LAS IRRECONCILIABLES DISCREPANCIAS ENTRE EL “URIBISMO” Y EL “LIBERTARISMO”

No son pocos los Uribistas que, en recurrentes entrevistas y eventos públicos, se han identificados como Libertarios. Esta situación, no solo se presta para malos entendidos si no que puede corromper, por segunda vez, una etiqueta válida para quienes profesamos la filosofía política de la libertad.

Hace muchos años, más exactamente después de la década de los 60tas en América, la izquierda estadounidense se apropió del término “liberal”, anexándole banderas como “la lucha social”, “la justicia social” y demás tesis colectivistas. Gracias al apoyo del gobierno de turno, estas adiciones fueron muy fáciles de introducir y realizaron en la sociedad una corrupción del término a un nivel tal, que todavía perdura en el imaginario social.

Así pues, todos aquellos que nos identificamos con las ideas clásicas de la libertad y el individualismo político, nos tocó adoptar la etiqueta de “Libertario” como el sustituto adecuado para evitar las constantes explicaciones y aclaraciones que había que dar cada vez que nos identificábamos con el término “Liberal”. Esto no fue una transición con agrado, el disgusto de este desplazamiento fue muy generalizado y dentro de la comunidad dejo dos principales enseñanzas; la primera, es que algunos aprendieron a ver a la filosofía política más allá de simples etiquetas, y la segunda; que se debe ser más proactivo a la hora de defender esta “etiqueta” que nos permite identificarnos y diferenciarnos. Reconociendo que es necesario para proteger el legado de la filosofía de la libertad de esa corrupción semántica tan común en el ejercicio político.

Siendo yo, quien más aprendió de esa segunda lección, he aquí mi primera (y seguramente no ultima) defensa en para proteger el término que con mucho esfuerzo Leonard Read posicionó con su Foundation for Economic Education después de los 60tas.

Las diferencias de raíz

No entraré en temas profundamente filosóficos o teóricos porque, la realidad del Uribismo, es ser un movimiento político muy práctico, o sea, pesa mucho más el ejercicio político per se que la reflexión profunda de teoría alguna para encaminar su accionar. Como casos comparativos, por ejemplo, tenemos a los Comunistas que se guían mucho y estructuran su ejercicio político basado en el estudio profundo de personajes como Marx o Engels. Mientras tanto nosotros los Libertarios, basamos mucho nuestro discurso, al estudiar con profundidad personajes como Mises o Rothbard. Esto no es necesariamente malo, y tampoco es una de las irreconciliables discrepancias, pero si es necesario dejarlo claro para evitar confusiones con lo superfluo que puede parecer los puntos que expondré:

Numero 1: Se siguen ideas, NO caudillos

Comenzamos con la más obvia de todas, pero también la más importante. Para nosotros los Libertarios es inconcebible, desde todo punto de vista, que se apoye a una persona en política solo por los aplausos o viejos logros. Somos muy críticos sobre el presente para evitar a toda costa juicios de valor nublados por futuros imposibles o pasados gloriosos.

No entraré aquí como juez a poner sobre balanza los aciertos o desaciertos del expresidente Álvaro Uribe, porque realmente no es el punto de esta discrepancia. Lo es, su dogmática posición sobre él que es máximo líder y creador del movimiento. No hay argumento, por más claro y obvio que sea, que haga admitir a algún uribista férreo, un error cometido por Uribe, muy por el contrario, entre más dogmático, más agresiva será su respuesta y rechazo a dicha crítica.

Para el Libertarismo, la crítica es parte crucial de su proceso de expansión y mejoramiento, y ni siquiera los máximos exponentes académicos o políticos se salvan de ello. No pocas veces he estado en total desacuerdo con figuras prominentes, por ejemplo, con el profesor Jesús Huerta de Soto y su defensa al encaje bancario del 100%. Y no me da pena admitir, además de estar agradecido, que gran parte del conocimiento que poseo sobre economía se lo debo a sus espectaculares clases grabadas que muchos conocen en la plataforma YouTube. (Los invito a verlas)

Pero una cosa es gratitud y respeto, y otra muy diferente la servidumbre e idolatría. Problema muy común en mucho de los seguidores del Uribismo que los ponen al lado contrario de la mesa, con nosotros los Libertarios.

