REFERENCIA SOBRE LA IMAGEN DESTACADA:
Redacción CLARÍN. (7 de mayo de 2018). El trágico final del hombre que se negó a saludar a Adolf Hitler. [Figura]. Recuperado el 8 de abril de 2021, de La Vanguardia – Últimas noticias, actualidad y última hora en Catalunya, España y el mundo: https://www.lavanguardia.com
Desde hace mucho tiempo, entre liberales y libertarios se discuten teorías económicas, filosofías jurídicas, lógicas proposicionales y, por supuesto, doctrinas políticas. Esto puede ser muy desafiante para el ciudadano común, que sólo quiere resolver sus problemas prácticos de convivencia, justicia y sobrevivencia. Hoy veremos porque no es necesario ser intelectual para ser libertario.
NOTA:
Esta es la quinta entrega de una serie de columnas referidas a la esencia del libertarismo, qué tan coherente es o puede llegar a ser, y su afinidad o no con otras filosofías. Para poder comprenderla mejor, te recomendamos la lectura de las cuatro anteriores:
- Haz clic aquí para leer la primera entrega: La regla de oro del libertarismo.
- Haz clic aquí para leer la segunda entrega: Ser liberal y conservador al mismo tiempo ¿Una locura?
- Haz clic aquí para leer la tercera entrega: Libertarismo y Progresismo ¿Una atracción fatal?
- Haz clic aquí para leer la cuarta entrega: Desde la teocracia hasta la ideología de género: un mismo infierno.
INDIVIDUALISMO: BASE DEL LIBERTARISMO
Como hemos visto, con el maestro Alberto Benegas Lynch (h) se nos indicaría que el liberalismo es el “respeto irrestricto al proyecto de otro”, que en términos prácticos es permitir que cada quien se desarrolle según sus criterios personales, siempre y cuando no se interponga a los límites de la libertad del otro. Se permite y respeta al otro ser un individuo, integrado, y no se busca disociarlo ni nada por el estilo. Y cada uno de nosotros nos reconocemos como un ser individual: un ser con características muy especiales.
El primer requisito para entender esta filosofía política, es que los seres humanos somos indivisibles, donde tanto la parte espiritual, como la psicológica y la física, van incorporadas de tal manera que hace a otro ser humano totalmente diferente a cualquiera de la misma especie. Esta es una verdad inocultable y evidente a todo ser humano, llevándonos a su vez, a las condiciones políticas por las cuales una persona puede ser un individuo.
INDIVIDUO, LIBERTAD NEGATIVA Y RESPONSABILIDAD
Para poder ser indivisible, se necesita un requisito fundamental que es el de ser libre. Usando el concepto de libertad negativa, el cual nos dice que un ente es libre cuando no tiene obstáculos para ejecutar sus acciones. El ejemplo clásico: cuando una persona se quiere dirigir de un sitio a otro, sino existe obstáculo para ir hacia allá, se puede identificar como un ser libre. Esto parece elemental, y esta columna se puede indicar como elemental, pero sin estas bases no podremos avanzar en un estudio del liberalismo.
Al no tener un obstáculo, el ente es libre de entrar a cualquier proyecto o curso de acción. Y lo que nos dice la experiencia es que personas libres pueden escoger mejor, siempre que haya información suficiente y no se presenten incentivos negativos para actuar. Los resultados de ser libres son impresionantes, desde grandes obras de arte plástico, estructuras arquitectónicas, piezas musicales increíbles, teoremas matemáticos, teorías científicas, tratados filosóficos, hasta también cosas comunes como una mejor herramienta, un mejor diseño de un aviso, una mejor técnica en un taller mecánico, y muchísimas cosas más. Pasa que como somos seres libres, podemos escoger entre lo bueno y lo malo; y en esto podemos hacer genocidios, robos, violaciones, imponer esclavitud, estafas y una larga lista de acciones malignas.
