Aquí en El Bastión siempre hemos preferido el camino de la crítica fundamentada, estructurada y con sentido: una decisión unánime del grupo que busca siempre la mejora del medio y del debate público en Colombia. Sin embargo, la política colombiana no da mucho de sí, lo que convierte esa tarea en un camino cuesta arriba de casi 90°. Y, para ejemplo de ello, hace pocos días el líder de la Colombia Humana hizo una demostración sin precedentes.
En un trino carente de hilos conductores reales, sin las bases más elementales sobre el conocimiento de cómo funciona el Banco de la República, adjudicando cifras de dudosa calidad y usando vilmente la tragedia del pueblo afgano, Petro mencionó:
Hilarante ¿Verdad? Pero es real, y este amasijo de incongruencias, mentiras y acusaciones ha causado más que todo risas y burlas. Cosa que me tranquiliza –ciertamente–, pero de todas maneras que corresponde refutar y controvertir, así que aquí estoy para exponer uno a uno los puntos.
“EL GRAN ERROR”
El trino comienza señalando que ha existido un “gran error” por parte del Presidente Iván Duque y la Junta Directiva del Banco de La República en el manejo de la crisis económica causada por las extendidas cuarentenas; argumentando, además, que se les olvidó a ambas partes las “valiosas” lecciones económicas de Keynes.
Dato mata relato
Sin entrar en mayores complicaciones, la principal acción que Keynes recomienda para “reactivar” la economía es que el Estado –con cualquiera de las tres formas de obtener dinero– lo inyecte de manera directa a las personas para así “incentivar el consumo”.
Una medida que literalmente se está haciendo actualmente, y para ejemplo de eso tenemos de manera directa a subsidios como familias en acción, ingreso solidario, subsidio a la nómina por COVID-19, entre otros. Estos son recursos monetarios que el Estado da para auxiliar a las personas en aras de sus necesidades que se traducen económicamente en consumo.
De manera indirecta –o sea, recursos no líquidos a las personas– tenemos a “Mi Casa Ya” y las casas de interés social que también entran en la economía a las empresas, más exactamente, al sector que más empleo privado genera: la construcción. Y la cadena queda así: la empresa contrata personal, el empleado recibe sueldo, y el sueldo lo gasta en necesidades o en palabras cortas: consumo.
Si llevamos esto a cifras, para el 2021, el solo subsidio de ingreso solidario fue de COP$ 2,1 billones y, para el 2022, se proyecta un gasto de COP$ 6,6 billones, dando un total de COP$ 8,7 billones para el final de la administración Duque (Fuente AQUÍ). Ahora, para tener una idea mejor, le dejo de tarea el sumar el valor de los otros subsidios que he mencionado, y así verá cuánto se ha invertido en incentivos al consumo.
NOTA:
Para evitar a los cortos de mente de siempre, dejo en claro que esto NO es una defensa a la administración Duque; esto se debe entender simplemente como la recopilación y muestra de evidencia fáctica que refuta la afirmación de Petro. Las opiniones sobre el gobierno Duque las he expresado en otras instancias, y también lo haré en futuras columnas.
Ahora con el Banco
El Banco de la República (BanRep), aunque no es una institución totalmente de mi agrado, no ha realizado acciones temerarias o de dudoso fundamento durante esta crisis. Lo primero que hay que señalar es que la tasa de interés –a lo que le presta BanRep a los bancos comerciales– está en niveles bajos, 1,75% exactamente, lo que significa que, si bien no es un factor totalmente determinante, existirá una baja en la tasa de usura –lo que un banco comercial le presta a usted–.
Esto incentiva a que las personas soliciten créditos y puedan realizar compras, emprendimientos y gastos, ergo, consumo. Obviamente, esta es una medida cien por ciento keynesiana que, de hecho, es una de las más famosas –y también una de la más criticadas–. Pero por fuera de ese debate técnico, es falso argumentar que el BanRep ha olvidado a Keynes, por el contrario, lo está siguiendo al pie de la letra.
Lo que Petro quiere
Una deuda pendiente que tenemos con ustedes en El Bastión es explicar de manera sencilla el funcionamiento de los bancos, tanto públicos como privados, en Colombia. Un tema de crucial importancia para rebatir estas falacias, pero mientras ese pasivo se salda, vamos a comprender lo siguiente.
Existen varias formas para emitir moneda, pero las que están en discusión son dos: emisión CON respaldo y emisión SIN respaldo. Al respecto, algunos movimientos del BanRep si son equivalentes a la emisión monetaria, como deja en claro esta nota oficial. Sin embargo, estos movimientos siempre han estado respaldados por títulos financieros como las acciones de empresas privadas, bonos, títulos de deuda, entre otros.
El efecto de estas garantías busca, precisamente, evitar elevar los niveles inflacionarios y dar un mensaje de seriedad al mercado, entre otras cosas. Un punto por aclarar en este momento es que, para el caso particular de la crisis del año pasado, se usó lo que se conoce como Transferencia Temporal de Valores (TTV).
Estos son los supuestos 30 mil millones emitidos que los aciagos seguidores de Petro nombran a cada rato; sin embargo, lo anterior quedó contemplado en el Decreto No. 444 de 2020, articulo 4, inciso 3. Que, entre otras, el mismo Petro apoyó.
En cambio, lo que Petro quiere es usar este mismo método de emisión, pero que los títulos NO sean del mercado privado colombiano, sino de deuda del propio gobierno (el ejecutivo). O sea, crear de la nada títulos de deuda pública y que estos títulos sean adquiridos por el BanRep con dinero también creado de la nada.
Aunque ya esto por sí mismo representa un alto riesgo inflacionario, el mayor peligro recae en el circulo vicioso que genera; si se necesita más dinero, pues se emiten más bonos que se pagaran con más dinero sin respaldo, y así eternamente hasta deteriorar los bonos y el poder adquisitivo de la moneda.
Sobre los bonos es fácil entender que un bono imposible de cobrar es un bono que vale COP$ 0. Pero con la moneda hay que entenderlo de otra forma: lo primero, es que la moneda es un activo financiero y, por ende, sometido a la ley de oferta y demanda; y, lo segundo, es que un activo que existe en exceso pero que no es tan apetecido, simplemente empezará a bajar su precio hasta llegar, incluso, a valores negativos.
UN BREAK
Se que la anterior explicación pudo ser tediosa y algo extensa, pero es el punto más relevante de toda esta hilarante situación y quería ser lo más claro posible. Por ello, decido dejar hasta aquí este “análisis” de tal exabrupto y dejar las risas y las burlas para una segunda parte que llegara muy pronto. Hasta entonces.