De los desastres sistémicos
reconocemos cómo
el aleteo de una mariposa en el corazón,
puede hacernos perder el trabajo,
la cordura, incluso la vida.
En el desprendimiento de una cuerda,
también pudo haber muerto la canción,
que le recordaría a Miguel,
que la lluvia más que una algarabía de agua,
era un mensaje de que Susana
todavía pensaba en él.
Así, siempre estamos desarmados
ante el revés de las causas,
y nunca saldremos indemnes
del tribunal de los efectos.
Paradójico es
que tal vez en el próximo beso de amor que recibas
esté firmada tu sentencia de muerte.