¿Quién no posee, actualmente, redes sociales? Definitivamente, la virtualidad ha modificado en su totalidad cada una de las actividades humanas. Lejos quedó la época en donde la única forma para expresar ideas era mediante libros o periódicos matutinos. Hoy en día, estamos a tan solo un clic de saber lo que sucede al otro lado del mundo, y de toparnos con diversidad de opiniones, especialmente, de temas de carácter social.
Sin embargo, las redes sociales también han aumentado de forma exponencial ciertas conductas humanas que, previo al auge de la tecnología, solo se observaban en determinadas circunstancias. En esta ocasión me centraré en el fenómeno del tribalismo en redes sociales.
El tribalismo es, grosso modo, la tendencia del ser humano a exaltar las características del grupo al que pertenece, menospreciando, e incluso, en ciertas ocasiones, utilizando la violencia contra grupos contrarios.
El tribalismo ha evolucionado a lo largo de la historia humana. Hace diez mil (10.000) años la especie humana mantenía un espíritu tribal frente a otros grupos para satisfacer necesidades primarias, como alimentos, agua o una posición geográfica más favorable. En la edad media, las conductas tribales se manifestaban a través de las guerras santas, en donde existía una férrea intolerancia a la disidencia religiosa y a culturas con características distintas.
A pesar del gran proceso social y económico que nos rodea en pleno siglo XXI, el tribalismo es aún un protagonista relevante en nuestra sociedad. En redes sociales nos topamos con grupos extremistas, tanto de izquierda como de derecha, que se dedican a insultar y difamar a personas con opiniones contrarias. Asimismo, muchos de ellos pertenecen a las denominadas burbujas virtuales, que son espacios artificiales generados por el algoritmo de las plataformas virtuales en donde se comparte la misma información –muchas veces tergiversada o falsa– y similares opiniones, reafirmando y en muchas ocasiones radicalizando el punto de vista de los usuarios.
El tribalismo es contrario a los principios que pertenecen a un orden social liberal. Si bien en redes sociales no se hace uso de la violencia física como en épocas antiguas, sí existe una tendencia a la anulación de la diversidad y la pluralidad, no solo política o ideológica, sino cultural, religiosa, o inclusive sexual. Hay dos (2) consecuencias lógicas del tribalismo que minan por completo la libertad:
- La homogeneización de las personas en un pensamiento único o en una única conducta aceptada por el grupo mayoritario o más fuerte.
- La supresión de la individualidad al estar a merced de lo que diga la tribu, limitando así el razonamiento propio.
A todo esto, resulta imperante recordar las sabias palabras de John Stuart Mill, en su ensayo Sobre la libertad (Alianza Editorial, 2013 – obra original publicada en 1859), acerca del libre intercambio de ideas y de su importancia para el progreso humano. Él decía que:
Como liberales debemos ser ejemplo en redes sociales y no dejarnos llevar por tribalismos o radicalismos. Nuestro compromiso es con la razón y la verdad. Claro está, siempre tendremos ideologías que marcarán la manera en la que vemos el mundo, lo cual es totalmente aceptable, pero esto no es motivo para reducir el debate público y el libre intercambio de ideas. Que no nos gane la pertenencia que sentimos a un grupo, al contrario, que prevalezca siempre nuestra individualidad.