Vámonos un tantito hacia atrás, en la historia, y luego, volvamos a donde estábamos. Poniendo a mis queridos lectores en contexto: la filosofía estoica tiene su origen en una crisis, como la vivida por Marco Aurelio. La decadencia romana se explica por la pérdida de los valores aristocráticos, por el hecho de que las clases altas se vuelvan cada vez más materialistas y por la no existencia de un ideal moral que le dé sentido a la autoridad. Los ESTOICOS sostuvieron que había dos salidas fundamentales para la “libertad romana”: el desapego de los bienes materiales y el perfeccionamiento interior del individuo justo y sabio.
El estoicismo radica en la actitud de las personas que, en el momento de la adversidad y en la no aceptación de ella, persisten a la espera de que, cultos en la expresión de su destino, finalmente se den la mano en su camino con su ética. El sabio estoico vive apacible ante los daños que el mundo puede infligirle, pero no de una forma resignada, sino como cosecha e inicio de una transformación ética que va destinada a la reforma de las costumbres y la disposición de su entorno.
NOTA:
Este es el octavo capítulo de una serie de artículos que tratan sobre las diferentes etapas que ha vivido el liberalismo, desde sus cimientes hasta nuestros días. Para poder comprenderla mejor, es recomendable leer los siete anteriores:
EL ESTOICISMO & LA ÉTICA DEL AUTODOMINIO
En su concepción de la libertad, el estoicismo plantea una ética racional centrada en el individuo, donde la vida buena implica autarquía (autosuficiencia), en sintonía con la cosmología del deber. La libertad se concibe como la capacidad de actuar sin miedo ni perturbaciones, de forma activa y eficiente, reservada para los sabios.
La ética estoica destaca la elección racional de las pasiones como vía para alcanzar el bien. Este proceso conduce a un “estado de Alétheia” (o Aleteia, que significa “verdad”), el cual puede derivar en “Aporía” (desconcierto), reflejando la complejidad del camino hacia la autarquía. Sin embargo, alcanzar la “Eudaimonía” (felicidad plena) no siempre es posible, ya que depende de condiciones tanto internas como externas, a menudo insatisfechas.
EL CONCEPTO DE LIBERTAD EN LA FILOSOFÍA ESTOICA
El objetivo de este artículo consiste es comprender la noción de libertad según los estoicos, a pesar de la escasez de textos originales. Podemos reconstruir sus ideas a través de autores afines que reflejan sus principios fundamentales. La Escuela Estoica se desarrolló durante aproximadamente 500 años, desde su fundación hasta su cierre, influenciando profundamente el pensamiento clásico y helenístico, junto con las Escuelas Epicúrea y la Académica.
A pesar de que surgieron fuera de Atenas, los estoicos encontraron en Grecia, y especialmente en Rodas, un centro vital de difusión filosófica. Allí se consolidaron como una corriente clave del pensamiento ético y político del mundo antiguo.
AUTONOMÍA PERSONAL: LA BASE DE LA LIBERTAD SEGÚN LOS ESTOICOS
El concepto estoico de libertad se basa en la autosuficiencia y en vivir conforme a la razón y la naturaleza. Buscar sabiduría no implica adquirir algo externo, sino descubrir lo que ya está en nosotros. La sabiduría es el culmen de la autonomía y se vincula con el orden cósmico regido por el principium activum, inseparable de la necesidad (Ananké).
Para los estoicos, la ética no difiere sustancialmente del pensamiento atomista previo, aunque profundiza en las elecciones morales y su conexión con la verdad. La virtud es el eje de la vida buena, y su práctica diaria busca mantenernos a los seres humanos alejados de las pasiones que nos desvían de nuestra naturaleza racional.
CONEXIONES ENTRE EL ESTOICISMO Y EL LIBERALISMO CLÁSICO
Para Zenón y sus sucesores, la libertad reside en la acción y pensamiento racional alineados con la naturaleza interna del ser humano. Si una acción se encuentra influenciada por factores externos, pierde su carácter libre. Esta visión se acerca a ideales de anarquía frente al orden sociopolítico impuesto, proponiendo un modelo de autogobierno basado en la razón.
Los estoicos impactaron fuertemente el pensamiento político occidental, pero a diferencia de Platón, no aspiraron a una estructura estatal ideal. Recibieron el orden como algo natural, compatible con la filosofía y la vida pública, y promovieron una visión del individuo como parte activa del “Cosmos”, guiado por el “Logos” y el “Oikos”.
CONCLUSIONES & REFLEXIONES FINALES
Regresamos a una cuestión clave: las paradojas del nacionalismo. Aunque el liberalismo abarca diversas corrientes económicas, existe una tensión entre la economía política clásica y la idea de nación como comunidad cohesionada. Esto plantea dudas sobre la viabilidad de naciones cuyos ciudadanos no buscan activamente el bienestar colectivo, sustituyendo el interés común por el apego al territorio o la propiedad.
Esta reflexión tiene un tono darwiniano. En la política, el debate gira en torno a quién ofrece soluciones más efectivas, aunque ello nos obliga a considerar qué sacrificios estamos dispuestos a aceptar por promesas potencialmente inalcanzables.
La viabilidad de las naciones autónomas es tratada también como asunto crítico de la conciencia de las clases sociales. Se duda que sean responsables de sí mismas debido a que quienes las constituyen se comportan como sujetos pasivos una y otra vez. Por otra parte, la figura del hijo pródigo y su experiencia americana simbolizan la confusión contemporánea sobre la justicia, el poder y el bien.