Hace un mes, aproximadamente, insté mediante este espacio a que los liberales de Occidente se tomaran un tiempo para analizar a los personajes que rodean a Agustín Laje, de tal forma que puedan sacar sus propias conclusiones sobre ellos y, además, cuestionar su proceder –y de paso cuestionarme a mí también. En ese momento expliqué a grandes rasgos quienes son y los ideales en materia política y económica que los mueven; hoy quiero, aprovechando la coincidencia con la no muy lejana celebración del “Día de la Hispanidad” –de los acontecimientos insigne para estos– mencionar a algunos y destacar una que otra de sus más notables incongruencias.
La Nueva Derecha –ultramontanos– que levanta como “nadie” las banderas del liberalismo económico –según ellos– se caracteriza, entre muchas cosas, por el gran amor que le profesan a la “cultura occidental”; sin embargo, echan mano de una paranoia asociada a la supuesta “Leyenda Negra” difundida por los movimientos indigenistas más obstinados y con los cuales, aclaro, no comulgo en lo absoluto, pues son manifestaciones culturales de la izquierda progresista y el socialismo. Y si no me creen, basta con darle un ojo a este reciente artículo escrito por una de sus más representativas figuras: Vanessa Vallejo (Vanessa Araújo Vallejo en realidad, pasa que como toda activista política con delirio de rockstar, opta por colocarse un nombre artístico lo sobradamente sonoro y acorde con su personalidad). Sobre Vallejo es mucho lo que puede decirse, pero tampoco pretendo darle visibilidad a una engreída de su nivel; con nombrarla es suficiente para notar que su perfil encaja perfectamente con el que yo expuse semanas atrás.
La “falsa Leyenda Negra” que tanto se esfuerzan en desmitificar, al punto de hacerla ver como la “Era Dorada de Occidente” y como la única heredera posible de la tradición grecorromana y cristiana, se ha vigorizado con la presencia en el campo académico de mediocres de la talla de Jesús G. Maestro, de videos del difunto Gustavo Bueno (padre filosófico del partido político español Vox) y María Elvira Roca Barea, esta última, autora de libros como Imperiofobia y leyenda negra: Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español (Siruela, 2016), el cual, a título personal, solamente recomiendo sea leído como material de estudio para interpelar a todos estos arrebatados seres. La verdad, esa fijación que tienen con los tiempos de la conquista de América, fuera de convertirlos en acérrimos enemigos de todo lo que implique el protestantismo cristiano o la cultura no mediterránea, se debe a una negación de hechos históricos que todavía les resulta imposible de aceptar –o superar– como la derrota de la “Armada Invencible” (1588) y la guerra de los Ochenta Años (conocida también como la guerra de Flandes o la guerra de independencia de los Países Bajos, en la que se enfrentaron las diecisiete provincias de los Países Bajos contra su entonces soberano Felipe II de España) producida entre 1568 y 1648.
En ese sentido, no sorprende que para la “Nueva Derecha” la libertad religiosa no aplique, incluso si no se cree en nada o no se niega plenamente la existencia de una entidad suprema (ateísmo y agnosticismo, correspondientemente), salvo contadas excepciones como las del filósofo argentino Jonathan Ramos (a quien estos, continuamente, lo señalan de forma despectiva por la fe que profesa y su manera de expresarla en su canal de YouTube), el desacreditado periodista y antropólogo colombiano Ricardo Puentes Melo, o la misma Vallejo. De resto, todos sus miembros promulgan abierta y descaradamente su credo ultracatólico casi como un fetiche, bien sea porque lo ponen por “dicho y obra” o porque lo usan conveniencieramente (ateos o “deístas” que simpatizan con autoritarismos fundamentados en el catolicismo), así como su marcado antisemitismo. Los que más resaltan por esto son Javier Villamor (periodista español), Samuel Ángel (activista provida colombiano), Horacio Giusto Vaudagna (autor argentino y co-creador de la Fundación Libre de Agustín Laje), Mamela Fiallo Flor (columnista ecuatoriana del portal PanAm Post residente en Argentina y miembro asimismo de la fundación en mención, pro Palestina además), Nicolás Morás (youtuber, periodista y activista social por los derechos de los varones ante la “opresión feminista”; muy cercano a Laje también y que tiene estrechos vínculos con los iraníes a través del portal HispanTV Noticias), Alejandro Ordóñez (Ex Procurador general de la República de Colombia y actual embajador del gobierno ante la OEA), Santiago Giraldo (prospecto de youtuber proveniente de Colombia quien, hace poco, se reunió con el Pbro. argentino Javier Olivera, hispanófilo igualmente, en un video en el que demandaron “piadosamente” que Javier Milei y otros liberales fueran “evangelizados” y “desatados de su pecado”), Gian De Biase (politólogo venezolano exiliado, paradójicamente, en los Estados Unidos, y que se dedica a desvirtuar la teología y la filosofía mediante la propaganda de su credo), Andrés Orbea (activista “paleolibertario” ecuatoriano) y Nicolás Márquez (el eterno compañero, o quizás algo más, de Laje), entre otros.
