En esta oportunidad, vamos a explorar el surgimiento del pensamiento liberal y su vínculo con las ideas aristotélicas referidas al intercambio y el valor. Con el paso del tiempo, diferentes ideas de Aristóteles han sellado de manera profunda el proceso de la economía y la filosofía política, por lo que profundizaremos cómo Aristóteles proporcionaría las bases para entender el comercio y la evaluación de las mercancías, ideas estas muy importantes en el marco del liberalismo.
NOTA:
Este es el sexto capítulo de una serie de artículos que tratan sobre las diferentes etapas que ha vivido el liberalismo, desde sus cimientes hasta nuestros días. Para poder comprenderla mejor, es recomendable leer los cinco anteriores:
ARISTÓTELES Y EL COMERCIO
Aristóteles consideraba que los seres humanos no podían vivir aislados, y que los hombres se necesitaban unos a otros para satisfacer sus necesidades. De aquí surge la idea del intercambio: las personas intercambian bienes y servicios porque no pueden producirlo todo por sí mismas. Esta interdependencia ha sido la base para la creación de sociedades organizadas, donde los individuos pueden desarrollarse especializándose en la ejecución de unas tareas, mientras que los bienes y servicios han de ser obtenidos a través de los intercambios.
Para Aristóteles el comercio era una actividad natural y necesaria, pero siempre conforme a unos principios éticos. La riqueza era un medio y no un fin. La acumulación de bienes únicamente resulta aceptable si va en la línea del bienestar de la comunidad, y no si se convierte en una actividad sin límites donde lo que prima es el deseo de ganar dinero. En este sentido diferenciaba entre la economía doméstica –que persigue el bienestar del hogar y de la comunidad– y la crematística –la búsqueda de la ganancia sin límites, la cual es un peligro porque puede ir en detrimento de los valores morales y políticos–.
CONCEPTO DE INTERCAMBIO EN ARISTÓTELES
En su texto Ética a Nicómaco, Aristóteles vio una diferencia para los bienes entre el valor de uso (que se podría definir como el provecho que aportaría a una persona un determinado bien; esto es, que el pan tendría un buen valor ya que puede proporcionar alimento) y el valor de cambio (sería el precio que se le atribuiría a un bien en caso de realizar un intercambio con el mismo, manteniendo los valores de uso en claro, es decir, cuántos panes son necesarios para conseguir un litro de leche, que tiene también su valor de uso (nutrición) junto a su valor de cambio).
Para el filósofo griego, el intercambio no es solo una pieza de carácter económico, sino también ético. El intercambio justo debe tener como variable la equidad, donde ambas partes puedan salir beneficiadas conformando un cuasi sistema que garantiza el equilibrio social. En caso de que una de ellas saliese con algún provecho por la parte más débil, el sistema social se rompería.
Aristóteles fue más allá, ocupándose además de la cuestión del fenómeno del valor de cambio, debido a que existe proporcionalidad en la relación de los intercambios, es decir, dados los bienes y los servicios, estos no pueden intercambiarse de forma arbitraria o simplemente en función de algunas variables: deben de ser capaces de seguir una cierta lógica de equivalencia.
Con el fin de dar respuesta a este problema, Aristóteles estableció la moneda y adoptó los valores en una cierta medida común con el objetivo de dar lugar a un tipo especial de comercio, sintiéndose en lo que respecta a los peligros de la acumulación de riquezas que pudieran quedar como consecuencia del comercio ilimitado, lo que podría acabar desatando una transformación de la lógica de la finalidad del intercambio original, o bien crear una lógica avara, o de enriquecimiento, de la que Aristóteles cuestiona.
Un punto esencial de la concepción del intercambio de Aristóteles es la justicia que le atribuye. Este, es claro en distinguir la justicia distributiva (busca la distribución equitativa de los bienes de una sociedad) de la justicia conmutativa (que se pone del lado del intercambio de las personas). Su búsqueda quedaría circunscrita a establecer cuál es el camino con el que asegurarse las cosas, puesto que la lógica determinaría cuál debe ser la vía en la que, partiendo de una cierta lógica de intercambio, se garantiza que ninguna de las partes tenga que salir empobrecida; de forma tal, la lógica del comercio tiene que ir en correspondencia con la proporcionalidad, pues dicha lógica va a determinar la de la armonía social lejos de la explotación.
