Cada tanto, en alguna conversación, en mi presencia o ausencia, se menciona con cierto aire de desconfianza que Libertank parece ser “muy de derecha”. Nunca he entendido bien a qué se refieren con eso, ni si apuntan a Libertank como organización o a la causa de defender la libertad como algo de “derecha”. Confieso que al principio me molestaba. Con el equipo dedicamos largas jornadas a pensar cómo quitarnos esa etiqueta. Con los años, experiencia y algo de piel más dura, aprendí a ignorar un poco ese ruido. Pero no ha desaparecido del todo. Aquí me tiene, pensándolo y escribiéndolo.

Creo que Colombia necesita superar el debate anacrónico de izquierda y derecha, que hoy significa poco y sirve menos. Es un eje confuso y agotado. Al analizar las ideas que se ubican en ambos extremos, uno encuentra, lastimosamente, más coincidencias de fondo que verdaderas diferencias intelectuales. El verdadero debate contemporáneo no es entre derecha e izquierda, ni entre ricos y pobres. Es entre quienes respetan el proyecto de vida del prójimo –quienes dejan a las personas vivir, trabajar, crear, producir, prosperar– y quienes usan el poder, especialmente el estatal, para imponer su visión del mundo a los demás. Es un debate entre libertad y servidumbre. El gran enemigo hoy es la concentración del poder político en manos de unos pocos que lo usan para controlar y hacer obedecer.

Las etiquetas políticas actuales nos encasillan en marcos que ya no explican nada. Y en ese ruido perdemos lo esencial. Por eso, lo digo sin rodeos: a Libertank pónganle la etiqueta de la libertad. Ni de derecha ni de izquierda. ¡Libres!

Esta columna no nace de un brote de inspiración, sino de una mezcla de dolor, indignación y cansancio. Hace unos días, alguien me contó que en cierta reunión un empresario dijo que le parecía que nosotros éramos un actor “muy de derecha”, y que le generábamos algo de desconfianza. Me sorprendió y debo decirlo, me dolió. Porque a lo único que le dedicamos nuestra vida es a defender la libertad. Y sin libertad, nadie puede ejercer la hermosa tarea de ser empresario. Sin libertad no hay creatividad, no hay innovación, no hay propiedad, no hay cooperación, no hay dignidad, no hay empresas. Sin libertad, el ser humano deja de serlo y queda reducido a una especie de animal con pantalones. Quienes la pierden arriesgan su vida todos los días para recuperarla, porque sin ella no vale la pena vivir.

Isaiah Berlin decía que los esquemas ideológicos cerrados y binarios son trampas del pensamiento totalitario. Ni la libertad, ni la dignidad humana, ni el progreso caben en categorías reduccionistas. Libertank no es de derecha ni de izquierda: es de la libertad, ¡y la libertad no se etiqueta!

Decir que Libertank es de derecha es como decir que el aire pertenece a un partido político. La libertad no es de nadie: es de todos. Es lo único que nos permite ser humanos. Defenderla no debería tener color ni afiliación.

A nosotros póngannos en la categoría de los que defienden a los hombres libres, la dignidad humana, el progreso, el verdadero empresario, en la de quienes respetan el proyecto de vida del otro, y los que sueñan con una sociedad exitosa y virtuosa. Esas son nuestras etiquetas.

Porque defender la libertad no es ser de derecha: es ser humano.

NOTA:

La versión original de este artículo apareció por primera vez en el Diario La República (Colombia).

Camilo Guzmán
Camilo Guzmán

Administrador de negocios de la Universidad EAFIT. Especialista en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos de la Universidad Externado de Colombia y de Columbia University, y Magíster en Políticas Públicas de Queen Mary University of London. Fue becario Chevening: beca otorgada por el Gobierno británico a futuros líderes.

Ha trabajado en el Senado de la República de Colombia. En el sector privado ha sido docente de cátedra en la Universidad de La Sabana, y actualmente se desempeña como Director Ejecutivo del tanque moderno de acción LIBERTANK.

Artículos: 41

Actualizaciones del boletín

Introduce tu dirección de correo electrónico para suscribirte a nuestro boletín