Pues, si bien la respuesta fácil a esta pregunta sería algo como desde 500 pesos un tinto callejerito en un pueblo, hasta casi COP$ 10.000 un tinto maluco en Starbucks, la respuesta dura y difícil es: ¡UN PAÍS!
Después de las Elecciones Regionales del 29 de octubre de 2023, el guerrillero que nos desgobierna desde hace casi año y medio, estaba a punto de caer por knock-out. En las Elecciones Regionales, “El Cambio” –hacia una mayor corrupción e ineptitud– sufrió una derrota apabullante en los resultados de toda Colombia. No solo sufrió humillantes derrotas en ciudades como Medellín y Barranquilla con más del 70 % de los votos, sino que perdió el bastión más importante y duradero de la izquierda: Bogotá.
Los más insignes candidatos de “El Cambio”, fueron groseramente apaleados. Gustavo Bolívar, el más recalcitrante defensor del Terrorista-Presidente, a pesar de haber sido evidenciada de primera mano la increíble incompetencia durante su paso por la Alcaldía Mayor, o la corrupción rampante, comenzando por las bolsas oscuras repletas de oscuros fajos y en oscuras reuniones, ni siquiera logró un segundo lugar en la capital.
En Medellín, ya sabemos, el escenario tampoco fue el mejor para ellos. El candidato del timador e inepto alias “Pinturita”, el patético primo de la manipuladora y nepotista Primera-Corrupta de la ciudad, perdió por goleada 7 a 1; lamentable para el que fuera el verdadero candidato del líder del “Cartel de La Alpujarra” o “Cartel de los Alpujarros”, o “delfincito” de los dueños de la educación, quien además, ni siquiera logró vencer al voto en blanco.
El Terrorista-Presidente, durante su primer año, perdió todas las mayorías legislativas, todo valor moral ante repetidos escándalos, todo el respeto internacional, perdió una considerable parte de sus iniciativas de reforma, y perdió casi todo el apoyo popular, esperándole, creería yo, un fin de mandato siendo una figura decorativa, anacrónica y arrumando polvo en una esquina del Palacio de Nariño. La suerte del Terrorista-Presidente está casi que echada… casi…
Ante el riesgo de derrota política, el manual del perfecto dictador latinoamericano, escrito por Fidel Castro hace unas seis (6) décadas, manda a “sentarse con los opositores a conciliar; los moralistas y buenistas demócratas de Occidente, caerán rendidos a su ego, y ante la oportunidad de verse magnánimos frente al pueblo, bajarán las defensas y serán presa fácil”. Esto debe rezar dicho manual, supongo, ¡lo que nos trae de regreso a nuestro tinto!
Uribe, con la soga judicial al cuello –independiente de las extrañas circunstancias que aparentemente lo han favorecido–, y ya famoso por su imparable racha de malas elecciones de sucesores, teniéndonos en la sin salida de hoy, acepta los cantos de sirena del “diálogo” con el Terrorista-Presidente y con una precisión suiza: la izquierda aprovechará tal señal de debilidad para reanimarse, envalentonarse, coger impulso y retomar la senda destructora.
“Pero el tinto no tiene nada que ver”, dirán o pensarán muchos autodenominados de “derecha”. Pensemos un poquito. Un Congresista, ante un Presidente impopular, le ponen un cheque (o una de las famosas bolsas) para pasar una de las reformas; sabe que si vende su voto, acaba su carrera política. Ah, pero llega la balsa de salvación: ¡Uribe! Si el Expresidente, que aun goza de alta popularidad y viene de una supuesta victoria en los comicios regionales, se sienta a “deliberar” con el Terrorista-Presidente, dicho congresista se dirá: “yo ya tengo carta blanca para darle mi voto (y de paso mi número de cuenta bancaria) al Gobierno, y nadie me podrá reclamar nada, ya que Uribe dio el primer paso, el permiso, el visto bueno”.
Y será así, como después del tinto (“tintico”), el Terrorista-Presidente que estaba babeando y mareado, tomará un nuevo aire, nuevos ímpetus y nos clavará la asesina Reforma a la Salud, por mencionar solo una. Ya nos metió a su amiguito Mancuso a la Fuerza Pública (¡háganme el favor el tamaño del insulto!), retomó su retórica retardataria y empobrecedora de la “religión del cambio climático” (“los calentólogos”), y confirmó su genocida antisemitismo afín a violadores y asesinos de bebés.
El costo del tinto, no lo dimensionaremos por un buen tiempo. Pasamos de un Terrorista-Presidente que no veía la hora de largarse a su villa en Italia a brillar su colección de zapatos Salvatore Ferragamo, a un Terrorista-Dictador que acabará con lo que queda de Colombia y buscará atornillarse en el poder, como ordena el epílogo del manual de Castro.
Nos espera un frío muy doloroso. Ojalá el tintico haya estado, al menos, calientico.
Solo refundar a Colombia desde las regiones, en un Estado federal o confederado libre del centralismo cachaco, puede traer un futuro a este sufrido país. Antioquia Libre y Soberana, y ahora también el Caribe Colombiano –ni hablar de lo que allí ha acontecido en lo que va de 2024–,son los llamados a perseguir este sueño.