EL PAPEL DEL INTERCAMBIO EN LA ECONOMÍA
Aristóteles estudió de qué manera las sociedades han ejercido normas para lograr que los intercambios sean justos y provechosos para todos. También consideró que el comercio es necesario, ya que ninguna comunidad puede producir por sí sola todo lo que necesita.
Pero también advertía de que el intercambio y su deseo de obtener beneficio puede convertirse en su propia finalidad llevándola a la jerarquía de los valores y a la corrupción de la ética. El intercambio, en su opinión, debía ser un motivo de solidaridad y no un fin por sí mismo tirando a un enriquecimiento desmesurado por unos pocos.
El establecimiento de la confianza y la justicia afectando a la importancia de los acuerdos comerciales es para que la estabilidad de las sociedades favorezca el aumento en el intercambio y evite la discordia.
Reflexiona también sobre la función de la moneda. Así, considera la moneda como medio para facilitar el intercambio y el equilibrio de las transacciones. La moneda debe cumplir su finalidad de ser una unidad de medida y un medio de intercambio, no reconociendo su uso como medio especulativo que la desvincule de su función dentro de la economía.
CONCEPTO DE VALOR EN ARISTÓTELES
En su análisis económico, Aristóteles trató la íntima relación que existe entre el valor de los bienes y su utilidad en un sentido práctico. Para él el valor de estos bienes no se basaba solamente en su escasez o en su abundancia, sino en su capacidad para satisfacer las necesidades humanas concretas.
Desde este punto de vista, hizo una distinción fundamental entre bienes necesarios –como la cocina y la vivienda, que son fundamentales para sobrevivir– y aquellos que, si bien no son necesarios, enriquecen la experiencia humana y permiten buscar el bienestar.
Asimismo, Aristóteles advierte de los riesgos que conlleva la acumulación de riqueza de forma mecánica y reiterativa, advirtiendo que esta acumulación absolutamente desproporcionada puede hacer que la economía pierda su efectividad original. Es decir, Aristóteles distingue entre la riqueza y el propio valor de este bien.
Para él, el objetivo que la economía debe perseguir no es la riqueza, sino la satisfacción de las necesidades humanas y el desarrollo de una escala de comportamientos virtuosa que contribuya a alcanzar la plenitud del ser humano, en correspondencia con un comportamiento ético y justo.
INFLUENCIA DE ARISTÓTELES EN EL LIBERALISMO
Los términos de intercambio y de valor de Aristóteles fueron retomados y profundizados por algunos pensadores liberales siglos después, a partir de los cuales la idea de que el comercio, en el sentido de intercambio, tiene que ser una de las bases para el correcto funcionamiento de la sociedad, se hizo en un principio de base del liberalismo económico: el libre intercambio de bienes y servicios tiene que ser uno de los cimientos en el desarrollo económico para, incluso, permitir a las personas actuar en función de sus intereses o necesidades sin impedimentos que cercenen o perpetren innecesariamente la actividad.
El liberalismo también hace hincapié en que la libertad de la economía no puede ser total, sino que ha de ser administrada por principios normativos o por criterios éticos acentuando la justicia y la prevención de situaciones de abuso del poder. Pensadores como Adam Smith y John Stuart Mill elaboraron teorías que buscaban armonizar la libertad económica con la regulación necesaria para garantizar un mercado justo y efectivo, principios que, en cierta medida, ya se esbozaban en las reflexiones de Aristóteles.
CONCLUSIÓN
De este modo, no solo fue Aristóteles el primero en reflexionar filosóficamente en materia de economía, sino que sus ideas en el intercambio y en el valor tuvieron una gran repercusión a la postre. Aristóteles, a través de la diferenciación entre bienes útiles y aquellos que enriquecen la vida humana, además de subrayar la justicia en el intercambio, llevó a cabo un primer marco de referencia que las teorías liberales contemporáneas han tomado como propias. La idea del comercio como medio de satisfacer necesidades humanas, junto con la advertencia ante los peligros del enriquecimiento en exceso, son igualmente válidas en el liberalismo económico actual.
Como ya se mencionó, los teóricos liberales ulteriores, Adam Smith y John Stuart Mill, lo hicieron a favor de una economía de libre mercado que quedara modulada por el orden de las consideraciones éticas de la justicia para todos, restando aún por desvelar el marco del comercio, del valor y de la justicia económica al calor de la filosofía aristotélica para la comodidad de nuestras sociedades actuales.