Luego de la destitución de Martín Vizcarra por un presunto hecho de corrupción, fue nombrado Presidente de la República del Perú por el Congreso: Manuel Merino, quien renunciara tan sólo cinco días después de haber llegado al poder. El fugaz gobierno de Merino estuvo acompañado en su totalidad por manifestaciones que han dejado por lo menos dos personas fallecidas. De este modo, el domingo en horas de la tarde fue nombrado Francisco Sagasti como el nuevo Presidente. Este es el tercer presidente en menos de una semana en dicho país.
Desde finales del año anterior, hemos observado una realidad política en América Latina muy variante. Los países que la componen han sufrido cambios drásticos en política actual simultáneos con la propagación del COVID-19.
CONTEXTO
Teniendo en cuenta lo primero, haremos un breve recuento de la situación actual en algunos de los países latinoamericanos y analizaremos en conjunto ¿Qué está sucedido en nuestra región?
PERÚ
En menos de una semana, Perú ha dejado en claro la inestabilidad política por la que está atravesando. La corrupción es uno de los factores que más agobia al país andino; cinco de sus expresidentes han sido condenados por este delito y por sospechas de esta misma razón fue destituido Martín Vizcarra el pasado 10 de noviembre.
Al momento de la redacción de este artículo, Perú se encuentra con un mandatario entrante en el poder ejecutivo y sin autoridades en el poder legislativo. Lo anterior como consecuencia de la renuncia de la Mesa Directiva del Congreso en cabeza de Luis Valdez, quien oficiaba en su momento como jefe de esta.
BOLIVIA
Luego de la llegada al poder del expresidente Evo Morales en el año 2006 y tras su estancia en este por 14 años, fue acusado de fraude y remplazado por la Presidente interina Jeanine Áñez.
El pasado 18 de octubre, el MAS (Movimiento Al Socialismo) –movimiento de Evo Morales– volvió a tomar el poder en Bolivia. En esta ocasión en cabeza de Luis Arce, quien fuese Ministro de Economía y Finanzas Públicas durante la instancia de Morales en la presidencia del país en mención.
La victoria de Arce en primera vuelta se atribuye a la mala ejecución de medidas en el gobierno de Jeanine Áñez en medio de la pandemia causada por el COVID-19, y más aun con el escándalo de corrupción del Ministro de Salud: Marcelo Navajas; por sobrecostos en la compra de respiradores artificiales, razón por la cual perdió su cargo. Bolivia continuara con la era de Evo a la sombra de Luis Arce.
CHILE
Si bien Chile, desde hace un año atrás, ha sido titular en los medios de comunicación alrededor del mundo por los actos vandálicos en contra del gobierno de Sebastián Piñera, demostró su mayor descontento social el pasado 25 de octubre, cuando con una abrumadora mayoría en el plebiscito celebrado en el país, ganó la opción de cambiar la Constitución que lo venía rigiendo desde 1980 y que fue establecida en la época de Augusto Pinochet.
Aunque Chile aprobó el cambio de su Constitución Nacional, aún está pendiente por definir el modo, quienes y bajo qué parámetros se redactará la nueva carta magna de dicho país.
ECUADOR
Luego del paso del expresidente Rafael Correa, quien estuvo en el poder por 10 años, llegaría en 2017 su sucesor Lenin Moreno por el mismo partido de Correa: Alianza País. Después de la toma de posesión de Moreno, se le tildó de traidor al darle “vuelta” a lo instaurado por Correa y plantear políticas internas e internacionales totalmente diferentes a las ya establecidas en ese país.
Hoy, el hermano país del Ecuador se encuentra en campañas presidenciales que tendrán su culminación en el mes de febrero del próximo año, donde conoceremos su nuevo mandatario y si el candidato de Rafael Correa ganará los comicios electorales.
Lo anterior, teniendo en cuenta que se le negó la posibilidad a Correa de que fuese fórmula vicepresidencial en estas elecciones, una vez que la justicia ecuatoriana ratificara en el mes de septiembre la condena de ochos años de prisión por el delito de cohecho que pesa en sus hombros.
CONCLUSIÓN
Al ser tan compleja y variante la realidad política en América Latina, es acertado afirmar que los gobiernos de esta zona del globo terráqueo son quizás los de mayor nivel de volatilidad, es decir, en cualquier momento pueden cambiar y su cambio puede llegar a ser drástico y radical. La mayoría de estos cambios han surgido en medio de la pandemia por el COVID-19, lo cual no es coincidencia. Si bien cada país cargaba con sus problemas particulares, la pandemia dejó en vista de todos la deficiencia de las administraciones y la falta de liderazgo y autoridad.
Luego de observar el panorama general de algunos países, surge la pregunta: ¿A que se debe la volatilidad y dinamismo acelerado en la realidad política de América Latina? Para dar respuesta a la anterior incógnita, analizaremos los siguientes aspectos que están marcados en el día a día en nuestros países.
1) Más allá de la sana democracia: La democracia es el modelo actual mayormente empleado en América Latina, pese a que varia de acuerdo al país.
Los diversos esfuerzos de cada país, y de darle un salvavidas y mantener a flote el barco de la democracia, en nada queda, si los tripulantes del barco encargados de votar en las elecciones aun no alcanzan esa madurez democrática. Madurez que se requiere para ejercer el modelo democrático de manera correcta, y así evitar los cambios repetidos y bruscos de gobiernos cada cuatro, cinco o seis años que llegan al palacio presidencial a cambiar todo de nuevo y a iniciar desde cero; generado así, un impedimento para avanzar y desarrollar a plenitud las políticas públicas ya establecidas.
2) Aunque los partidos políticos son necesarios en una democracia, el exceso en la cantidad de estos trae consigo todo lo contrario: una vaga y confusa democracia que no los solidifica, sino que idolatra de manera extrema a algunas personas pertenecientes a los mismos. Hasta el momento Ecuador (15 partidos y 7 movimientos políticos), Colombia (más de 25 entre partidos y movimientos políticos), Perú (más de 12 partidos políticos) y Bolivia (Más de 27 partidos Políticos); cuentan con altas cifras en sus democracias, reflejando así, únicamente la división y la confusión que pueden tener sus electores.
3) La mala educación política, que muchas veces se traduce en barato populismo de oposición. Una mal llamada oposición que tan sólo se limita a un “NO” a todo y no se esfuerza por convertirse en un ente constructivo que esté a favor del pueblo y no viciado para el bien propio.
Claramente, son múltiples los factores que afectan la realidad política de América Latina, pero los tres anteriores son los que mayormente la aquejan en la actualidad, y hasta no vencerlos, serán los encargados de obstaculizar y detener el desarrollo y progreso de nuestra región.
