CONTROL DE PRECIOS EN CRISIS: UNA CURA PEOR QUE LA ENFERMEDAD

#NuestrosLectoresOpinan hoy nos trae un interesante caso del efecto del control de precios de los tapabocas ante la escasez surgida en la pandemia del virus COVID-19.

Cuando los políticos populistas colocan en práctica lo que prometieron en las urnas, normalmente, la forma de financiar estos proyectos es mediante políticas económicas de expansión desmedida de la base monetaria, es decir; desempolvar la impresora de billetes y hacerla funcionar a su máxima capacidad acompañado de un aumento desproporcionado de los impuestos.

POLÍTICAS INSOSTENIBLES

Al presentarse las dos variables en mención, la inflación por el exceso de dinero y el desincentivo a la iniciativa privada por la exageración en impuestos; se crea la fórmula perfecta para una crisis económica.

De modo que, al comenzar la crisis, se presenta escasez de productos. Los precios empiezan a subir súbitamente, lo cual hace aún más difícil la obtención de cualquier producto, por lo que les surge la brillante idea de imponer precios máximos para evitar el alza.

En el evento que esto ocurre, no solo se va en contra de la naturaleza elástica de los precios, sino que se destruye la línea de producción y de abastecimiento de bienes y servicios. Para explicarlo mejor, utilizaremos dos ejemplos: uno frente a crisis por inflación y otro frente a crisis por escasez.

CONTROL FRENTE A LA INFLACIÓN

Supongamos que un sujeto A, a quien llamaremos Juan, vendía carne en Venezuela. Este sujeto comercializaba a 20 bolívares la libra, teniendo el producto un costo de obtención de 12 bolívares. Por la inflación y la creciente subida de precios, el gobierno estipuló que se debía vender la carne a 15 bolívares, por lo que, en base a disposiciones legales, reduce el precio ocasionando una disminución de la ganancia de 8 a 3 bolívares.

Juan evidencia que “ya no es tan buen negocio, pero él sigue fiel” a proveer el producto y a cumplir con los salarios.

Resulta que un tiempo después, llegó la temporada ambiental “seca” en el Estado donde Juan tenía sus vacas, y no tiene suficiente comida para darles, por lo que debe comprarla en el mercado. Pero resulta que esta también subió de precio debido a la inflación, entonces producir la carne ya no le cuesta 12 bolívares, sino 15. Por ley no puede subir el precio, debido a que “el Estado lo trataría como traidor a la patria” y lo encarcelaría. Entonces, Juan ve que ya no puede seguir trabajando en el negocio de la carne, ya que no supone ser rentable. Por lo tanto, cierra la operación, dejando sin empleo a 200 familias.

CRISIS TOTAL

Lo mismo sucede con el resto de los productores porque ya no hay carne en el mercado, y muchas familias dependientes de este negocio se quedan sin ingresos.

Con el dinero que Juan alcanzó a ahorrar, y con consejos de sus asesores y amigos, toma la decisión de irse a otro país y emprender otra vez su negocio, ya que sabe mucho sobre este y tiene el talento necesario para llevarlo a cabo.

Al igual que la anterior decisión, lo mismo sucede con el resto de los productores. Resultante, empieza una fuga de capitales y las pocas personas que sabían producir carne y sobre el negocio, se van del país. Ergo, el Estado empieza a racionar la poca carne que le compra al país vecino; llevando miseria y hambruna a la población.

CONTROL FRENTE A LA ESCASEZ

Para entender el fenómeno debemos tener claro que, a mayor demanda a corto plazo, es decir, a mayor cantidad de personas necesitando el producto, suben los precios de estos, por lo que naturalmente sube la oferta, ya que más personas invertirán al ver que es un buen negocio y un producto muy necesitado. Cuando la línea de la oferta supera la línea de demanda, baja el precio, y si se mantiene la tendencia, posiblemente retorne al precio inicial.

Vamos a hacer un desglose un poco más profundo para poder entender mejor el fenómeno económico; y darnos cuenta como la acción humana libre es fundamental para estas situaciones.

