LA POLÍTICA DE LA DEPRECIACIÓN

En el 2021 la depreciación del peso colombiano frente al dólar americano fue de cerca del 16%. Es decir, en todo 2021, el peso se depreció USD$ 548,66.

Cuando el Banco de la República de Colombia anuncia una relajación de su postura monetaria, los participantes en el mercado de divisas reaccionan rápidamente, vendiendo la moneda nacional en favor de otras monedas, lo que da lugar a una depreciación del peso colombiano. Aunque existe una diferencia entre devaluación y depreciación, por simplicidad, acá las trataremos como sinónimos.

Algunos foco políticos suelen sostener que la devaluación de la moneda es buena, pues “hace más atractivo a nuestro país para los compradores extranjeros, generando un incremento en las exportaciones, favoreciendo a los productores locales y manteniendo una balanza comercial positiva, ergo, se potencia el crecimiento de la economía nacional”. Lo cierto es que ese pensamiento está muy lejos de ser una realidad.

Si devaluar la moneda fuera la panacea para exportar más, Venezuela y Argentina serían los mayores exportadores del mundo –cosa que no es así–. Según el OEC (Observatorio de Complejidad Económica), las principales exportaciones de Colombia son: petróleo crudo (USD$ 13 mil millones), briquetas de carbón (USD$ 5,62 mil millones), petróleo refinado (USD$ 2,91 mil millones), café (USD$ 2,38 mil millones) y oro (USD$ 1,48 mil millones), exportando principalmente a los Estados Unidos (USD$ 12,4 mil millones), China (USD$ 4,58 mil millones), Panamá (USD$ 2,35 mil millones), Ecuador (USD$ 1,96 mil millones) y Brasil (USD$ 1,47 mil millones).

Es decir que Colombia exporta principalmente commodities, que son una materia prima para los bienes finales o que consumimos normalmente. Por ejemplo, el petróleo crudo es materia prima para la gasolina o algunos maquillajes. Así las cosas, la devaluación de nuestra moneda no mejora nuestra balanza comercial, pues importamos ante todo refinado de petróleo (USD$ 3,62 mil millones), automóviles (USD$ 2,37 mil millones), equipos de radiodifusión (USD$ 2,13 mil millones), medicamentos envasados (USD$ 1,35 mil millones) y maíz (USD$ 1,09 mil millones). Es decir, exportamos materias primas que son relativamente baratas e importamos bienes finales de consumo que son relativamente más costosos. De este modo, la devaluación de la moneda no favorece a la inmensa mayoría de colombianos.

El economista Frank Shostak explica que al contrastar la política de depreciación de la moneda con una política conservadora en la que el dinero no se expande, bajo estas condiciones, cuando la reserva de riqueza real se esparce, el poder adquisitivo del dinero seguirá su ejemplo. Esto, en igualdad de condiciones, conduce a la apreciación de la moneda. Con la expansión de la producción de bienes y servicios y, en consecuencia, la caída de los precios y la disminución de los costos de producción, los productores locales pueden mejorar su rentabilidad y su competitividad en los mercados extranjeros, mientras que la moneda se está apreciando.

Cualquier manipulación del tipo de cambio de la moneda solo puede empeorar mucho más las cosas en lo que respecta a la asignación de recursos escasos.

NOTA:

Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado Libreta de Apuntes Noticias – Contexto, Análisis y Opinión by Ricardo Galán.

Jair Viana
Jair Viana

Director de Investigación de LIBERTANK. Analista económico y financiero, y columnista para varios medios con estudios especializados en políticas públicas, crecimiento económico y estabilidad. Amplia experiencia en gestión de activos, planificación financiera y macroeconometría.

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