LA TASA DE USURA EN COLOMBIA: UNA AUTOPISTA SEGURA A LA POBREZA

“[20] »Llegó otro siervo y dijo: “Señor, aquí tiene su dinero; lo he tenido guardado, envuelto en un pañuelo.
[21] Es que le tenía miedo a usted, que es un hombre muy exigente: toma lo que no depositó y cosecha lo que no sembró.”
[23] Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco, para que al regresar pudiera reclamar los intereses?”

Lucas 19: 20-21, 23

El cobrar intereses por un dinero prestado ha sido algo fundamental desde tiempos inmemoriales. La Biblia en este pasaje nos indica lo beneficioso de dicha actividad. Solamente mentalidades mercantilistas y anticapitalistas rechazarían esto, y precisamente así nos lo muestra la historia de la humanidad desde la edad media hasta la actualidad con un concepto maliciosamente manoseado: ¡La Usura!

Conceptos Básicos

La tradición judeocristiana ha denunciado moralmente cuando una persona se aprovecha de la necesidad de otro en posición de minusvalía –ese es el verdadera concepto de usura–. Pero los mencionadas colectivistas y mercantilistas siempre han tratado de judicializar la ética –haciéndole un flaco servicio a la sana interpretación del texto bíblico–; imponiendo sanciones o ya directamente la prohibición de cobrar intereses a los créditos.

Lo anterior nos lleva al tema central de este artículo: la tasa de usura en Colombia. En este país, heredero de esa tradición atrasada, mercantilista y colectivista basada en un conservadurismo político arrollador, ha impuesto un conjunto de limitaciones a la actividad mercantil, como el instrumento señalado acá. Quien se ha encargado de ello es un ente centralizado del Estado llamado Superintendencia Financiera de Colombia. El Banco de la República, define tal concepto de la siguiente manera:

La tasa de usura representa el valor máximo de los intereses remuneratorio o moratorio que puede cobrar un organismo a los agentes de la economía y se construye como 1.5 veces el interés bancario corriente por modalidad de crédito.

Entonces… 

En palabras mas sencillas, es un control de precios máximos. El precio en este caso es el costo del dinero en la economía –es además, una verdad totalmente demostrada que un control de precios genera escasez–. Si por ejemplo, el kilo de arroz, el cual normalmente vale un dólar, por X motivos sube sus costos de producción; lo cual conduce a que aumenta su precio en el mercado, al Estado se le ocurre la “genial” idea de poner su precio máximo a un dólar, todo aquel que no pueda vender a ese precio o menor a él, va a tomar dos opciones: o vende en el mercado negro/informal o simplemente no produce.

Con la tasa de usura pasa lo mismo, ya que un tope a la tasa de interés genera escasez en la oferta de préstamos. Si hay un incremento en la necesidad de invertir, la vía mas expedita es a través del endeudamiento. Mientras la Superintendencia Financiera mantenga la tasa de usura, pues los bancos como entes primarios en otorgar créditos, aplicarán fuertes trabas burocráticas, especialmente a las pequeñas y medianas empresas que quieren expandir o iniciar un nuevo negocio; para dar cumplimiento al pésimo instrumento de la tasa de usura.

Al no poder acceder al mercado formal de crédito, sale en aparición un siniestro personaje que es el prestamista informal, mejor conocido en Colombia como el Gota a Gota. Este impone condiciones draconianas y altísimas tasas de interés, y en caso de incumplimiento de pago, se puede llegar a la violencia física e incluso a la muerte. Si analizamos detenidamente tal situación, esa es la verdadera esencia de la usura, donde los más vulnerables económicamente, por no acceder a los mercados de créditos formales, terminan en estos terribles escenarios.

Conclusión

Finalmente, podemos ver cómo la figura de la tasa de usura incentiva precisamente esto ¡Vaya ironía! Sólo en las mencionadas y descabelladas mentes estatistas que promueven tal tipo de políticas económicas – y no estamos hablando únicamente de los políticos colombianos, sino de “luminarias” como el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz–; atacando un mal con otro mal, esto es pensado como algo coherente. La única salida a este hoyo sin fondo; es la eliminación de ese nefasto instrumento y permitir la libre competencia en el mercado financiero, pues es la única verdadera salida a la pobreza y miseria. Apostemos a ello, a la economía de libre mercado.

Otman Domínguez
Otman Domínguez

Venezolano. Economista de la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas Venezuela) especializado en Econometría y Evaluación de Proyectos para PYMES. Estudioso de la “Escuela Austriaca de Economía”. Miembro docente del Instituto Juan Calvino y locutor en la Radio Presbiteriana Reformada y candidato a Anciano Gobernante de la “IPR Pacto Eterno Chía”.

Jefe de operaciones (COO) y miembro fundador del medio digital libertario El Bastión, y miembro fundador de la Corporación PrimaEvo.

Artículos: 28

Actualizaciones del boletín

Introduce tu dirección de correo electrónico para suscribirte a nuestro boletín