El tapabocas ha tenido mucha demanda, por lo que absolutamente cualquier persona que quiera salir, necesita de uno. En efecto, la línea de demanda se vuelve una pendiente positiva muy pronunciada haciendo que los inventarios se agoten muy rápido, generando una escasez general que aumenta su precio.

Las personas al darse cuenta de que es un producto de alta necesidad que todos van a comprar, hace que se convierte en un buen negocio, ya que el consumo y la rentabilidad es el objetivo de la producción y de la inversión. Por ende, varias personas empiezan a producir tapabocas.

Al haber mucha producción de tapabocas y un aumento subsiguiente de la demanda, cada vez más personas van a invertir en el negocio de la producción de estos, llevándoles rentabilidad, riqueza y consiguiendo que cada persona que quiera un tapabocas pueda comprar uno, ya que, al haber tanta producción te aseguras de que nunca habrá escasez.

Cuando la oferta llega a superar la demanda, muchas de estas personas se quedarán con producción sin vender –recordemos que el objetivo de la producción es vender–, razón por la cual, para que su producto sea más competitivo e incentivar que les compren, fijan los precios más bajos, al igual que el resto de los productores, haciendo que el precio baje, y en algún punto, volver al status quo que alguna vez tuvo.

REFLEXIÓN: LIBERTAD ECONÓMICA PARA BENEFICIO DE TODOS

La subida inicial de precios puede tomarse como inmoral o de extrema codicia, pero como ya explicamos, es un fenómeno natural de la acción humana dentro de un mercado libre y es positivo para todos, ya que se consigue que no haya escasez de tapabocas y que muchas empresas que están parada empiecen a producirlos (en muchos casos salvándolas de la ruina). También se consigue que haya riqueza, flujo de liquidez y no se rompa la cadena de pagos.

La idea de evitar que los tapabocas suban de precio puede parecer buena para hacer que todos tengan, pero haciendo un análisis más profundo, el control de precios no es algo sano para la economía y para la producción.

CASO DE ESPAÑA: LO QUE NO DEBE HACERSE

Veamos el caso de España, en el cual hicieron control de precios a principios de abril, y consiguieron el colapso del mercado de tapabocas, haciendo casi imposible conseguir un bien tan esencial para ese momento:

El gobierno español impuso un precio máximo a las mascarillas de 0.96 euros. (…) Por el aumento de precios generalizado en las materias primas, los fabricantes empezaron a ver reducida su rentabilidad (y en algunos casos vieron perdidas), y al darse cuenta de que no era un negocio muy rentable, deciden dejar de producir mascarillas o venderlas a otros países. (…) Se genera una escasez de mascarillas en España haciendo que para la gente común sea casi imposible conseguirlas. (…) Muchos contagios y muchas muertes se pudieron haber evitado con el uso del tapabocas.

Villaécija, R., & Lamet, J. (24 de Abril de 2020). La intervención del precio de las mascarillas colapsa el mercado. Recuperado el 7 de Octubre de 2020, de EL MUNDO – Diario online líder de información en español: https://www.elmundo.es.

Si se quiere disminuir el precio de algo escaso y sumamente fundamental, simplemente se necesita aumentar la oferta del producto/servicio. Si artificialmente se capa la oferta (precio máximo), lo que se consigue es generar escasez, algo así como sucede en países con mayor planificación económica (socialistas) en los que por regular precios, escasean productos vitales (caso de Cuba, Venezuela, la gran mayoría de África subsahariana y muchos otros en el pasado).

REFLEXIÓN: LIBERTAD FRENTE A LA ACCIÓN HUMANA

Los hombres no pueden cambiar las leyes de la física, de igual manera tampoco pueden cambiar las leyes económicas.

Parafraseado de Ludwig von Mises

No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses.

Adam Smith

Adam Smith tenía razón: frente al prejuicio existente contra el egoísmo y frente a lo que la intuición de muchas personas parece dictar, lo cierto es que la búsqueda egoísta del legítimo lucro personal hace, indirectamente, que toda la sociedad termine lucrándose casi siempre.

Luis del Pino
Sobre el autor:

Este articulo fue escrito por José Guillermo González Olave: Estudiante de Economía y Mercadeo, y columnista Invitado a Lectores Opinan.

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