EL MEJOR JEFE DE CAMPAÑA DE LA IZQUIERDA

Para nadie es un secreto lo cerca que esta Colombia de sufrir un gobierno liberticida, totalitario y agresivo con todo lo que huela a propiedad privada. Cada día, son más los candidatos que comulgan con estas ideas; y aunque históricamente la izquierda nunca se ha juntado ni para comprar el pan, esta vez posee un jefe de campaña totalmente excepcional.

Uno que se ha esmerado, día a día, en hacer valer más las promesas vacías de “justicia social” e “igualdad” gracias al paupérrimo trabajo realizado. Este poco misterioso y talentoso jefe de campaña, para desgracia de todos es Iván Duque Márquez: Presidente de la República de Colombia.

EL TINTICO, EL PINTADITO Y… EL PERIQUITO

En un país tan dependiente de las figuras de autoridad, el Presidente debe ser la máxima expresión de respeto, templanza y seriedad. No me refiero a ello como algo necesario y mucho menos bueno; pero desconocer esta realidad en la praxis política supone dar “papaya” y, ser el “comedero” de una “oposición” carroñera experta en crear indignación social como lo son Petro y compañía.

Para ejemplificar, sólo colocaré uno de los episodios más lamentables durante el confinamiento severo: en una muestra suprema de desconexión con lo que debería anuncia alguien de su cargo, Duque, en junio de 2020, propone una “campaña para interiorizar las medidas de distanciamiento” basada en una carita feliz –color verde– y una carita molesta –color rojo–.

No perderé el valioso tiempo de ustedes –queridos lectores– en tratar de explicar semejante despropósito. Así que les dejo el video que desató una ola de memes que, aún hoy, todavía sigue viva y alimenta esa falsa sensación de que vivimos en un país con un Estado ausente y poco interesado en intervenir en nuestras vidas.

Para los que se preguntan el porqué del subtítulo de esta sección, lo hago en honor al que, a mi parecer, es otra de las grandes muestras de su desconexión con el cargo que ostenta. En un discurso sobre el reconocimiento de Colombia como país cafetero, empiezo a mencionar tres de los múltiples sobrenombres que la bebida tiene: el tintico, el pintadito y… el periquito.

Aunque es correcto que estos nombres existen, sólo una persona que decide –deliberadamente– omitir la realidad, menciona el término “periquito”. Y digo deliberadamente, porque es imposible que él no sepa que su partido es fuertemente señalado por nexos con el narcotráfico, que Colombia es un país que ha sufrido mucho por este flagelo y que, era más que obvio; que la prensa, los detractores y cuanto burlón exista, explotarían semejante imprudencia.

CRISIS DE LIDERAZGO

A sabiendas que, en El Bastión somos constantemente críticos con el “Uribismo” y su “socialbacaneria”; debo admitir que el líder natural de dicha organización: Álvaro Uribe Vélez, tiene toda la razón en acusar a Duque –su creación– de no poseer un ápice del liderazgo que el puesto de presidente exige.

Es lamentable ver a un Presidente sin el carácter necesario para señalar los peligros que traen el progresismo y la izquierda; siendo peor, cuando sólo calla ante su discurso. Ese mismo progresismo que hace poco, en cabeza de Petro, pero también de Fajardo y otros más, propusieron una impresión directa e inorgánica de quince billones de pesos. Para colmo de males –y que se me es imposible dejar pasar–, ese silencio es cómplice porque ellos, el Uribismo, simpatizan con dicha propuesta.

Esa misma que ha sumergido en la peor miseria a países como Venezuela y Argentina –pero ese es un cabo que amarrare más adelante–. Al margen de ello, esta carencia de liderazgo hace que los candidatos con ese talento innato para la manipulación, tomen cada vez más fuerza. Incluso llegan a más personas, y al no tener mayores resistencias, se sienten empoderados para lanzar cuanta locura se les ocurra por la cabeza como propuesta.

Un presidente sin norte político

Dentro de esta misma categoría, está la patética posición de ser de “extremo centro”. No es necesario entrar a analizar si dicha posición existe en el espectro político o si hay exponentes académicos. La realidad es que lo dijo para buscar esa tan anhelada aprobación de todos los sectores; cosa en la que falla y fallará estrepitosamente siempre. Como resultado, el salir con esa afirmación dejo claro que; primero, en este país no existe realmente una contraposición a la socialdemocracia y; segundo, que él no será el presidente que inicie dicha oposición, siendo garantía del continuismo que tiene hasta el hartazgo a los colombianos.

Por otro lado, esto sí ha servido para que la “oposición” explote ese hartazgo, ganando terreno y usando su norte político. Van proponiendo basados en los delirios que creen; y avanzan siendo totalmente tajantes e irreflexivos con su contraparte –nosotros–. Dejando claro que, de llegar a una posible administración suya, no habrá ni un solo canal de comunicación o diálogo. Este círculo destructivo se cierra por el pálido y sordo silencio del Presidente, al que le preocupa más la aprobación de sus más agresivos detractores, que la de fortalecer o crear una defensa política de las libertades individuales; en especial la económica.

LA PERMISIVA ACTITUD CON EL POPULISMO

Colombia está sumergida en una ola populista como nunca antes se había visto. En Bogotá tenemos a Claudia López, ganadora al premio “El peor político del año; edición 2020”; entregado por El Bastión por méritos en: destrucción del sector privado, priorizar el gasto público para mejorar su imagen en vez de usarlo para ampliar las UCI’s y, como no podía faltar, mayor creación de caos por toma de medidas improvisadas y descontextualizadas.

Mientras tanto, en Medellín, está Daniel Quintero Calle, mejor conocido como “pinturita”. Otro hacedor de caos y crisis por las medidas improvisadas, una administración con nepotismo puro y con los clásicos proyectos vacíos pero de alta carga emotiva. Para conocer más de este último personaje, les dejo una lista con todos los artículos que hemos publicado sobre él:

• EL HIJO DEL TRICENTENARIO | PARTE 1
• EL HIJO DEL TRICENTENARIO | PARTE 2
• UN FRACASO LLAMADO DANIEL QUINTERO CALLE
• QUINTERO CALLE: EL SABOTEADOR

La ciudadanía, cansada y molesta, ante tal despliegue de incompetencia y ruindad, decidió –muy coherentemente– emprender procesos revocatorios en miras de evitar mayores daños. Ante tales hechos se supondría que, como mínimo, el Jefe de Estado tomaría una postura sensata, fría y equilibrada de la situación. Era un craso error tomar cualquier postura, sobre todo, viendo lo sucedido al hoy exdirector de Fenalco Antioquia: Carlos Andrés Pineda, quien perdió su puesto por participar como contradictor de dicha revocatoria; las advertencias estaban. Sin embargo, puede más el hambre de aprobación que la sensatez, y hace pocos días, Duque dijo:

Pero se equivoca ¡Si es tiempo de revocatorias, luchas y cambios! De hecho, son estos tiempos adversos los que propician la metamorfosis que tanto necesitamos. Es ahora de desechar lo que no sirve, de eso que trae miseria y pobreza, y erigir una nueva sociedad bajo cimientos más libres. Es momento de asumir, con tristeza, el precio de ese populismo, y salir de él de una vez y por todas. De lo que NO es momento, es de tibiezas o cobardías, porque esas son las que están haciendo la mejor campaña a la izquierda colombiana y, como bien sabemos, una vez instalada en el poder, sólo con sangre se es capaz de quitar.