica con la estrella de David.
AFP – ¿De qué manera ve usted esa disensión de la diplomacia en que se acerca más a los palestinos, pero al tiempo muestra una posición hostil frente a Israel?
DS – Creo que se une con el tema de las redes sociales. Me parece perfecto que el Presidente siente posiciones. Me parece perfecto que Latinoamérica muestre posiciones distintas. Me parece interesante, de hecho, yo mismo apoyo la causa palestina, pero se repiten los mensajes de redes sociales que repiten mensajes y no permiten entender la complejidad del conflicto. Ahora en redes sociales se utilizan como intercambiables los términos “sionismo”, “nazismo” y “fascismo” que considero minimizan una ideología, un movimiento que es mucho más complejo y lo vuelve monolítico, porque Netanyahu es “esto”. No creo que el Presidente sea un confeso antisemita, mas si creo que es un problema de cómo estamos acercándonos a la información.
AFP – A propósito que hay varios libros interesantes de Hannah Arendt: ¿De qué manera ve usted que juega el concepto de banalidad del mal, teniendo en cuenta el conflicto, las declaraciones del Presidente, el fenómeno de las bodegas, y demás?
DS – Creo que hay dos formas de antisemitismo muy comunes: El ilustrado y el ignorante, y en redes he visto a ambas confluir. Me asusta el antisemitismo ilustrado, pues hay un conocimiento erróneo, pero es un antisemitismo que ha leído el tema. Y el más extendido es el ignorante, el que mezcla sionismo con fascismo; la gente piensa que un judío es un sionista y que un sionista es un israelí. No sé si son bodegas pagadas ni voy a ponerme en el plan de decir que Hezbolá paga bodegas en Colombia. Pero el Presidente tiene muchos seguidores y cuando el Presidente habla, la gente replica con violencia. Si yo pudiera hablar con el Presidente, también le hablaría de eso, le diría que “usted no es cualquier tuitero y lo que usted dice puede repercutir en un grupo de personas”. Aquí en Bogotá ya hemos visto ataques antisemitas no solo en las redes sociales. Hace unos meses me comentaron que un tipo llegó en una bicicleta a intentar hacer un grafiti en la pared de la sinagoga de la calle 79 con esvásticas y estrellas de David, o uno en el que el negocio de un señor de la comunidad amaneció con una estrella de David pintada y con el símbolo de dinero adentro. No digo que el Presidente lo dijo, pero este tiene la responsabilidad de dar un mensaje y de que su mensaje no se preste para que muchas personas se empoderen para cometer este tipo de actos. Hace poco estuvimos celebrando Janucá, una de nuestras fiestas más importantes, y en la comunidad y las sinagogas se mantuvo el miedo de que existiera algún ataque. Hoy, ese miedo de algún ataque en las sinagogas de la comunidad, no cesa. En Argentina, en la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), pronto se conmemorarán 30 años de un atentado horrible en el que murieron, más o menos, unas 100 personas, y hace un par de días llegó una amenaza de bomba; yo creo que el poder político en Colombia puede condenar esas cosas y hay formas del lenguaje que le pueden poner un tatequieto a eso, y yo creo que no referirse a los judíos como nazis puede ayudar mucho a la comunidad judía a no sentirse amenazada.
AFP – Entrando al campo de los mitos sobre la comunidad judía, teniendo en cuenta que por el fenómeno de las redes sociales proliferan estos mitos: ¿Qué respuesta daría usted a quienes difunden estos mitos?
DS – Que lean (risas). Creo que el antisemitismo es la forma de discriminación más arraigada en Occidente. Entonces dentro del judaísmo se ha tomado con mucho humor. Sabemos que no va a cambiar porque (los mitos) están demasiado metidos en la gente. Sería una vida muy triste responder a cada mensaje en el que salen con el dibujo del judío narizón y avaro. El mismo Matador no ha parado, y eso que es un (pseudo)caricaturista colombiano abiertamente antisemita con el cual, yo ya me rendí.
AFP – ¿Cómo ha visto la influencia de este fenómeno en la salud mental dentro de la comunidad basado en los testimonios que ha podido conocer?
DS – Claro, eso afecta, pero se le pone el rótulo de salud mental al temor sobre lo que la gente piensa de uno. Las redes sociales amplifican los temores que siempre se han tenido sobre que hablen mal de uno, pero no pienso mucho en la salud mental en este contexto de redes sociales.