EL CENTRO ESTÁ CONDENADO A DESAPARECER MOMENTÁNEAMENTE

Las elecciones de mandatarios celebradas en los últimos años por todo el continente, nos han dejado una clara enseñanza: el discurso político del “centro” o el ser “políticamente correcto”, cada vez pierde más espacio ante los candidatos que abiertamente pertenecen a un lado del espectro; incluso, si son más radicales, tienen una mejor acogida.

Hace unos años, los candidatos de extrema izquierda se disfrazaban con el discurso de la socialdemocracia; pero hoy, el único que continua con esa máscara es Gustavo Petro en Colombia. En los demás países, los candidatos no temen a decir la verdad, para así, no engañar a sus electores; los casos de Pedro Castillo en el Perú y de Andrés Arauz en Ecuador, son un claro ejemplo de que ahora no se tiene por qué esconder el verdadero carácter de sus planes de gobierno, entre los cuales, está contenida la implementación del socialismo en sus naciones.

Por otro lado, Jair Bolsonaro llegó a la presidencia del Brasil siendo abiertamente un autoritario de derecha; nunca escondió que su plan de gobierno era restaurar el orden en Brasil mediante un modelo político populista, en donde se presentó a las masas con su pistola en el cinto, y hablando fuertemente contra la delincuencia y contra políticos de izquierda como Lula da Silva y Dilma Rousseff, quienes según él, se habían robado su país.

¿CÓMO SE LLEGÓ HASTA AQUÍ?

En toda Latinoamérica, con la caída del Muro de Berlín y “el fin del comunismo de la URSS”, los nuevos mandatarios comenzaron a tomar unas posturas que buscaron la unión entre la derecha y la izquierda, propiciando una inestabilidad intelectual que, llevó a que la mayoría de los Presidentes adhirieran al grupo de mandatarios con tendencia socialdemócrata que pretendían crear un Estado de Bienestar siguiendo las doctrinas mal implementadas del Consenso de Washington.

Esta nueva postura creó al centro como lo “políticamente correcto”; a los servidores públicos ya no les era permitido dar una opinión clara sobre cualquier tema, para así no violentar la sensibilidad de un grupo determinado de personas, erigiendo como mayor jugador del terreno a las verdades a medias y a la ambivalencia a la hora de responder.

La consecuencia lógica es que nadie quería quedar en el extremo de ninguna postura política, lo que condujo a que los partidos políticos perdieran su esencia y permanecieran inmersos dentro del fango de la socialdemocracia. En el caso colombiano, el Partido Conservador y el Partido Liberal tenían planteamientos tan similares que era imposible diferenciarlos, creando un descontento dentro de sus bases electorales que les acarrearía perder cada vez más adeptos. Hoy, ya no representan el pensamiento de nadie.

EL NACIMIENTO DE LOS CAUDILLOS

Ante la traición ideológica por parte de los partidos políticos para con sus militantes, las personas comenzaron a seguir personas afines a sus pensamientos en cada rincón del continente.

Esa fue la razón por la cual un Alberto Fujimori logra la Presidencia del Perú por un partido minúsculo en el espectro político del país inca; Hugo Chávez alcanza la Presidencia de Venezuela, luego de ser un militar golpista amnistiado por el Expresidente Rafael Caldera; En Colombia llega a la Presidencia el otrora miembro del Partido LiberalÁlvaro Uribe Vélez, el cual se lanzó en la búsqueda del beneplácito de los votantes como candidato independiente; Luiz Inácio “Lula” da Silva llega a la Presidencia de Brasil por un partido de trabajadores sindicales y a pesar de ser miembro fundador del Foro de São Paulo, en donde se reunieron todos los grupos y partidos políticos de tendencia socialistas y que, de una u otra forma, apoyaban al terrorismo del continente; en Bolivia asume el poder el líder cocalero Evo Morales y en un Uruguay el exguerrillero José “Pepe” Mujica; y así en cada uno de los países suramericanos, triunfaron esos caudillos que pretendieron instaurarse en el poder a perpetuidad, cual dictadores, durante parte de los primeros años de las historias republicanas de estos jóvenes países.

LA CAÍDA DE LAS ÁGUILAS

Con el desgaste propio que se da en las largas administraciones de los caudillos, sus ansias de permanecer en el poder los llevó a incumplir una a una sus promesas a la hora de jurar como mandatarios, y a irrespetar la Constitución de la República. Sin excepción, todos jugaron a modificar su Carta Magna para eternizarse en el poder o para modificar los modelos de país que permitieran que sus programas de gobierno se inmortalizaran en el tiempo.

