DONACIONES CON LIBRETO: EL PERIODISMO “INDEPENDIENTE” DE VORÁGINE

Hoy es más real que nunca que los medios de comunicación se consideran el “cuarto poder”. Son quienes generan la agenda pública en una sociedad y, de hecho, si quieren, pueden destruir o fortalecer a personas, proyectos, empresas, e incluso implementar narrativas. Peor aun cuando estos medios de comunicación posan de ser periodismo objetivo y neutro, pero hacen su trabajo financiado con donaciones por organizaciones con una agenda política muy concreta. Un ejemplo: Vorágine – Periodismo Contracorriente.

Pensemos esto. En política, las donaciones a campañas son motivo de suspicacia permanente. ¿Qué se esconde detrás de cada aporte?, ¿qué favores vendrán después? Dichas preguntas se repiten como mantra cada temporada electoral. Pasa que cuando las donaciones no van a políticos, sino a medios de comunicación alternativos como Vorágine, curiosamente, el estándar de escrutinio parece desvanecerse.

Se nos ha dicho que una donación es, por definición, un “acto gratuito y no vinculante”. Pero cuando hay correlación directa entre el flujo de dinero y la producción editorial, el carácter gratuito se diluye y el compromiso con la verdad se deforma. No se trata de acusar a Vorágine de corrupción ni de censura. No. Se trata de invitar a una reflexión seria sobre la coherencia ética en el ecosistema mediático, en pleno auge de los medios alternativos con esteroides provenientes de las arcas públicas.

Si se exige independencia a los políticos, también debe exigirse a los periodistas y medios de comunicación. De lo contrario, seguiremos atrapados en un doble rasero donde unos son culpables por recibir dinero… y otros son aplaudidos por hacer exactamente lo mismo.

Aquí van los detalles del caso.

Vorágine, que se autodefine como un medio “independiente y comprometido con la verdad”, ha recibido recursos de Vital Strategies, una organización internacional con claras líneas de trabajo en políticas de salud pública, entre ellas el control del azúcar, el tabaco y el alcohol. Hasta ahí, todo parece legal y legítimo. Lo problemático surge cuando uno observa que, poco después, el medio publica una serie de contenidos alineados con esa misma agenda, camuflados como periodismo de investigación, ¡y lo más preocupante!, cargados de información falsa o incompleta.

Imagen N.º 1: Donantes Fundación Vorágine (Año 2023). | Fuente: Informe de financiamiento Fundación Vorágine – Año 2023.

¡Ah, la doble moral! Ese arte tan fino de denunciar lo que prácticas y de rasgarse las vestiduras por lo que, en privado, aplaudes con entusiasmo. Claramente el protagonista no es un político tradicional –tranquilos, ellos ya tienen su sección fija–. Vorágine: el llamado equivocadamente “medio independiente” que se ha especializado en denunciar todo lo que huela a poder… excepto el propio.

En el mundo de la comunicación crítica, Vorágine ha sido muy “juicioso” señalando cómo las donaciones privadas influyen en políticos, campañas y decisiones públicas. La tesis es simple: si alguien dona a tu causa, seguro querrá algo a cambio… ¿Verdad? Bueno, hasta que miramos su propia financiación.

Imagen N.º 2: Relación de donaciones (Año 2023). | Fuente: Informe de financiamiento Fundación Vorágine – Año 2023.

De nuevo, para el caso de Vorágine, la organización que aparece entre sus principales financiadores es Vital Strategies, organización internacional con una agenda clara sobre salud pública, tabaco, bebidas azucaradas y otras nobles “cruzadas”. Resulta que Vital Strategies le dona a Vorágine. Pero no teman, estimados lectores, porque según ellos “en este caso la donación no compromete nada”. Aquí no hay sesgos, ni agendas, ni contenidos motivados por la financiación. Aquí solo hay “periodismo independiente”. ¿El precio? Solamente el 79% de sus ingresos que provienen de donantes “desinteresados”.

Imagen N.º 3: Tabla de Consideraciones Iniciales – Relación Tipo de Ingreso vs. Valor y Porcentaje (Año 2023). | Fuente: Informe de financiamiento Fundación Vorágine – Año 2023.

Muy “independiente”, después de recibir la donación, Vorágine publicó una serie de notas periodísticas criticando, justamente, temas en los que Vital Strategies tiene intereses claros. ¡Pero no se preocupen! Porque según ellos, las donaciones no influyen, siempre y cuando sean “para bien”.

Pero esta “independencia” no termina con estas donaciones, sino con los contratos que Vorágine tiene con algunas organizaciones que también tienen una agenda específica. Por ejemplo, la Fundación Friedrich Ebert (conocida como FES por sus siglas en alemán, Friedrich-Ebert-Stiftung), institución financiada por el Partido Socialdemócrata de Alemania, y que le pagó cerca de 20 millones de pesos para defender la reforma laboral propuesta por el actual gobierno de Gustavo Petro.

Asimismo, el contrato con la agencia de publicidad McCann por 45 millones de pesos para crear contenidos periodísticos. “Publirreportajes” que llaman, solo que sin ponerle ese enunciado y aparentar esos contenidos como “periodismo objetivo”.

¿Cuáles son esos artículos que fueron pagados por una agencia de publicidad para que salieran en la plataforma, como si se tratara de otro contenido periodístico más de la plataforma? No lo sabemos, ni siquiera sabemos cuántos artículos se hicieron que, por un pago de 45 millones, podemos sospechar que fueron bastantes. Es decir, el lector cuando vaya a consultar una nota de Vorágine nunca sabrá si lo que está consumiendo es un publirreportaje o un verdadero artículo periodístico.

Imagen N.º 4: Relación de donaciones (Año 2023). | Fuente: Informe de financiamiento Fundación Vorágine – Año 2023.

Este es el clásico doble rasero progresista: si a una campaña política la apoya una empresa privada, eso se llama cooptación, lobby o corrupción. Si a un medio de comunicación lo apoya una ONG global con intereses activistas, eso se llama “compromiso social” y “filantropía transformadora”.

Como buen ejercicio académico, podríamos citar autores sobre teoría crítica de los medios, independencia editorial o ética periodística. Pero no nos engañemos: esto se resume en algo más elemental y humano: hipocresía. Porque lo que molesta no es que los medios tengan agendas (todos las tenemos), ni que los periodistas tengan opiniones (¡faltaba más!). Lo que molesta es que se disfracen de “paladines de la indignación o adalides de la pureza editorial”, mientras acomodan sus líneas editoriales a las prioridades de quienes financian su activismo disfrazado de periodismo.

¿La moraleja? Si vas a recibir plata para promover causas, ten la decencia de admitirlo. Si vas a señalar a otros por recibir donaciones, asegúrate de que las tuyas no vengan con instrucciones. Y si no puedes hacer ninguna de las dos cosas, por lo menos, no nos des lecciones de moral, pues en este juego, todos estamos metidos. Lo único peor que venderse, es fingir que no lo haces.

El Vertedero
El Vertedero

Me llaman “El Vertedero”: un ciudadano indignado. Me gustan los libros –y escribir también–, pero no soy taciturno ni vegetariano –carnívoro a mucho honor, ¡y de los del profe Jordan Peterson, papá!–, tampoco animalista, mucho menos feminista, ¡siempre anti-colectivista!, asimismo, maratonista, pansexual, cisgénero, catador amateur de cerveza, músico de garaje y muy, pero muy desparchado... Ya saben, de todo un poquito.

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