Numero 2: Es un movimiento político SOCIALDEMÓCRATA

Para todos aquellos lectores Uribistas que les parezca una locura esta segunda discrepancia, déjenme informarles que, el Uribismo, posee una fuerte influencia de la llamada “tercera vía”. Esa misma que el expresidente Juan Manuel Santos Calderón abandera, siendo también la figura más prominente de esa ideología dentro del territorio nacional. Así que, en el espectro político bidimensional, el Uribismo solo está corrido muy ligeramente hacia la derecha que partidos como La U.

Para la prueba:

Una de las más prominentes características de la socialdemocracia es su intervencionismo económico, si bien no es igual de fuerte que la realizada por Santos, si hace presencia en las actuaciones que su máximo líder (Álvaro Uribe) hizo cuando fue dos veces presidente de la Republica de Colombia. Promoviendo un mercantilismo de Estado, con la creación de monopolios y exenciones para ciertas empresas específicas, además de subir y crear más impuestos.

Esto también se reconfirma con el actuar del presidente Iván Duque, que sigue las líneas del Uribismo en este sentido, y tengan claro que no realizara cambios estructurales guiados hacia el liberalismo económico. Para todos los que se preguntan, sí, el Mercantilismo de Estado es el modelo económico actual de Colombia; y no el Capitalismo como lo venden los populistas de izquierda.

Al contrario del Uribismo, el Libertarismo, no sólo rechaza, si no que ve con muy malos ojos cualquier intervención del Estado en la economía. No hay términos medios en esa postura, ni puntos a negociar. El deber ser para el Libertarismo político en este sentido, es la instauración de una Economía de Mercado en pleno, con la super-estructura del Libre Mercado como base y techo. Nada de monopolios y mucho menos exenciones tributarias para ciertas empresas de ciertos sectores o salvamentos a empresas (socialización de deudas).

Numero 3: Su Conservadurismo Político

En este punto es donde más confusiones se pueden presentar, así que seré muy extremo en mi ejemplo para dejarlo claro. Pero primero hagamos una distinción necesaria entre Conservadurismo Político y Conservadurismo Moral.

Un Conservador Político es: aquella persona que, teniendo un criterio ético-moral arraigado en cualquier dogma (fe o tradición) y pretenda imponer en la sociedad, vía Estado, el estilo de vida que su dogma indique. En este sentido, el mejor ejemplo de esto son las Teocracias, como Irán.

Un Conservador Moral es: aquella persona que, teniendo un criterio ético-moral arraigado en cualquier dogma (fe o tradición) NO pretenda y por el contrario rechace, cualquier imposición, vía Estado, de cualquier dogma (incluyendo el suyo).

Teniendo claro esto, vemos que prominentes integrantes del Centro Democrático, como Alejandro Ordoñez o Fernando Londoño, son conservadores políticos muy activos, claramente basados en su criterio ético-moral de su religión. Ahora, esta acusación hacia el Uribismo no recae sobre alguna actuación proactiva, o sea, la creación constante de propuestas en los espacios democráticos para imponer dicho estilo de vida. Si no en el hecho de NO realizar acción alguna para dejar claro que ellos son respetuosos de la diversidad moral que existe y que ese es el deber ser.

Aquí, para el Libertarismo, no hay dudas de que cualquier persona que pretenda imponer, de manera Estatal, algún dogma o una visión especifica sobre como un individuo deba vivir su vida, no puede reconocerse como Libertario. Muy por el contrario, se debe realizar las criticas necesarias para dejar clara la posición y si es caso, expresar las veces que sean necesarias el rechazo a dicha persona.

En síntesis

Estas tres discrepancias son irreconciliables debido a que hacen parte la identidad de ambas posturas políticas. Dejar de llamar al Uribismo “Uribismo” sería un cambio tal que se consideraría como una nueva postura política; asimismo con los otros dos restantes puntos. Ni hablar de volver al Libertarismo caudillista, mercantilista o conservador político. Serían aberraciones para todos aquellos intelectuales que, a lo largo de los años, han defendido a ultranza la libertad para el individuo; ademas de procurar una mejor sociedad basado en la colaboración humana.

Por último, cabe recordar que existen muchas más diferencias, pero a mi consideración, estas son las que todo el país debe tener claro.

Carlos Noriega
Carlos Noriega

Barranquillero. Administrador de empresas y maestrante de finanzas públicas. Director ejecutivo (CEO) y miembro fundador del medio digital liberal/libertario El Bastión y de la Corporación PrimaEvo.

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