Ese modelo conllevó a la caída de cada uno de ellos. Unos fueron castigados en las urnas, otros castigados por la misma justicia, y otros castigados por sus “compinches” en el poder legislativo que no les permitieron modificar nuevamente las ya manoseadas constituciones políticas para adaptarse a sus caprichos.

La nueva estirpe de mandatarios que asumió el control de los países en donde caían los caudillos, obviamente, no tenían el carisma ni la fuerza de sus predecesores, ni mucho menos las agallas de afrontar los problemas o las situaciones especiales que les permitió allanar su llegada al poder; se refugiaron en lo “políticamente correcto”, y así pudieron quedar bien con todas las partes y “pasar de agache” ante la historia que no los recordará con el paso de los años.

Algunos caudillos conservaron gran popularidad y pudieron hacer elegir a su sucesor ¡Ese es el mayor éxito de un político! Pero, nadie gobierna en cuerpo ajeno, y lentamente esos ciudadanos “ungidos” fueron desligándose de sus mentores, con la diferencia que su mediocridad no los dejó impregnar un sello propio y se quedaron como simples timoratos y como traidores para con los ciudadanos que votaron por ellos, anhelando que el caudillo pudiera permanecer en el poder detrás del trono.

LA DESOLACIÓN DEL CENTRO

Las personas sin carácter o sin determinación crean un problema de institucionalidad muy difícil de manejar. Los gobiernos ahora llamados “tecnócratas”, dejaron a un lado la parte visceral que tanto agrada a las masas. Un líder debe actuar, se debe mostrar y debe tener convicción, y aunque pueda estar muy equivocado en su planteamiento, las personas valoran su actitud y lo llegan a respetar.

Con los “tibios” gobernantes, en donde solicitarles una respuesta clara se convierte en una tarea casi titánica, los ciudadanos no comprenden que medidas o que soluciones a los problemas diarios van a ser aplicadas dentro de sus territorios, y mucho menos tienen certeza de lo que les puede pasar.

La toma de decisiones se convierte en una tarea indefinida; las acciones, en caso de aplicarse, son tomadas a paso de tortuga y los problemas son cada vez mayores, debido a que la inactividad de las medidas de los gobernantes carentes de posturas, alientan a que otras personas más audaces tomen iniciativas y provoquen caos institucional que siempre termina con muy malos resultados.

Un gobernante del cual no se conoce su ideología, es un gobernante que se queda en el medio de la nada y termina abandonado por todos. Reza el adagio popular: “no conozco la clave del éxito, pero la del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo”, y es precisamente eso lo que llevó a los Presidentes autodenominados de “centro” o “socialdemócratas”, a caer en el peor de los escenarios. Los que votaron por ellos se sintieron engañados porque no gobiernan bajo sus promesas de campaña, y los que no votaron por ellos, siempre los mirarán como un adversario político en el cual no se debe confiar.

No obstante, los caudillos dejaron el poder con altísimos niveles de popularidad, aunque hayan salido por la puerta de atrás; sus sucesores: los “tibios del centro”, salieron del poder humillados, repudiados y malqueridos por sus conciudadanos.

LA MUERTE DEL CENTRO

Si los máximos representantes del centro fueron los “tibios” que recién dejaban el poder, los políticos que son realmente animales en pro de su supervivencia, cambiaron la estrategia para tomar adeptos y así cumplir con sus objetivos, y se refugiaron en los extremos del espectro político, para desde allí, presentar posturas claras y digeribles por el votante promedio que está perdido en la búsqueda de descifrar a los candidatos en la época del “llano”.

Para una mejor compresión del lector, el término llano viene desde la creación de la Asamblea Nacional formada durante los eventos de la Revolución Francesa. Al ala reformista radical se le denominaba los jacobinos; y al ala que apoyaba a la monarquía y en términos generales era conservadora, se le denominaba los girondinos; y por últimos, los que no sabían que querían, los que estaban de acuerdo con un poquito de los unos y un poquito de los otros, los que no tomaban posturas claras, se les denominaba el llano. Hoy serían conocidos como “centro”.

Tras el colapso de la URSS como modelo hegemónico, el fin de las dictaduras militares de derecha y la desaparición de las guerrillas marxistas-leninistas o maoístas en todos los países del continente –a excepción de Colombia y Perú–, los nuevos candidatos confiaron en la falta de conocimiento de los electores y volvieron a hablar de las bondades de pertenecer al lado radicalizado del espectro políticos al cual son afines.

NOTA:

Cabe recordar que las mal llamadas “dictaduras de derecha”, tuvieron como elemento común un respeto al libre mercado –por eso les pusieron ese nombre, de DERECHA–, aunque durante su permanencia en el poder, las libertades individuales fueron completamente suprimidas y sus gobernantes fueron autoritarios en exceso; eso sí, en una menor medida que sus contra-partidarios dictadores de izquierda socialista-comunista.

Eso llevó a que hoy, un candidato que se autodenomine de centro, tenga pocas oportunidades de asumir el poder y la era de esos “tibios” haya terminado por el momento.

LUCHA DE EXTREMOS

Aunque suene paradójico, los políticos de hoy sólo difieren en las formas, ya que su fin es el mismo: llegar al poder a toda costa.

Es por ello que sus discursos son iguales: ofrecer bienestar sin esfuerzo, ofrecer desarrollo sin sudor y ofrecer trabajo sin inversiónel Estado debe dar TODO y las personas deben recibir “derechos” simplemente por el hecho de existir.

Los socialistas de armario ofrecen libertad y propiedad privada, algo que es completamente incompatible con su ideología basada en el colectivismo y la supuesta destrucción del individuo y la “ultraderecha capitalista y neoliberal”, a punta de subsidios y Estado de bienestar. Por su parte, los líderes de la mal llamada derecha, básicamente hacen lo mismo, traicionando así, sus ideales basados en los derechos individuales y en la premisa de la igualdad ante la ley.

Ese caos crea que esos extremos, aunque se vean así a primera vista, estén más cerca de lo que parecen. El asunto es que hoy hablan sin miedo de sus verdaderas intenciones, como en el caso de cuasi Presidente Pedro Castillo, quien dice que va a expropiar a los “monopolios”, sin siquiera tener un claro conocimiento de lo que esto significa.

DIVISIÓN DE LA CIUDADANÍA

Como consecuencia de esa lucha encarnizada, se ve cada vez más una polarización dentro de la sociedad. Las últimas elecciones efectuadas en Ecuador y Perú, demuestran que casi un 50% favorece a los candidatos más inclinados hacia la derecha y el otro 50% favorece a los candidatos más inclinados hacia la izquierda, y además, la evidencia dejó claro también, que en las segundas vueltas presidenciales los candidatos moderados o “de centro” desaparecen del juego político.

Esa triste realidad demuestra una fracturación como sociedad, debido a que no se sigue un mismo rumbo en el cual todos tiran para el mismo lado; esa lucha de clases impulsada por los socialistas de izquierda, y ese desenfreno de autoritarismo promulgado por los candidatos de derecha, estableció una brecha muy difícil de cubrir, en donde los puentes son cada vez más frágiles.

¿EXISTE UNA TERCERA VÍA?

Poco a poco va calando cada vez más la apuesta de un estilo de pensamiento que se basa en tres principios fundamentales, los considerados derechos inalienablesvidalibertad y propiedad privada, basados a su vez en el Principio de no Agresión, y que permiten que todas las personas, si respetan esos tres derechos, puedan vivir dentro de su sociedad ideal.

El tema de los liberales-libertarios toma fuerza en el sur del continente, y figuras de la talla de Alberto Benegas Lynch (h)Javier Milei y Axel Kaiser, están presentando una nueva forma de pensar en política, alejada de la simple dicotomía de derecha vs izquierda.

Si llega a ser diputado de la Argentina, el economista de la Escuela Austriacalibertario y orgullosamente capitalista: JAVIER GERARDO MILEI, será un buen punto de partida de dicha ideología como postura política para puede llegar a hacerse realidad y estar dentro de este juego… Pero ese tema, será para una próxima entrega.

Carlos Andres Echavarria Blandon
Carlos Andres Echavarria Blandon

Ingeniero Civil de la Universidad Nacional de Colombia y Especialista en Gestión para el Desarrollo Empresarial de la Universidad Santo Tomás. Empresario y asesor de diversas compañías nacionales; con experiencia en administración y desarrollo de las instituciones.

De tendencia libertaria minarquista, influenciado por la Escuela Austriaca de Economía. Apasionado por la historia, y que considera que el crecimiento de las naciones se basa en la libertad individual y el ahorro que impulsa el proceso creativo de las personas; permitiendo un bienestar general.

Detractor de las doctrinas que restringen las libertades individuales y opositor de los Estados que quieren intervenir en todos los aspectos de los seres humanos por fuera de sus únicas dos responsabilidades: seguridad y justicia. Desea transmitir las bondades del capitalismo sobre cualquier otra ideología planteada hasta la fecha, donde el mercado libre ha sido la verdadera máquina diseñada para sacar personas de la pobreza.

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