Hastiado de una dictadura blanda que tienen los progresistas y sus ansias de ser guardianes de la moral; me veo en la obligación íntegra de impulsar –en Colombia– un movimiento político que esté a la altura de las circunstancias y les plantee cara sin miedo, dudas o peros.
Aunque todavía no exista de manera formal, me he encontrado –muy gratamente– con varios colombianos respetuosos de la vida, libertad y propiedad; que ya no soportan el asqueroso escenario político que tenemos los colombianos. Y es que, haciendo una simple reflexión, no es para menos, ya que cada cuatro años siempre nos ponen las mismas opciones: una izquierda totalitaria y liberticida o un socialbacanismo mercantilista disfrazado de derecha.
NUESTRA DESCOMPUESTA POLÍTICA
Jugando de manera deliberada, dos bandos políticos se reparten a los electores a base de escándalos y peleas dignas de un Kindergarten. Todo esto mientras el país se hunde en el subdesarrollo, ahora impulsado por los efectos de la cuarentena estrictita por el COVID-19. Ambos bandos –sólo preocupados por seguir en el poder y ser tendencia en Twitter– no ponen sobre la mesa los cambios necesarios que permitan a Colombia salir de esta abyecta miseria.
Ni pensemos tampoco, que ampliando la perspectiva hacia las otras “opciones” algo cambia. Les dejo claro que son más de lo mismo, proponiendo más Estado como Fajardo y su millón de empleos públicos –que sabrá Dios con que se financiarán– o la arrabalera Claudia López; que parece tener un odio particular por los empresarios y está en pro de entorpecer su vital función en la sociedad.
Por eso es necesario un nuevo proyecto político que abandere la lucha contra los estatistas compulsivos, también a esos socialbacanes, y por supuesto, a esa oxidada izquierda liberticida y totalitaria que cierne sus ojos en la presidencia. Para entrar en materia, esta Derecha Liberal debe tener como prioridad:
UNA COLOMBIA CON LIBRE MERCADO
Uno de los más penosos puntos en común que comparten todos los partidos o políticos en este país, es su agresividad hacia el libre mercado. Por un lado, tenemos a los mercantilistas que sólo permiten a sus amigotes disfrutar de los beneficios del mercado, y por el otro, tenemos a los expropiadores del Siglo XXI –a los cuales les gusta usar mejor la palabra “democratizar”–. Teniendo este panorama, y sabiendo que el libre mercado es uno de los requisitos para el desarrollo de un país, es menester que esta Derecha Liberal abandere como máxima esta postura.
Se comienza teniendo como aliados a todos aquellos que realmente viven del mercado –el sector privado en conjunto– y crear un paquete de modificaciones a todo ese amasijo deforme y absurdo de leyes proteccionistas. Como segunda acción necesaria, es menester desmantelar el laberinto que es el sistema tributario y sus exenciones pretensiosas; dejando una tasa uniforme e ineludible.
Y como no podía ser de otra forma incluir una reforma para tener:
UN ESTADO PEQUEÑO
No es suficiente repetir como disco rayado “hay que tener un Estado austero”, son las acciones las que realmente nos aproximan a la meta. Es necesario que esta Derecha Liberal se deslinde de toda esa retórica vacía, y presente de entrada el paquete que desintegre ese exceso de burocracia y prebendas –dignas de la nobleza del Medioevo– que existen actualmente en la clase política con poder.
Me permito señalar como ejemplo al Senado y su necesaria reducción del 50% en sus gastos administrativos, a los esquemas excesivos de seguridad, al Esquema Ponzi de pensiones públicas, y por supuesto, a ese ineficiente sistema educativo público que nos sale tan caro a todos y que no tiene el nivel más elemental de calidad.
Pero este Estado pequeño no puede seguir bajo el mismo sistema político en el que vivimos, por eso otra ineludible propuesta de esta Derecha Liberal es:
LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA
¡El tiempo del centralismo se acabó! No podemos seguir tenido una prospectiva de Colombia rígida y comandada desde Bogotá; en este país demasiado diverso en todas sus aristas. Hoy la descentralización es un reclamo liderado por departamentos como Antioquia y toda la Región Caribe, que incluso expresó en su voto caribe el deseo de autonomía, cumpliéndose este 2020, diez años del suceso.
Pero el federalismo va más allá de simple autonomía tributaria. También se incluye una necesaria competencia entre los diferentes Estados que obliga a los gobernantes a tener mayor disciplina en sus acciones. Como bien lo dijo el premio nobel de economía James M. Buchanan (Buchanan, 2001):
“Lo que el federalismo competitivo hace es introducir al orden político la presión disciplinaria de la competencia, comparable a aquella presente en los mercados… Si las funciones de bienes públicos de una organización estatal pueden ser federalizadas, de tal manera que varias unidades coexistan, una al lado de otra dentro de un nexo político inclusivo pero económicamente abierto, ninguna unidad puede explotar de manera indebida su posición de monopolio respecto al trato de sus contribuyentes o consumidores-usuarios de servicios públicos.”
Buchanan, J. M. (2001). “Federalism, Liberty, and the Law” (Vol. 18). Carmel, Indiana, Estados Unidos de América: Liberty Fund, Inc.
Otro de los puntos fuertes que trae el federalismo; es que el presidente deja de ser esa figura omnipotente dentro del gobierno y permite que la democracia se pueda explayar sobre toda la población nacional.
MÁS ALLÁ DE LAS PROPUESTAS
Como buen libertario, soy consiente que las bases filosóficas son totalmente ajenas a los conceptos del espectro político como izquierda o derecha. No obstante, al momento de realizar el ejercicio práctico de la política, es inevitable el colapso hacia esas coordenadas –sobre todo en términos económicos–. Aunque me permito precisar que, el término liberal, no está de lujo; por lo cual dejo claro que este proyecto NO COMPAGINA con la visión conservadora política que busca en los dogmas, legislar para controlar al individuo.
En otro sentido, la defensa de la libertad necesita dar la batalla allí donde se requiera, y además de avanzar en los temas culturales –que tienen una gran importancia–, también debemos trabajar en el ámbito político práctico.
EL DETONANTE
Como conclusión final, les dejo el video que me sirvió de inspiración para escribir. Hace poco, el jefe guerrillero de las FARC alias “Timochenko”; admitió a la JEP el magnicidio del excandidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado. No me pronunciaré sobre el revuelo que dicha confesión generó, pero gracias a ello, salió nuevamente a la luz un video de un debate que tuvo contra el también asesinado Luis Carlos Galán.
En dicho video, Gómez explica con total serenidad y sapiencia las consecuencias de la impresión inorgánica de dinero, el costo del Estado y lo importante del libre mercado. Espero que esto también los inspire a ustedes: