¿CÓMO SE GOBIERNA ENTONCES UN PAÍS COMO COLOMBIA?
Con una sola palabra: anarcotiranía. El concepto no es conocido por fuera de círculos académicos o de personas interesadas en política, más su definición es tan perfectamente ajustada a la situación de Colombia, que asusta: “Una etapa de disfunción gubernamental en la que el Estado es anárquicamente incapaz de hacer frente a los grandes asuntos, pero despiadadamente tiránico en la aplicación de los pequeños.”
Según Samuel Francis[13], (PhD en Historia):
Previo a la existencia del M-19, las FARC-EP, el ELN, el EPL, Manuel Quintín Lame, y demás, el país tuvo una serie de guerras civiles en el siglo XIX y que supuestamente concluyeron con la Guerra de los Mil Días, provocando un fuerte debilitamiento del país; Panamá, por ejemplo, se separó en 1903. Todo esto, dio origen al “único” período aparentemente de paz que hemos tenido, hasta los años 30 del siglo XX. Aunque con el triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia en 1917, y la creación de la Unión Soviética, los comunistas empezaron a tener influencia global, y muchos de los intelectuales que habían leído a Karl Marx, cuyos trabajos se publicaron décadas antes, sintieron que ese era el momento; la lucha por imponer un nuevo sistema económico fracasado –cuya teoría fue refutada por Carl Menger, fundador de la Escuela Económica Austriaca– que ya había hecho implosión en la economía rusa, y que como resultado, entre 1922 y 1924, le exigió a los comunistas la introducción de la NEP (Nueva Política Económica)[14]. Pero como a Colombia todo llega tarde, mal y/o a medias, se vio como la panacea que curaría todos los males sociales; y ahí arranca nuestra etapa actual, a la que se le han ido agregando cositas como el narcotráfico, la teología de la liberación, el posmodernismo, entre otras. Ni les digo a que huele, el caso es que si ponemos a Roy Barreras al lado, el tipo sería exquisita esencia de azahares en el “Jardín del Edén”.
El despistado político dirá que Uribe con la Política de seguridad democrática, fue básicamente la segunda venida de nuestro “Señor” y “Salvador”, aunque, como le dijera un General vietnamita a los Generales norteamericanos: ustedes ganaron todas las batallas, pero perdieron la Guerra. Ese es el resumen de la Política de seguridad democrática. El uribismo perdió la guerra, y ahora, se retuerce y contorsiona, tratando de reacomodarse: ya no le queda espacio que no sea dado por gracia y voluntad de la izquierda. Los uribistas nunca lo aceptarán desde luego, pero su mesías no tenía oportunidad alguna; ese proyecto nació muerto y estuvo lleno de victorias tácticas, algunas con golpes muy sonados como la muerte de Raúl Reyes, más la derrota, como ya he explicado, fue estratégica, y ahora lo tienen donde lo quieren. Lo que pasa es que dentro de la lógica y valores políticos de izquierda con los cuales nos han educado, el uribismo era una solución viable, pese a que nunca fue estructural ni de largo plazo, porque las causas, como expuse en párrafos anteriores, nada tienen que ver con la capacidad de represión que posee Colombia o cualquier otro Estado.
PETRO Y EL PROGRESISMO
Igual que los fascistas, que hábilmente se esconden detrás de una nueva etiqueta llamada socialdemocracia, los comunistas, sabiendo que ese nombrecito esta más podrido que el alma de un político colombiano y que ni mil avemarías, rezos y/o misas lo van a salvar, decidieron en un golpe de “genialidad” hacerle un Extreme Makeover, y sin más ni más, hicieron colecta para comprar un carrotanque de perfume francés posmoderno, a ver si sus efectos secundarios lingüísticos podían tratar de quitarle el mal olor, con el resultante, de que la palabra progresismo[15] salió a relucir después del tratamiento. El progresismo norteamericano, por ejemplo, impulsó la eugenesia e ideas como la superioridad de ciertas razas. Al socialismo/comunismo le hicieron una cirugía plástica lingüística de alta calidad, y ahora con ese trasplante ideológico de herencia americana, las banderas de lo nuevo, lo mejor, lo último, lo más conveniente y lo social, se pueden sacar a la calle otra vez, sin que nadie se espante por la fetidez de su contenido ideológico original (aunque veo a mucho petrista ya sospechando que en realidad el progresismo es otra cosa y que nada tiene que ver el contenido con el empaque, pero hay que dejarlo que lo descubran por sí mismos).
EL CHALÁN DEL CABALLO DE DOS COLAS
Uribe, entonces ¿qué es lo que pretende? Lo de siempre, ¿y qué es lo de siempre? Cuota burocrática, y sobre todo, intentar salvarse de un canazo (el segundo) que le tienen preparado con las FARC-EP, que ahora se pasean como amos y señores por los corredores de todas las instituciones del país, especialmente, del Congreso de la República. El objetivo no sorprende, y para los que hemos seguido su accionar, tampoco los medios. Hay muchos que no se dan cuenta de que el caudillo nos ha utilizado para sus intereses personales por mucho tiempo. El problema es que esta vez el precio no va a ser una simple quemada política, como es usual cuando cierta línea se agota. No. Esta vez la cosa tiene incluida un proceso judicial de proporciones dignas de un enemigo como él, que es como lo ven las FARC-EP.
Yo no sé estas cosas por tener acceso a personas clave o a información privilegiada, sino porque los cierres lógicos de ciertos cursos de acción son predecibles dentro de un margen muy estrecho, y uno a la izquierda la ve venir de lejos. Puede que a Uribe no lo metan a una penitenciaría y puede que no le armen un proceso en la Corte Penal Internacional, lo que sí es cierto es que le han perseguido a todos su aliados, incluso a sus hijos, y seguramente a todo el que se asocie con él de una u otra forma. Total, que si no logran darle un paquete turístico con estadía gratis en la Cárcel de Cómbita, al menos lo van a debilitar hasta el punto en que nadie se le quiera acercar. Los socialistas no siempre castigan con cárcel o con pena capital, también disfrutan ver cómo una persona se arruina y marchita, y eso es lo que están haciendo con él. Irán por sus tierras, por sus negocios y por sus feudos políticos, le negarán presupuesto y burocracia a todo el que se asocie con él, y le harán todo lo que pueda perjudicarlo. Y como buen socialista, si uno lo critica, es tanto como si lo amenazara de muerte, porque en el socialismo, cualquiera sea su pelambre y origen, la crítica es ofensa capital.
Uribe, me temo, como Ricardo III, el personaje del dramaturgo inglés William Shakespeare, al final rogará que le dejen los caballos del Ubérrimo a cambio de Antioquia, el departamento que la izquierda más obstinada se propone partir en mil pedazos, y por el cual, ni paz, ni tranquilidad, ni caballos obtendrá el Expresidente, y quien como el líder egoísta e irracional que es, nos hará sufrir juntos, porque eso es lo que al final sucede con ese tipo de lideres que le echan toda la culpa al pueblo, cuando fueron sus malas decisiones las que los llevaron hasta allí, fruto de su miopía, de su orgullo y de su arrogancia. Uribe, tal vez pase a la historia como el “General Santa Anna criollo”[16]… quien sabe.
UNAS PALABRAS ACLARATORIAS SOBRE AUV
Nada tengo contra el tipo de forma personal. Como cualquier otro ciudadano, tiene derecho a su vida, su libertad y su propiedad, y a disfrutar una vida en familia con tranquilidad. Pero su actuar político deshonesto y su corrupción moral lo van a condenar a la soledad y al aislamiento. La izquierda, la otra, la que no es su amiga, no le va a perdonar nada, porque si de algo saben es de resentimientos. Son especialistas en mantenerlos, abrigarlos, agrandarlos y nunca olvidarlos. Tanto así, que ni al Generalísimo Franco se la perdonaron, y durante el primer Gobierno de Pedro Sánchez, trasladaron sus restos fuera del Valle de los Caídos, lugar donde compartía una última morada con las víctimas de la Guerra civil española. Así de recalcitrantes son. De modo, que es mejor que Uribe no espere un salvavidas. Cuando finalmente se quede sin puntos de apoyo y su única salida sea abjurar de todo lo que ha defendido públicamente, y como Shylock, en El mercader de Venecia, se monte de lleno en el bus del petrismo/farianismo que gobierna para poder mantenerse a flote, esa será la otra venganza posible que quizá satisfaga a las FARC-EP: ver a su enemigo derrotado, negando su línea ideológica y completamente “reeducado”. Al menos un tipo como Roy Barreras nunca ha intentado darse el lujo de mantener una posición insostenible, y siempre navega al lado del que tiene el timón, sea quien sea; por eso, cuando sea Uribe al que le toque hacer lo mismo, más de uno no va a poder con la contradicción de quien piensan es(¿fue?) su líder y defensor… cuando los deje abandonados porque necesita pasar a la siguiente etapa.
¿QUÉ HACEMOS ENTONCES PARA SALIR DE ESTE INFIERNO SOCIALISTA?
Por lo pronto, no ser como ellos. Promover el capitalismo liberal, la búsqueda de la verdad objetiva y la responsabilidad individual; pero sobre esto hay que hacer una observación muy aguda, para que no quede duda de que el problema estructural se encuentra sin resolver. El capitalismo liberal, el de libre mercado, o el de libre intercambio, tiene una precondición indispensable para que su fundación no se haga sobre arena: no se puede caer en la trampa de su imposición por la fuerza. El libro de Aleksandr Duguin, La cuarta teoría política, que me parece bastante malo, tiene un detalle que lo salva aunque no lo redime, y es su crítica (consciente o inconsciente, no lo sé) de un aspecto del liberalismo y las otras dos ideologías políticas del siglo XX, y es que se ha usado la fuerza para tratar de imponerlo (la UE por ejemplo, la cual yo llamo Cuarto Reich); esa es una buena observación, de por qué al final falla también y se recicla una y otra vez, cuando los otros dos modelos fallan por una cuestión que va desde su concepción.
El capitalismo liberal, sin llamarnos a ingenuidades sobre la naturaleza humana, por supuesto, se puede negociar con un argumento que es lógico, no obstante, bastante difícil de ofrecer, y es que a las élites hay que venderles la idea de que tienen que cambiar poder por dinero. “No es quien tiene el anillo (poder), sino destruir el anillo (poder)”, como en los mitos de J. R. R. Tolkien, esa es la falla fundamental de nuestro sistema, y mientras no se comprenda, seguiremos igual. Esa cuestión me ha estado incomodando por mucho tiempo, debido a que, finalmente, el problema de las ideologías y su implementación es acerca de cómo se imponen, no sobre cómo se implantan de forma natural y orgánica. Por supuesto, para el politólogo promedio, hablar de negociación conlleva necesariamente poder militar o coercitivo como respaldo, y eso es comprensible si no se sabe otra cosa, y más aún con la historia de Colombia que conocemos.
Si vamos a hablar de capitalismo liberal, necesariamente hay que hablar de despegarnos del poder, de convertir el Estado no en Gobierno, sino en administrador de bienes públicos, no en un ente generador de dogmas de convivencia y comportamiento (imposible desde el punto de vista del origen de la ley y la moral, y la economía como su sistema de verificación) o sistema de reasignación de riqueza. En un futuro articulo profundizaré sobre el tema del intercambio de poder por dinero, que es la forma civilizada y racional de resolver esto, y de permitir no solo que los ricos se queden con su dinero, sino que quienes no lo tienen, puedan acceder a oportunidades para formarse su propio capital, humano y monetario, que por ahora en Colombia, es un paso que solo se logra con la más absoluta y abyecta violencia y corrupción, con los resultados que ya vemos.
NOTAS
[1] El Centro Democrático es pura socialdemocracia, es decir, un zorrillo que apesta a socialismo embadurnado del perfume de la democracia. Como diría Hans-Hermann Hoppe: “no es más que una forma suave de comunismo”.
[2] Para la izquierda, especialmente la posmoderna y neomarxista, libertad es una palabra asociada con dos condiciones: que el individuo no tenga restricciones y que el Estado no tenga límite alguno. ¿Qué quiere decir esto en la práctica? Que el Estado es un ente todopoderoso que no impone límites personales al desarrollo del ser humano. La trampa está en que una sociedad sometida a un Estado todopoderoso es la imagen de sus gobernantes –lógicamente, limitada a lo que una élite violenta diga y mande, lo cual, de forma obvia, destruye el propósito porque es una contradicción fatal de las premisas teóricas, cuya práctica las contradice–, que se expresa en forma de una casilla muy estrecha en la que no caben la mayoría de las personas y que termina por excluir, empobrecer y distorsionar toda percepción y conexión con la realidad, última que también se considera como una ilusión moldeable al capricho y el deseo con solo declararlo. La libertad de izquierda produce exactamente los efectos contrarios, como hemos visto una y otra vez en casos como el de Pol Pot (Camboya), la URSS o Cuba, pero esto no es impedimento para que la idea siga prosperando, porque la lógica con la que se vende, si bien es sólida, no implica que sea verdad; tal, es un error común en política “liberal” o de izquierda, porque no todo lo que es lógico es verdad, y que para ser justos, tiene una contraparte conservadora, en donde hay que decir que no toda regla es vigente para toda la eternidad.
[3] Claro que su mayor defecto es no aprender de sus errores: de los fundamentales de su modelo, más no de los operativos.
[4] El ELN lo fundó un cura: Camilo Torres.
[5] Verde por fuera, rojo por dentro.
[6] Incluso tiene una partidaria: Paloma Valencia, cuya ingenuidad y candidez sobre Marx no da más que para conmiseración. En un episodio de la Tele Letal, programa conducido por Santiago Moure y Martín de Francisco, dijo que había cosas de Marx que le gustaban, y ese es el Centro Democrático (CD) en una frase. Nadie cree que es un partido de izquierda… ¿cómo les explica uno?
[7] Un izquierdista criollo, aunque con injertos de progresismo norteamericano, marxismo alemán y maneras posmodernas: una criatura peligrosa e inestable.
[8] Para mayor información, los invito a leer la Carta del Lavoro (1927), base de la política industrial de la Italia de Benito Mussolini.
[9] El término “liberal” se ha corrompido hasta el punto en que se asocia con la izquierda socialista en sus diversas manifestaciones y variantes, pero en un principio, aludía sin ataduras al “Gobierno sin control del Gobierno”, y libertad para el individuo para que pudiera emprender sus proyectos sin intervención o intromisión del Estado.
[10] Los invito a observar a Peter Zeihan, para así poder tener una idea del asunto y por qué se está dando.
[11] No solo en Colombia, sino a nivel global. Pueden leer Empty Planet: The Shock of Global Population Decline (2019), libro de Darrell Bricker y John Ibbitson.
[12] Ahora ya no les da pena admitirlo de forma implícita. Antes, al menos, guardaban las formas.
[13] Una aclaración sobre Samuel Francis. La página de Wikipedia –no hay sorpresa– lo declara como racista y colaborador del movimiento supremacista blanco, citando a la Southern Poverty Law Center, una organización de izquierda radical sin interés alguno por la verdad.
[14] La República de Weimar, que fue una de las causas del surgimiento del nazismo en Alemania, marca el inicio de eventos que tienen mal comienzo y mal fin, y que, lamentablemente, se retroalimentan. En la URSS, la política económica introducida al triunfar la revolución fracasa y la economía hace implosión; luego, Nikita Jrushchov denuncia a Stalin en 1956 (el “Discurso secreto” o “Acerca del culto a la personalidad y sus consecuencias”), trayendo consigo, de algún modo, el Otoño Húngaro del mismo año. En 1968, acontece la famosa Primavera de Praga. A la postre, en 1989, se produce la Caída del Muro de Berlín, y en 1991, el final de la URSS; varios años después, Venezuela elige a Hugo Chávez como su Presidente… y la lista sigue.
[15] Para quien quiera profundizar en el tema, el libro Intellectuals and Race (Basic Books, 2013), del Dr. Thomas Sowell, a criterio propio, ofrece las mejores explicaciones y exposiciones de lo que fue y significó el período progresista y el progresismo. Así, de pronto, quienes se aplican en la frente la etiqueta, sepan mejor que es lo que esta contiene.
[16] Dictador mexicano a quien Sam Houston hizo firmar la entrega de Texas, a cambio de su libertad, para tener que vivir en vergüenza por el resto de la historia.