EL SILENCIO DE LOS “DECENTES”

NOTA SOBRE LA IMAGEN DESTACADA:

Imagen utilizada en el poster oficial de Demme, J. (Director). (1991). The Silence of the Lambs [Película]. Orion Pictures.

El mayor escándalo de corrupción política de este nuevo siglo en Colombia, servido en bandeja de plata por uno de sus principales participantes, llego por fin a su plato fuerte hace un mes.

En una impactante declaración, el Exsenador Bernardo Miguel Elías, confirmó en una audiencia pública en su contra, el ingreso de dineros negros de Odebrecht a la campaña de reelección del Expresidente y Premio Nobel de PazJuan Manuel Santos Calderón.

Tal novelístico acontecimiento, propio de las más reconocidas y extraordinarias obras de ficción, suscito en mí, emoción en estado puro. Esa que nace de la indignación por siempre despreciar el hecho de cómo, entre malabares, la figura del Expresidente y Nobel de Paz era incuestionable en cualquier debate donde estuviera uno de esos que, a partir de ahora y en adelante, llamare –de la forma más sarcástica y peyorativamente posible– “decentes”.

La espera por el séptimo día de la semana, donde la mayoría de estos “decentes” publican sus columnas, videos y caricaturas, para verter en la ciudadanía su característico veneno malamente disfrazado de verdad; se hizo cuasi eterna. Pasé contando las albas y los ocasos faltantes con grandes expectativas para ver, leer y escuchar los argumentos escandalosos propios de retorcidos mentales con el fin de, nuevamente, salvaguardar la imagen del “hacedor de la paz”. Pero, aún cuando el imparable tiempo cumplió su unitaria función, estos “decentes” faltaron a la suya.

Ha pasado casi un mes desde que, el servicio a la mesa, colocó el plato principal de este escándalo, y todavía ninguno de estos seres ha proferido opinión sustancial alguna. Unos, andan removiendo y revolviendo el amasijo de comida, creado por ellos mismos, con la esperanza de encontrar la excusa perfecta para negarse a engullir semejante sapo. Otros, con sangre más fría que el clima de Tunja, están cumpliendo el más severo distanciamiento social con toda la cuestión, usando su lastimera comedia infantil y otras noticias más o menos relevantes, como elementos de bioseguridad para evitar cualquier contacto.

UNA MORAL A RETAZOS

William Shakespeare es uno de esos personajes que no requiere presentación alguna, y se le reconoce como uno de los dramaturgos más prodigiosos de todos los tiempos; título que no acepta discusión. Parte de esa justificable fama, es gracias a una magna obra llamada Ricardo III (tercero). En dicho escrito, se relata la historia de un personaje desfigurado y corrompido moral y físicamente, quien lleva como nombre el mismo título de la obra.

Ricardo III, consumido por una ambición desmedida y atroz, elabora un plan para usurpar el puesto del Rey Enrique IV, su hermano, y se vale de las más detestables acciones como el fratricidio, el homicidio y el engaño para lograr su objetivo. Toda la villanía del protagonista, se muestra desde el primer momento, pero podemos comprenderla a plenitud hasta el final de la escena tres del primer acto.

Previo a la entrada en escena de dos asesinos, quienes tendrán como misión matar a su otro hermano, el Duque de Clarence, primer heredero al trono; Ricardo III esboza, gozoso, un elocuente monólogo sobre su más importante artimaña:

Yo hago el mal, y no soy el primero en empezar a regañar. Las maldades secretas que preparo, las pongo a cuenta de otros, como culpa suya. A Clarence, a quien, desde luego, he puesto yo en la tiniebla, ahora le lamento delante de muchos simples bobos; esto es, ante HastingsStanley y Buckingham; y digo que son la Reina y sus aliados quienes mueven al Rey contra mi hermano el Duque. Ahora se lo creen; y a la vez me dejan vengarme de RiversVaughan y Grey: pero entonces suspiro y, con un trozo de la Escritura, les digo que Dios nos manda hacer bien por mal, revistiendo así mi desnuda villanía con retazos viejos robados de la Santa Biblia; parezco un santo, cuando más hago el diablo.

Así es, la artimaña que más ayuda y caracteriza a Ricardo III es la devota, dócil y benevolente imagen que pregona a los cuatro vientos; mientras esté con terceros desconocidos. ¿Les suena familiar esta actitud? Seguramente sí. Es igual a la esencia del fenómeno de “reivindicación social” que tiene el énfasis en exhibir y medirse quién posee la ética y la moral más grande, mientras que, en la seguridad del anonimato, organizan actos deleznables en pro de sus ambiciones.

Este ambiente buenista de redes sociales, ha propiciado la propagación de estos parásitos que estaban como quistes hidatídicos, negados a morir, a la espera de una oportunidad. Su objetivo, como toda infección parasitaria, es extraer todo los insumos necesarios a costa del bienestar de su huésped –la sociedad–, para realizar varios ciclos de reproducción; garantizando su supervivencia.

Lastimosamente, para este punto, luchar contra dicha infección es una labor casi imposible. El caudal de seguidores –totalmente zombificados– es demasiado grande, e incluso, sigue creciendo día a día. La no casual carencia de educación en pro del pensamiento crítico, y la constante repetición del discurso del Fundamentalismo de Estado –un fenómeno que hemos detectado en El Bastión y del cual hablaremos más adelante– han cumplido diligentemente su función en diezmar las defensas necesarias para plantarles cara.

PERO NO TODO ESTÁ PERDIDO

Como señala el famoso refrán: “perder una batalla, no es perder la guerra”. Y esta guerra ideológica por la vida, la libertad y propiedad privada apenas inicia. Las acciones necesarias para el cambio de discurso se están dando. Existe, en Latinoamérica, una ola gigante de diferentes posturas que tienen como punto común; acabar con la dictadura de lo políticamente correcto y el discurso populista junto a ese grupete de “decentes”.

Lo que debe seguir tras este levantamiento, son las acciones políticas –en la definición amplia de la palabra– para trasladarse al campo democrático; lo que hace necesario una Derecha Liberal. Y es desde allí –desde la democracia– donde versadamente se empezará a restarle terreno a esta sarta de igualitaristas, revestidos con retazos gastados de moral y ética, que saben perfectamente fingir santidad; cuanto más diabólicos son.

Carlos Noriega
Carlos Noriega

Barranquillero. Administrador de empresas y maestrante de finanzas públicas. Director ejecutivo (CEO) y miembro fundador del medio digital liberal/libertario El Bastión y de la Corporación PrimaEvo.

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