Destaca también, entre sus múltiples incoherencias, que usen a Murray Rothbard como uno de sus principales referentes, especialmente en materia económica; para su desgracia, el mismo Rothbard en su obra Historia del pensamiento económico (1995), desmitifica la ilusoria grandeza de la España conquistadora que ellos tanto se han encargado en exhibir. En palabras del mismo Rothbard: “La aparente prosperidad y rutilante poder de España en el siglo XVI resultaron ser falsos y una ilusión a largo plazo, pues se basaron casi totalmente en la afluencia de plata y oro de las colonias españolas en el Nuevo Mundo” (Fuente AQUÍ). La “Nueva Derecha” se ha valido del paleo-libertarismo de Rothbard como un Caballo de Troya para inocular, con una particular sutileza, los enfermizos ideales que los gobiernan. Sin duda, instituciones orgánicas como las familias y las empresas son prioritarias en nuestra sociedad, y hacen las veces de escudo para proteger al individuo frente al avance de cualquier Estado totalitario; no obstante, la forma en cómo los ultramontanos manipulan la retórica concerniente a estas instituciones y a la promoción que el paleo-libertarismo hace de las mismas, es a lo que realmente debe prestársele atención. Al igual que los progresistas, disfrazan la claridad de oscuras intenciones.
No es casualidad tampoco, que en el seno de la “Nueva Derecha” se haya anidado algo tan peligroso como los activismos anti-vacunas y anti-evolución (anti-ciencia en verdad), la divulgación acérrima de teorías conspiranoicas carentes de rigor y enfoque e, inclusive, cercanía con movimientos neonazis que, en el caso de algunos medios, han gozado de una sospechosamente amplia visibilidad. En ese activismo anti-científico basta mencionar a la popular médico y activista provida argentina Chinda Brandolino y su cercanía con el grupo de los mal llamados “Médicos por la Verdad” comandado por el alemán Andreas Kalcker, el ingeniero peruano Miklos Lukacs que promociona una serie de remedios de dudosa efectividad y es uno de los mayores divulgadores de un imaginario “Gran Reinicio” como conspiración asociada a la pandemia, y al abogado e influencer político colombiano Alejandro Bermeo (quien formó parte del grupo de personas que en un video convocaron a una movilización oponiéndose a la vacunación contra el COVID-19 el pasado 18 de septiembre en ciudades como Bogotá, Medellín y Barranquilla y en más de 150 ciudades en 40 países), por no hablar de un montón de cuentas en redes sociales que replican, incluso, teorías de conspiración tan peligrosas como QAnon.
En ese orden de ideas, la conspiranoia cuenta en sus filas con personajes como el ya nombrado Ricardo Puentes Melo (quien, en una entrevista reciente con Bermeo, planteó que el maoísmo gobernaba a Colombia en la actualidad; posturas cada vez más conspiranoicas que surgieron después de la polémica con respecto a las donaciones que recibía de su mecenas en los Estados Unidos) y el entomólogo chileno Alexis López Tapia, quien detrás de su “revolución molecular disipada”, tan popular hace unos años, esconde una nada disimulada simpatía por el nacionalsocialismo. Y ya que se anda hablando de neonazis, recordemos cómo Chinda Brandolino no sólo es aliada del conspiranoico antisemita Adrián Salbuchi (argentino también) en su canal de YouTube TLV1, sino que compartió asimismo espacio en un homenaje al veterano nacionalsocialista mexicano Salvador Borrego (fallecido en 2018) con el líder del Ku Klux Klan David Duke, el “mártir” del movimiento neonazi español Pedro Varela Geiss, el fundador de Metapedia Walter Romero y el negacionista del Holocausto Ernst Zündel. Pero, la cercanía de Zündel, uno de los personajes más importantes del movimiento neonazi, con la “Nueva Derecha” latinoamericana no acaba allí… Cristian Rodrigo Iturralde, historiador “revisionista” de origen argentino que mezcla la defensa del hispanismo con la supuesta “batalla cultural”, a la par participó en el homenaje a Borrego y entrevista a ese neonazi que, mientras publicó durante décadas un montón de panfletos llenos de prejuicios (tal y como los que escriben personajes de la talla del mismo Iturralde, Laje, Márquez y demás ultramontanos), pidió que prohibieran la película La lista de Schindler como “discurso de odio”.
Para ir finalizando, ¿por qué será que estos personajes, siendo tan anti casi todo: antisemitas, anti-vacunas, anti-evolución y anglofóbicos a ultranza (por los hechos históricos que ya dije no han podido superar, cosa que los hace acercarse en no pocas posturas a lo que hacían los nazis para desprestigiar a los ingleses) ejercen una devoción fanática por déspotas como Donald Trump (ejemplo de ello AQUÍ)? ¿A qué se debe ello? Evidentemente, porque han instrumentalizado la búsqueda legítima, ineludible y cada vez más relevante de la libertad –económica principalmente– disfrazándola de la necesidad de un autócrata que rija absolutamente todo. La secta ultramontana, “Nueva Derecha” o como les plazca llamarlos son nuestros enemigos internos: nuestros enemigos íntimos, conservadores ortodoxos que tienen una obsesión patológica con imponer su visión subjetiva de la moral y el orden mediante un Estado tan o más arbitrario que el que proponen los socialistas. Ergo, son enemigos de la libertad, y tienen que ser tan expuestos y señalados sin reparos por su mal proceder tal cual se hace con los más terribles izquierdistas, puesto que su objetivo más irrisorio se basa en mantenerse como la oposición frente a una eventual dictadura comunista y erigirse, como Viktor Orbán en Hungría, en “defensores de la libertad”.
Dicen ser los auténticos promotores del “verdadero liberalismo”, aunque no son más que liberales de dicho y totalitarios de facto.
AGRADECIMIENTOS:
La realización de este artículo no hubiese sido posible sin la colaboración de Andrés Sánchez, profesional en estudios literarios y docente e investigador independiente.
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