Recordar un pájaro que va de rama en rama,
Mientras cada letra comienza a incrustarse en la garganta
Solo tú, Alejandra, entendías esa fatiga
entre lo onírico de cada palabra
y la marca del lenguaje.
El exilio de lo humano
la atadura y lo amargo
Alejandra, donde los ramajes letrados atraviesan al otro lado de la noche
y esperan los faros en las orillas con sus luces encendidas.
El misterio de un ángel que mira hacia el vacío
estallido de la boca cuando se nombra,
la belleza que duele.
Te hiciste camino descalza entre el seno de la muerte
ahora la blanca arena se tiñe y se guarda
durante el vuelo del pájaro que sangra.