La pregunta que nos surge es ¿Cómo la libertad puede asegurar el mejor camino? Y la respuesta es incorporar la responsabilidad como componente del individuo. La responsabilidad significa poder responder por los actos de uno mismo. El primer límite para escoger lo malo es a través de ser responsable, pero esto tiene que estar definido de manera objetiva. Aquí entra el tema de la moral o ética y el derecho, que de acuerdo a lo que hemos visto en artículos anteriores, según el derecho natural, es la base de toda posibilidad de construir una sociedad.
NÚCLEO DE LA SOCIEDAD
Tal como diría Aristóteles: “somos seres sociales por naturaleza”; así, que no sólo imponiendo límites morales y legales a los individuos, construyes una sociedad. Sino también a través de un conjunto de estructuras que van teniendo cierto tipo de jerarquía. La primera de ellas, que muchos liberales no toman en cuenta, y se sorprenderían de saberlo y entenderlo, es que la primera institución que crea la propiedad privada es la familia, donde a través del trabajo mancomunado y la herencia, va creando redes de propietarios que se multiplican; no por nada, las mayores empresas del mundo en su génesis y desarrollo posterior, son empresas familiares. Pero, además de la creación de valor económico, existe la posibilidad de transmitir valores morales que nos enseñen los límites a la acción del ser humano. La familia es fundamental; sin ella, la sociedad se iría al garete.
Después de las familias, tendremos otras estructuras intermedias como son las iglesias, universidades, colegios, clubs deportivos, y varios más, que son asociaciones voluntarias, cuya función principal es crear sentido de pertenencia y transmitir valores morales, convirtiéndose en base de la idiosincrasia de las personas.
Finalmente, tenemos al Estado, el cual está mas que estudiado desde el mismo siglo XVII (con Hobbes y Locke) en adelante, por lo cual no profundizaremos mucho en esta instancia. Sólo se puede definir como el monopolio institucional de la fuerza. Y por ende, es el que tiene la mayor posibilidad de obstaculizar la acción del ser humano, es decir, la de esclavizarlo.
FINES Y SATISFACCIONES
La idea de tener un curso de acción propio es conseguir una meta, y eso nos da satisfacciones. Pero podemos identificar dos tipos de satisfacciones, que nos hace recordar en algo a Hegel: la satisfacción del esclavo y la del amo o ser libre. La primera la podemos identificar, con la alegría de un niño que, en su inmediatez de conseguir atención o algún dulce, se contenta y deja de llorar. El esclavo es igual, al su amo darle un tipo de beneficio (mereciéndolo o no) se consigue un aumento del bienestar personal. ¿Cuál es el problema de todo esto? Que tiene un precio alto, porque la satisfacción es a muy corto plazo y con la consecuencia de que no tienes posibilidad de desarrollar tu curso de acción propio; no hay respeto hacia él, por ende, es contrario a todo tipo de liberalismo. En cambio, la satisfacción del amo o ser libre, es la misma del adulto que al tener posibilidad de crear con su cerebro y manos algún tipo de proyecto, su satisfacción no se basa en el corto plazo, sino en la trascendencia de su obra. Por algo la tradición cristiana, tanto en su versión católica (en la persona de Benito de Nursia, y su regla monacal benedictina en su doctrina sobre el trabajo) como en la versión protestante (con la ética calvinista); veían en el trabajo el desarrollo del ser humano y, además, la posibilidad de conseguir su propósito en él.
CONCLUSIONES
Si entendemos que tanto el individuo, la libertad, la responsabilidad y la sociedad son parte constitutiva del libertarismo, podremos empezar a entender que para ser miembro de esta filosofía política no se necesita de manera impositiva ser economista, abogado o filósofo, o cualquier otra carrera universitaria metida en la academia. Si una persona entiende que es un individuo único en su mundo, que tiene la libertad para escoger su proyecto de vida, sin atropellar la de los demás, y que al final del camino, la mejor satisfacción está en lograr las metas sin mayores obstáculos, entonces tenemos a un liberal/libertario de primera mano.
En próximas entregas, empezaremos a analizar los diferentes enemigos del libertarismo de manera detallada, para poder identificarlos y no dejarse asombrar por falsas ideologías tiránicas vestidas de liberales.