Iván Restrepo, psicólogo, máster en salud pública y residente de Cali, nos informa sobre una comunidad que carece de agua debido a la falta de infraestructura para proporcionar el servicio, es decir, la ausencia de un acueducto. A lo largo de esta entrevista-crónica, exploraremos la realidad local de la crisis del agua a nivel mundial y, a su vez, las propuestas que las mismas comunidades locales pueden desarrollar para gestionar esta crisis y adaptarse de la mejor manera posible.
Un Poco de Contexto
En Latinoamérica, según la Organización Panamericana de la Salud, 28 millones de personas carecen de acceso a agua potable, 83 millones no cuentan con instalaciones seguras de saneamiento, y 15.6 millones siguen defecando al aire libre. Aunque en Colombia las cifras son algo mejores, con una cobertura general superior al 95 %, en las zonas rurales del país esa cifra es inferior al 50 %.
Guadualejo, una comunidad del municipio de San Pedro, Valle del Cauca, Colombia, ubicada a 10 minutos de Tuluá, lleva más de 50 años sin acceso a agua potable. A pesar de que se han realizado estudios y diseños para dotar de agua a la zona, las limitaciones económicas de este municipio de sexta categoría han retrasado la ejecución de las obras necesarias. La obtención de recursos a nivel nacional también ha sido un desafío, ya que el municipio carece de los fondos suficientes para llevar a cabo dichas obras. Además, la sostenibilidad de los acueductos depende en gran medida de la capacidad de las comunidades para gestionar su funcionamiento, pero las brechas educativas en la administración de los acueductos afectan su eficiencia.
A esto se suma la paradoja de que, mientras la comunidad sigue sin agua potable, el gobierno ha financiado eventos como el “Concierto de la Esperanza” en solidaridad con el pueblo palestino, que tuvo un costo superior a medio millón de dólares. Si bien los fondos no provienen del mismo rubro, este hecho resalta una prioridad cuestionable en la asignación de recursos. La pobre ejecución del presupuesto asignado al Ministerio de Vivienda, que para saneamiento y agua potable alcanzó solo el 40,27 % en diciembre de 2023, es un ejemplo claro de la mala gestión de recursos. Además, el registro de planes de agua en la página web del Ministerio de Vivienda solo contiene información actualizada hasta 2017 del departamento del Valle del Cauca, lo que evidencia una falta de seguimiento.
Guadualejo, a pesar de su cercanía con otras comunidades que sí tienen acceso al agua potable, solo recibe abastecimiento cada ocho días. Aunque el proyecto para suministrar agua a esta comunidad ronda los 2.100 millones de pesos y existen recursos en el presupuesto nacional, los lineamientos técnicos dificultan que pequeños municipios puedan acceder a esos fondos.
La incidencia del cambio climático en la escasez de agua
Iván comenta que algunas comunidades rurales, al no tener suministro de agua potable, se han acostumbrado a la escasez y se han adaptado a estas condiciones. Sin embargo, fenómenos como La Niña han incrementado la vulnerabilidad de estas poblaciones, generando conflictos sociales en torno al agua, lo que se conoce como estrés hídrico. En Guadualejo, la falta de agua ha provocado tensiones entre vecinos, envenenamiento de ganado, cortes de mangueras y denuncias ante entidades públicas. Los alcaldes, por su parte, enfrentan dificultades para presentar proyectos de orden nacional, ya que muchos estudios permanecen estancados en los ministerios debido a los bajos réditos políticos que generan. Según Iván, el país no se está preparando adecuadamente para adaptarse a las nuevas condiciones ambientales, especialmente en lo que respecta al manejo y conservación del recurso hídrico. El centralismo es también un obstáculo, ya que las principales ciudades, como Bogotá, suelen recibir mayor atención, con racionamientos programados para ahorrar agua, mientras que las zonas rurales quedan desatendidas.
La amenaza del populismo
En este contexto, el discurso del decrecimiento económico promovido por el gobierno nacional se convierte en un obstáculo más para la solución de problemas como la falta de agua potable y saneamiento básico en comunidades rurales. Al reducirse los recursos nacionales, también disminuyen los fondos disponibles para inversiones en infraestructura, lo que agrava la situación.
¿Qué hacer al respecto?
Existen varios retos, como la falta de educación adecuada para administrar los recursos y el debate sobre si el acueducto debe ser construido por el sector público o privado. Una posible solución es la creación de asociaciones comunitarias que se organicen y colaboren para construir sus propios acueductos rurales. Comunidades como Alcalá, en el Valle del Cauca, se han unido y, tras organizarse, han logrado generar empleo, garantizar la sostenibilidad y mejorar la calidad del agua. Este modelo podría replicarse en Guadualejo para generar soluciones hídricas que sean sostenibles y gestionadas por la propia comunidad.