NOTA:
Este es el tercer capítulo de una serie de artículos que tratan sobre las diferentes etapas que ha vivido el liberalismo, desde sus cimientes hasta nuestros días. Para poder comprenderla mejor, es recomendable leer los dos primeros:
En el primer capítulo de la serie, se tocó de manera muy tangencial los orígenes del liberalismo-libertarismo entre los períodos de la antigüedad hasta el medioevo. La razón es sencilla: los pensadores de la antigüedad, no sabían que eran liberales/libertarios para nuestros parámetros actuales. Los grandes filósofos: griegos y chinos, eran intelectuales que presentaban su interpretación del mundo y trataban de explicar, y muchas veces, pretendían comprender, la relación entre las personas dentro de una ciudad o territorio. Varios de ellos, que serán mencionados en este y próximos capítulos, se concentraron en el estudio del mercado. Incluso, para términos de las ciencias modernas, son considerados los primeros economistas.
Dentro de las doctrinas libertarias, uno de sus pilares reposa sobre la necesidad de tener un libre mercado y la relación empresarial de los individuos dentro de una sociedad, sin la intervención del Estado. Para los siguientes capítulos de la serie, se tomará como base el trabajo de uno de los padres del libertarismo moderno: el Dr. Murray Rothbard, y su libro Historia del pensamiento económico (en una perspectiva austriaca).
HESÍODO
Es considerado el primer filósofo griego, nacido en el año 700 a. C. aproximadamente, y oriundo de la población de Ascra: una región llena de necesidades y escasez.
En su poema titulado Los trabajos y los días, expone que el hombre vivía en el Edén, en donde no existían las necesidades; pero por un mal comportamiento, el hombre fue expulsado del paraíso y la única manera de suplir dichas necesidades era mediante el trabajo y el capital, y por ello, nunca podía descansar. Sin embargo, tenía claro que a las personas les gusta el ocio en ciertos momentos de sus vidas; pero cuando alguien no trabaja, lo sociedad lo ve con malos ojos y la envidia trae consigo que otras personas busquen trabajo en lo que esa persona se desempeña, a lo que Hesíodo llamó El Buen Conflicto. Esta competencia, hace que se disminuya la escasez y la sociedad puede prosperar. Hesíodo, también expone que los métodos para enriquecerse, que no sean mediante trabajo, por ejemplo: robar, deben ser condenados y castigados por la sociedad. Allí expuso claramente, que el Estado debe impartir justicia y las personas trabajar para su desarrollo individual.
Tiene frases que hoy en día son de gran impacto, por ejemplo: “Una mala reputación es una carga, ligera de levantar, pesada de llevar, difícil de descargar”, “Si hablas mal, se hablará de ti peor”, “Sé prudente. Lo mejor en todo es escoger la ocasión”, “No seas compañero de los malos ni calumniador de los buenos”, “La fama es peligrosa, su peso es ligero al principio, pero se hace cada vez más pesado el soportarlo y difícil de descargar”, entre otras.
DEMÓCRITO
Considerado el padre de la ciencia moderna, introdujo el concepto del átomo como lo conocemos hoy en día. Para el año 460 a. C., su aporte para la economía fue la Teoría del Valor Subjetivo. Comprendió claramente que cuando se intercambian derechos de propiedad en el mercado, las cosas que le gustan a unos, pueden no gustarles a otros, y que unos individuos están dispuestos a pagar por unos bienes y otros los consideran sin valor. Esto es muy importante en la manera en la cual, las personas interactúan, y también es debido a eso que no solamente el precio más bajo acapara el mercado. A manera de ilustración, tanto un Ferrari como un Chevrolet tienen compradores.
Demócrito, también anunció el concepto de Utilidad, en donde, un bien necesario, la primera unidad puede ser apetecida y tener un costo muy alto en el mercado, pero a mayor oferta de ese bien, su valor disminuye, aunque tenga la misma utilidad. La ilustración de ese concepto se puede dar en el caso de una persona sedienta: al llegar a una tienda, puede pagar grandes sumas de dinero por el primer vaso con agua, pero el segundo vaso ya lo valora menos, el tercero aún menos y así sucesivamente, hasta llegar el momento de expresar “ya no quiero más agua”, y allí perdería todo valor temporal ese bien para ese individuo.
Otro gran aporte de Demócrito, estuvo en su pensamiento filosófico, en el cual, una persona puede ser feliz y sentirse rica con una serie de objetos, y otra persona con exactamente lo mismo, sentirse pobre; así que también, la felicidad con base a lo material, es igualmente subjetiva.
La cúspide del pensamiento económico de Demócrito, aunque no lo desarrolló por completo, fue la preferencia temporal, en donde las personas prefieren los bienes hoy y no en el futuro debido a la incertidumbre de éste. La ilustración de ese concepto es simple: las personas prefieren tener su satisfacción inmediatamente y no a la postre. Incluso, la preferencia temporal varía durante el transcurso del día, así que, si son las 8am, las personas prefieren consumir el desayuno a irse a dormir, y a las 11pm, prefieren irse a dormir que salir a comer.
Demócrito vivía en Atenas, donde el libre mercado era el motor de la economía basado en la propiedad privada; pero visitando y estudiando a Esparta, en donde el control de todos los bienes era absoluto por el gobernante, dedujo que, en las sociedades que se rigen bajo los conceptos de la propiedad privada, los individuos tienden a progresar mediante el esfuerzo y la responsabilidad, en cambio en los sitios en donde la propiedad era comunal y era repartida por la clase dominante, esos ingresos generaban menor placer y el gasto producía menos dolor. La ilustración aquí es sencilla: se tiene que comprar un regalo, cuando se hace con su propio dinero, se busca algo bueno que sea económico para maximizar beneficios; pero cuando se va a comprar un regalo con el dinero de otros, simplemente se mira, cuánto se recogió y se gasta completamente ese valor, sin importar si se debe ahorrar o cuidar ese fondo.
Demócrito también nos dejó frases para la posteridad que tienen gran impacto, como “Todo está perdido, cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa”, “Aunque estés solo, no debes decir ni hacer nada malo. Aprende a avergonzarte más ante ti que ante los demás” y “El que todo lo aplaza, no dejará nada concluido ni perfecto”.
FINALIZANDO
En lo expuesto en este capítulo III, quedó claro que las ideas de libre mercado, valor subjetivo, preferencia temporal y esfuerzo a la hora de trabajar para obtener beneficios, son antiquísimas y demuestra que son fundamentales para el desarrollo de las sociedades.
En el próximo capítulo se expondrá en dónde el camino se torció, y porqué las ideas de la libertad comenzaron a ser reemplazadas por pensamientos estatistas y centralistas ¡Pero ojo! No fue Karl Marx quien implementó estos pensamientos; seguiremos con los grandes pensadores de la humanidad: los griegos.