Aún cuando el adjetivo virtuosidad es atribuido a las personas, también se utiliza para resaltar aquello que tiene la capacidad de producir un efecto positivo determinado. Es por esta razón que me parece apropiado darle este calificativo a una doctrina política y legal que protege los derechos fundamentales del individuo y su libertad ante la sociedad, así como la distribución de los recursos económicos mediante la economía de libre mercado.
¿QUÉ ES EL LIBERTARISMO?
Lo primero que debemos entender y nunca olvidar es que el libertarismo nace del liberalismo clásico, dejando en claro que su posición debe estar separada de lo que hoy en día es el liberalismo: una extraña mezcla entre socialismo y liberalismo clásico –algo similar a combinar elementos imposibles de unir como el hierro y el barro, razón por la que cae en contradicciones tan absurdas–. En síntesis, el libertarismo considera que los derechos fundamentales del individuo: vida, libertad y propiedad privada; deben ser respetados a toda costa, alineados con la defensa y conservación del libre mercado como la organización económica espontánea que surge de la interacción entre los individuos y que no debe contar con intervención alguna del Estado.
Para los libertarios, el Estado es un factor supeditado a la naturaleza del hombre, pero no por ello, es bueno o es lo mejor, aunado al hecho de que se sustenta vía impuestos y a sanciones producto del incumplimiento de normas y regulaciones. Es por esto por lo que propendemos al máximo por su reducción o, en el caso de algunos libertarios más radicales, se contempla su posible eliminación (anarcocapitalismo); para dedicarse solamente a ofrecer defensa, seguridad, justicia y protección a la propiedad privada –en vista de que cómo lo hace actualmente, deja mucho que desear–.
¿A QUÉ SE LE ATRIBUYE SU VIRTUOSIDAD?
El libertarismo ofrece un lugar donde sin importar sexo, raza, creencias religiosas, gustos y preferencias, posición económica o estrato social; pueden cohabitar la pluralidad de ideas, puntos de vista y maneras de vivir. Todo esto, teniendo siempre en cuenta los principios de libertad que deben estar interiorizados en todo libertario.
CUESTIONES ÁLGIDAS
Existen temas que siempre crearán controversia entre las personas que abrazan las ideas libertarias, ya que por un problema primordialmente filosófico y cultural, tendemos a creer que sino pensamos de la misma manera o no coincidimos en todo, no podemos estar de acuerdo o debemos ser enemigos. Esto se resuelve con las mismas herramientas que el libertarismo ofrece.
Aborto
Por ejemplo, en el tan polémico tema del aborto, toda sociedad debe basar sus leyes no por subjetividades sino por la ciencia, es decir, por conocimientos objetivos y verificables sobre alguna materia determinada que son adquiridos a través de la observación y la experimentación.
Si pasado ese debate se llega a la conclusión que la vida de alguien inicia tras la concepción, es decir, que estas acabando con la vida de un ser humano en su etapa de gestación; es obvio que tú como libertario que crees que la vida debe ser respetada y defendida, no estarás de acuerdo. O si bien, se concluye que no es un ser humano aquello que se quiere abortar, pues respetarás la decisión de la mujer que quiera recurrir al aborto, siempre y cuando no sea institucionalizado por el Estado llamándolo “derecho” –que no es otra cosa que tomar de tu dinero para ofrecer un privilegio a otro–, sino que quien quiera practicárselo tendrá la libertad de hacerlo, pero con sus propios recursos.
Creencias y/o religión
En el tema de la religión ocurre que, sin importar en la que creas, tienes la libertad de ejercerla, pero estando en el deber moral de respetar a aquellos que profesen alguna otra, aunque se llame Asociación Templo Luciferino “Semillas de Paz” y te pueda parecer muy inverosímil.
Tenemos que entender que no podemos condicionar nuestro estilo de vida a los demás y esperar ser libres, porque esto significaría la intromisión de alguien en ella, más aún porque la libertad está ligada a la responsabilidad y a que cada uno tomará, en virtud de esta, buenas o malas decisiones. Lo que nos debe importar es que esa libertad no afecte la nuestra, pues cada individuo debe tener la libertad de hacer lo que quiera, aún cuando su actuación pueda llegar a destruirlo.
“Uno en la vida puede hacer lo que quiera y está bien que así sea, pero lo que uno no puede es evitar las consecuencias de hacer lo que uno quiera.”
Jeniffer Tovar
EN CONCLUSIÓN
Entendiendo esto, podremos dejar de enfrascarnos en infructuosas discusiones –esas que vemos con frecuencia en redes sociales, protagonizadas por libertarios–, distrayéndonos de lo verdaderamente importante: 1) dar a conocer a más personas nuestra filosofía, para atraer más adeptos; y 2) defendernos y atacar a quien sin lugar a duda es nuestro principal antagónico: la izquierda en todas sus manifestaciones, misma que constituye la verdadera amenaza a nuestro más preciado tesoro: la libertad.
Con relación a otros temas, también polémicos y controversiales como son: drogas, prostitución y libre porte de armas; que no se alcanzaron a abarcar en este artículo, sería interesante debatir acerca de ellos en un espacio donde prime el respeto. A mis lectores los invito que dejen sus comentarios en la parte inferior.